La doble vida de Selene
La ni?a gaditana que denunci¨® haber sido violada por su marido, mauritano de 42 a?os, sigue en una casa de acogida mientras la justicia decide si regresa con su padre biol¨®gico
Selene naci¨® en C¨¢diz, pero tiene doble nacionalidad porque sus padres proceden de Mauritania. Selene tiene tambi¨¦n dos familias: la biol¨®gica y la que se ha encargado de su crianza durante a?os. Y dos vidas: la de todos los d¨ªas, la de sus clases en el IES La Jarcia de Puerto Real (C¨¢diz), la de sus amigas, su habitaci¨®n con sus juegos... Y la de sus visitas espor¨¢dicas a Mauritania, un pa¨ªs diferente, con tradiciones distintas, y donde el tiempo pasa m¨¢s deprisa.
En Nuakchot, la capital de este pa¨ªs africano, Selene ya no es una ni?a. Hace un a?o y medio, en su ¨²ltimo viaje, Selene contrajo matrimonio con un hombre de 42 a?os pariente de su padre. Ten¨ªa s¨®lo 13 a?os.
A su regreso a Espa?a, ya casada, la ni?a volvi¨® a su antigua vida. Volvi¨® a su rutina escolar -aunque hab¨ªa perdido un curso por el largo periodo que pas¨® en Mauritania- a salir con sus amigas, a ver la tele. S¨®lo que desde entonces, desde que es considerada una mujer, ya no puede ir a la calle sin cubrir su cabeza con un pa?uelo. A Selene, acostumbrada desde siempre a vestir a la manera occidental, no le entusiasmaba la idea de tapar su melena, pero acab¨® cediendo. Su familia gaditana la convenci¨® de que era lo mejor si no quer¨ªa enfadar a sus padres, y le ense?¨® a respetar las costumbres de un pueblo y de una religi¨®n diferentes.
Al regresar el a?o pasado de Mauritania, crey¨® haber dejado all¨ª su vida de casada
Desde hace una semana, Selene vive alejada de sus dos vidas. Espera con una familia de acogida a que se resuelva el caso que ella misma llev¨® a los juzgados. La ni?a denunci¨® que hab¨ªa sido violada por su marido, Moctar, despu¨¦s de que su madre, Hawa, la forzara con amenazas y agresiones a mantener relaciones sexuales con ¨¦l. Ambos est¨¢n ahora en prisi¨®n. El padre biol¨®gico de Selene, en libertad con cargos, exige que le sea devuelta la custodia de la ni?a. Ella, que ratific¨® ante el juez lo que ya hab¨ªa denunciado ante la Polic¨ªa y en el hospital en el que la atendieron por sus lesiones, se enfrenta ahora a unos da?os m¨¢s graves. Hoy mismo visitar¨¢ a un psic¨®logo que la ayude a superar los d¨ªas m¨¢s intensos de su corta existencia.
Cuando regres¨® de Mauritania el a?o pasado, Selene crey¨® haber dejado en ?frica su vida de casada. El matrimonio, con un marido a miles de kil¨®metros, parec¨ªa menos aterrador. Pero el pasado fin de semana, su esposo, comerciante, lleg¨® a Puerto Real para visitarla. Hab¨ªa aprovechado un viaje de negocios a Alemania para pasar por Espa?a. La ciudad celebraba entonces su feria de primavera. M¨²sica, atracciones y diversi¨®n que Selene tuvo que abandonar porque su madre le orden¨® que fuera a casa a estar con la familia. Un d¨ªa antes de la llegada de su marido, Hawa llev¨® a Selene a la peluquer¨ªa. Ten¨ªa que estar preparada.
Con la llegada de Moctar comenz¨® la peregrinaci¨®n de Selene por el hospital, la comisar¨ªa, el juzgado y la casa de acogida. Un duro trago para una ni?a de 14 a?os que, seg¨²n sus familiares directos, se podr¨ªa haber ahorrado: "Es todo fruto de las influencias de unas personas enemigas", explica Lemine Nagem, portavoz de la familia mauritana. Seg¨²n su versi¨®n y la del resto de miembros de su "comunidad", Selene contrajo matrimonio libremente "porque hab¨ªa conocido al chico, que es joven y guapo, y le hab¨ªa gustado". "Si ahora ha cambiado de opini¨®n, porque a lo mejor le da verg¨¹enza porque sus amigas de aqu¨ª no est¨¢n casadas, no tiene m¨¢s que decirlo: se puede divorciar".
El padre de Selene, Mohamed Ould Abdallahi, mantiene el mismo discurso. "Nunca har¨ªa algo que da?ara a mi hija. Soy inmigrante porque quiero darle lo mejor". Selene, seg¨²n interpretan sus familiares y seg¨²n han declarado ante el juez su madre y su marido, actu¨® "manipulada" por la familia con la que reside.
Esta familia, un matrimonio de Puerto Real y sus tres hijas, todas mayores que Selene, se hicieron cargo de la ni?a cuando ¨¦sta no hab¨ªa cumplido el a?o y medio. Eran vecinos de la pareja mauritana, y ve¨ªan frecuentemente a Selene en el edificio. En muchas ocasiones se la llevaban a casa para ba?arla, darle de comer o comprarle ropa. Al final, fue la propia Hawa quien, antes de marcharse de viaje a Mauritania, le pidi¨® a esta familia que se encargara de Selene y de su hermano, Andr¨¦s, que acababa de nacer. Desde entonces, los dos hermanos viven con ellos. Apenas tienen contacto con sus padres biol¨®gicos, y ninguna vinculaci¨®n legal, pese a que viven en la misma poblaci¨®n.
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