Llamada para una dimisi¨®n
Cr¨®nica de c¨®mo se gest¨® la renuncia del secretario general del PSM, Rafael Simancas, tras la crisis de los resultados electorales
Los 40 hombres y mujeres esperaban reunidos en torno a la mesa. El reloj se acercaba a la una de la tarde del lunes 4 de junio cuando entraron los cuatro dirigentes. Estaban visiblemente afectados, seg¨²n algunos testimonios. Rafael Simancas, secretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM), con el rostro demudado, iba rodeado de la terna de su m¨¢xima confianza: el vicesecretario general, Antonio Romero; el secretario de Organizaci¨®n, Andr¨¦s Rojo, y Ruth Porta, responsable de Pol¨ªtica Institucional.
Tras tomar asiento, Simancas avis¨® de la inminente disoluci¨®n de la Comisi¨®n Ejecutiva Regional que le escuchaba. "Algunos de vosotros me convencisteis de que deb¨ªa seguir tras las elecciones, pero hoy he tomado la decisi¨®n de recuperar mi primer impulso de dimitir", anunci¨® sereno. "Mi decisi¨®n es irrevocable". Hac¨ªa apenas media hora que el ya ex secretario general del PSM se hab¨ªa reunido en La Moncloa con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Una hora despu¨¦s, explicar¨ªa su marcha como una "decisi¨®n personal" y una reflexi¨®n "durante las ¨²ltimas horas".
"Veinte a?os perdiendo elecciones son muchos a?os", aventuran en la direcci¨®n socialista
El pulso del fin de semana no agrad¨® en Moncloa ni en algunos despachos de Ferraz
Pero la decisi¨®n no fue ¨²nicamente suya y comenz¨® a gestarse d¨ªas antes. Porque Simancas plante¨® su dimisi¨®n y no encontr¨® oposici¨®n en el secretario general de su partido, Zapatero, el mismo que tan s¨®lo una semana antes le hab¨ªa convencido de que deb¨ªa continuar hasta despu¨¦s de las elecciones de 2008. Se trataba de evitar turbulencias internas que pudieran aguar al presidente la campa?a electoral. Algo debi¨® precipitar que Zapatero cambiara de opini¨®n. "Veinte a?os perdiendo elecciones son muchos a?os", aventuran en la direcci¨®n socialista.
Otras fuentes del partido se?alan que Zapatero ya hab¨ªa dado vueltas, antes del fin de semana pasado, a la idea de que una gestora dirigiera el PSM. Una primera clave se halla en el discurso que el aspirante socialista a alcalde, Miguel Sebasti¨¢n, la primera cabeza que rod¨® tras el batacazo electoral, pronunci¨® al anunciar su marcha el d¨ªa 30.
"Es cierto que mi compromiso era mantenerme al servicio de los madrile?os, pero quiero contribuir a que la recuperaci¨®n comience pronto. Soy consciente de lo que piensan muchos militantes, que esperan y desean una profunda, profunda e inmediata, renovaci¨®n del partido. Yo no quiero ser un obst¨¢culo", afirm¨® Sebasti¨¢n, que la noche anterior se hab¨ªa reunido con Zapatero. Seg¨²n esta versi¨®n, la marcha de Sebasti¨¢n fue el mecanismo imprescindible para la posterior salida de Simancas. Sus palabras revelan una estrategia pol¨ªtica y desbaratan la teor¨ªa de dos dimisiones sin relaci¨®n.
El origen de la visita de Simancas a La Moncloa es clave para defender una u otra hip¨®tesis. ?Qui¨¦n llam¨® a qui¨¦n?
Si fue Zapatero a Simancas, formar¨ªa parte de un plan y, si fue al rev¨¦s, de otro. Pero nada se entiende sin revisar los movimientos de reparto de poder en el PSM del fin de semana previo a aquel lunes.
Fueron dos d¨ªas convulsos. Hubo reuniones de las familias del PSM y muchas conversaciones, para negociar los puestos en los grupos parlamentarios.
La reuni¨®n del s¨¢bado de los acostistas finaliz¨® con un posicionamiento de cierre de filas con Simancas. Algunos de los presentes relataron despu¨¦s que su l¨ªder, Jos¨¦ Acosta, hab¨ªa dado por muerta a la ejecutiva regional y tambi¨¦n la consigna de que ¨¦sta deb¨ªa continuar para negociar despu¨¦s los puestos de poder. Simancas hab¨ªa convocado para el lunes "en un gesto de autoridad" una jornada maratoniana de reuniones para decidir los portavoces parlamentarios: a las diez, grupo municipal; a las doce, ejecutiva, y, por la tarde, los diputados.
