Mirada nueva para una iglesia antigua
Pondera la autora la rehabilitaci¨®n de una antigua iglesia en Bilbao para acoger el Museo de Reproducciones Art¨ªsticas.
Cuando cre¨ªamos que en Bilbao los a?os de prosperidad industrial ¨²nicamente hab¨ªan dejado holl¨ªn y mugre sobre edificios y fachadas anodinas, descubrimos que el poder econ¨®mico siempre rubrica su presencia con siller¨ªa de calidad y construye bajo firmas de prestigio. Miramos sin ver o vemos sin mirar, hasta que una decisi¨®n ajena nos obliga a hacerlo de forma diferente.
Hace tan s¨®lo unos meses, una peque?a iglesia abandonada al olvido en el marginal del barrio de San Francisco en Bilbao ha sido recuperada en la plenitud de su belleza para fijar la ubicaci¨®n definitiva de un prop¨®sito feliz: el Museo de Reproducciones Art¨ªsticas de Bilbao. El museo inici¨® su andadura, desconocida para muchos bilba¨ªnos, de la mano de la burgues¨ªa art¨ªstica y culta, en el primer tercio del pasado siglo (1927) y la iglesia en el que ha sido instalado, fue patrocinada por el poder econ¨®mico de dola Casilda de Iturrizar y Urquijo, abri¨¦ndose al culto en 1894.
Miramos sin ver o vemos sin mirar, hasta que una decisi¨®n ajena nos obliga a hacerlo de forma diferente
La restauraci¨®n ha integrado con armon¨ªa nuevos materiales y tendencias decorativas con el esp¨ªritu primitivo del edificio
La iglesia del Coraz¨®n de Mar¨ªa forma parte de mi infancia y guardo de ella un recuerdo n¨ªtido, no s¨®lo en cuanto a su estructura y belleza ornamental, sino sobre todo por la diferente carga emocional que produc¨ªa su est¨¦tica policromada, m¨¢s c¨¢lida, en relaci¨®n con sus referentes m¨¢s pr¨®ximos: San Ant¨®n y la Quinta Parroquia. Estas dos ¨²ltimas parec¨ªan t¨¦tricas, oscuras, poco amables, acordes con el clima religioso de la ¨¦poca. De aquella iglesia de mi infancia ¨²nicamente recuerdo con cierto desagrado un bajorrelieve que, situado en uno de los accesos al templo, reproduc¨ªa el tormento de las almas consumidas en el crujir llameante del purgatorio. Era la ¨²nica concesi¨®n al tremendismo m¨ªstico del momento .
Los ¨²ltimos treinta a?os no han sido los mejores para el barrio en el que est¨¢ ubicada esta construcci¨®n. La marginalidad econ¨®mica y social ha tenido consecuencias m¨¢s dram¨¢ticas, y de mayor degradaci¨®n social, que la prostituci¨®n floreciente de ¨¦pocas anteriores. Pero todo cambia menos las coordenadas geogr¨¢ficas del espacio urbano, y la Administraci¨®n no puede permitirse mantener esta zona nuclear de Bilbao en el nivel de marginalidad consentida de las d¨¦cadas pasadas.
La nueva ubicaci¨®n del Museo de Reproducciones Art¨ªsticas, ha permitido recuperar de la ruina esta bella construcci¨®n neog¨®tica y se espera que sirva de locomotora de arrastre para la dinamizaci¨®n necesaria del barrio y su entorno, que ya apunta esfuerzos individuales y colectivos en esa direcci¨®n. La apertura de nuevos negocios y la puesta en pr¨¢ctica de ideas alternativas lo confirman. A ese esfuerzo habremos de contribuir todos, aparcando prejuicios, renunciando a propagar temores y no evitando frecuentar el barrio cuando nos apetezca o sea necesario. Es imprescindible que cese ese rechazo a pasear y circular andando, incluso en coche, por el barrio, a plena luz del d¨ªa. Es posible hacerlo sin sobresaltos, sin mayores riesgos que los considerados estad¨ªsticamente habituales en el resto de nuestras calles.
Hace d¨ªas, deseando despejarme del vaiv¨¦n mareante de victorias p¨ªrricas y gloriosas derrotas, restos ambas, de la catarsis electoral, visit¨¦ con tiempo el Museo de Reproducciones. El hallazgo me pareci¨® magn¨ªfico. Se ha recuperado para el patrimonio del barrio y de la Villa una peque?a joya rescatada de la destrucci¨®n y el olvido. Se ha trabajado con ¨¦xito, adecu¨¢ndola a sus exigencias de exposici¨®n permanente, a sus deseos did¨¢cticos y a sus aspiraciones de convertirse en centro dinamizador de actividades diversas. Ese mismo d¨ªa, en la sala de proyecciones se daba la conferencia ?Es capaz la inteligencia artificial de crear arte? Ignoro la respuesta, pese a mi inter¨¦s y asistencia a la charla. Lo que s¨¦, sin duda, es que la inteligencia humana es capaz de imaginar y recrear belleza. Lo confirman los resultados de la restauraci¨®n llevada a cabo, integrando armoniosamente nuevos materiales y tendencias decorativas con el esp¨ªritu primitivo del edificio.
La gran anfitriona de este espacio cuidado y elegante es la Victoria de Samotracia que nos recibe alada, incluso antes de entrar en el espacio de exposiciones, entronizada en el fondo del antiguo presbiterio. Merece la pena visitar y admirar la rehabilitaci¨®n de este antiguo lugar de culto, que permite concebir esperanzas a todo un barrio, injustamente tratado.
Rosa Sope?a es comunicadora.
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