Alacranes

En las dos ¨²ltimas semanas, el clima pol¨ªtico ha dado un vuelco espectacular. Primero fueron los resultados de las municipales, que desmoralizaron al PSOE por el desastre de Madrid animando al PP a abrigar la esperanza de volver al poder. Pero a los ocho d¨ªas se a?adi¨® el anuncio de que ETA revocaba su alto el fuego. As¨ª, la sensaci¨®n de derrota sufrida por Zapatero se ha elevado al cuadrado, dada la imprudencia cometida cuando vincul¨® su legislatura a la suerte del proceso de paz. Ahora se ha quedado sin discurso, el PP acaricia la idea de volver a la Moncloa y la ciudadan¨ªa se teme lo peor, hu¨¦rfana de suficientes explicaciones. Ante todo hay que explicar por qu¨¦ ha fracasado la previsi¨®n de alcanzar un final dialogado al terrorismo. Al margen de la sistem¨¢tica obstrucci¨®n del PP, que boicote¨® el proceso desde un principio, lo l¨®gico es atribuir el fracaso a la doblez de ETA, que logr¨® hacer creer que ofrec¨ªa rendirse cuando s¨®lo buscaba tiempo para reorganizarse. Si en el 98 los terroristas enga?aron al PNV, haci¨¦ndole caer en la trampa del pacto de Lizarra, ?por qu¨¦ no iban a enga?ar de nuevo a Zapatero, confiado en que esta vez fuera la buena y pudiera apuntarse el tanto de la paz?

Esta explicaci¨®n deja en mal lugar a Zapatero, que en el mejor de los casos pec¨® de imprevisi¨®n, pues antes de dialogar debi¨® haber anunciado la probabilidad de que todo acabase mal. Y en su disculpa s¨®lo cabe sugerir otra explicaci¨®n, imaginando que ETA cambi¨® sobre la marcha en el curso del proceso. Una explicaci¨®n de psicolog¨ªa pol¨ªtica que nos devuelve a la f¨¢bula de la rana y el alacr¨¢n, como si su cong¨¦nito car¨¢cter le indujese a ETA una invencible adicci¨®n a la lucha armada.

Y si retomo esta f¨¢bula que ya us¨¦ para explicar la ruptura de la tregua del 99 es porque, en efecto, la decisi¨®n de ETA de volver a las armas parece irracional y contraproducente para sus intereses, pues ahogar a la rana Zapatero podr¨ªa significar un suicidio para el alacr¨¢n ETA. Es lo que suceder¨ªa si, a partir de su creciente debilidad por la doble desautorizaci¨®n que acaba de sufrir, Zapatero perdiera las pr¨®ximas elecciones legislativas y Rajoy recuperase el poder, a la cabeza de un partido cuya ¨²nica se?a de identidad actual es la lucha sin cuartel contra el terrorismo de ETA. Sin que pueda descartarse la posibilidad (y de ah¨ª la tesis del alacr¨¢n) de que eso mismo es lo que busque ETA en realidad, dado su nihilismo del cuanto peor, mejor.

Pero no es probable que la ruptura de la tregua provoque la derrota de Zapatero en las pr¨®ximas elecciones. Tiene margen para recomponer un discurso cre¨ªble mientras se obtienen ¨¦xitos policiales contra ETA. Adem¨¢s, Rajoy tendr¨¢ que dejar de sabotear la pol¨ªtica antiterrorista. A d¨ªa de hoy, Zapatero sigue atenazado por una pinza entre la espada de ETA y la pared del PP, pues ambas partes coinciden en culparle del retorno de la violencia. Pero cuando ETA vuelva a matar como sol¨ªa, cundir¨¢ entre la ciudadan¨ªa una masiva demanda de cierre de filas en apoyo del Gobierno que no podr¨¢ ignorar Rajoy, que deber¨¢ dejar de atacarle por la espalda para no quedar ante la ciudadan¨ªa como un sucio carro?ero. A no ser que tambi¨¦n est¨¦ en el car¨¢cter de Rajoy portarse como un alacr¨¢n.