Antes de la puesta en escena, las corrientes negocian. Y se hacen propuestas: la n¨²mero dos de la lista, Pilar Gallego, ser¨¢ presidenta del grupo, un puesto de nuevo cu?o. Pero el nudo gordiano est¨¢ en el puesto de portavoz.
Entre los concejales, que tienen detr¨¢s a las diferentes familias, hay dos bandos: el que apoya a ?scar Iglesias, que ya fue portavoz tras la marcha de Trinidad Jim¨¦nez; y el que sostiene a David Lucas, teniente de alcalde de Getafe, respaldado por quienes, como ¨¦l mismo, son m¨¢s cercanos a Sebasti¨¢n. El asunto se tuerce porque estos ¨²ltimos no entienden por qu¨¦ debe salir reforzado el hombre que ha pedido la cabeza de su l¨ªder. El acuerdo premia a Iglesias con el apoyo de un voto inesperado, el de Pedro Zerolo, que pertenece a la ejecutiva federal lo que invitaba a pensar que respaldar¨ªa a los sebastianes. Lucas ser¨¢ portavoz adjunto. El acuerdo se difunde a los medios. Los titulares del d¨ªa siguiente son claros: "Las familias socialistas pactan un reparto de los cargos municipales".
Pero el pulso del fin de semana y su resultado no agrada en La Moncloa ni en algunos despachos de Ferraz. Las fuentes consultadas en el entorno de Zapatero y la direcci¨®n federal del PSOE aseguran que a primera hora del lunes Simancas telefone¨® al secretario general de los socialistas, tras mantener una conversaci¨®n con el secretario de Organizaci¨®n, Jos¨¦ Blanco. Llam¨®, seg¨²n esta versi¨®n, para comunicarle sus deseos de dimitir, convencido de sus dificultades para gestionar la crisis y de que deb¨ªa dar paso a la renovaci¨®n del partido. Pero el secretario de Organizaci¨®n le pide que llame a Zapatero para dec¨ªrselo.
Esta versi¨®n se tambalea al saber que el propio Simancas particip¨® en la negociaci¨®n municipal, como afirman fuentes del PSM. Y extra?a que, si el secretario general ten¨ªa decidido irse, no desconvocara las reuniones que deb¨ªa mantener y, a¨²n m¨¢s que todo, se produjera a la misma hora en que deb¨ªa celebrarse la dura reuni¨®n con el grupo municipal. Tantas dudas llevan a una conclusi¨®n: Zapatero llam¨® a Simancas para precipitar su marcha. Es la otra versi¨®n.
El hecho es que Simancas y el presidente hablan por tel¨¦fono. La sorpresa del l¨ªder del PSM es que Zapatero le pide que vaya de inmediato a La Moncloa. Y all¨ª se dirige. En esa reuni¨®n, ellos s¨ª llegan a un acuerdo: la marcha de Simancas es vital para la renovaci¨®n profunda que ambos desean.
Mientras tanto, los concejales han comenzado a llegar a la sede. Pasadas las diez de la ma?ana, el grupo municipal -salvo Pedro S¨¢nchez y Mercedes Palacio- aguarda sentado en una sala. All¨ª est¨¢n tambi¨¦n Porta y Rojo. Al ver que no llega el secretario general, Rojo sale a buscarle y regresa con la noticia: "Se suspende la reuni¨®n porque Rafa ha sido llamado a Moncloa". Seg¨²n un testigo, en ese momento a Porta le cambia el color de la cara. Otras fuentes insisten en que Simancas llam¨® a La Moncloa, pero lo que no imagin¨® es que Zapatero le iba a pedir que fuera a verle cuando supo que Simancas iba a dimitir.
Los concejales salen a tomar caf¨¦, para hacer tiempo. Se enfrentan sin hacer comentarios a los periodistas, que interpretan que el acuerdo municipal est¨¢ roto. En la misma puerta, Antonio Romero comenta a dos reporteras: "Es intolerable que Zapatero se inmiscuya en el PSM". En Ferraz sugieren que quiz¨¢ algunos dirigentes y cuadros del PSM debieran preguntarse si es razonable que todo siga como ha sido durante 20 a?os. Eso s¨ª, reconocen que Simancas y su equipo han producido cambios notables, aunque no suficientes. En el comit¨¦ federal de ayer Zapatero se refiri¨® a Simancas como "una persona y un pol¨ªtico formidable". Todos saben que el ex secretario general del PSM ser¨¢ diputado al Congreso en 10 meses.
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