El reencuentro
He envejecido, ?no? S¨®lo puedo haber envejecido porque si no te hubiera llamado habr¨ªas pasado de largo sin fijarte en m¨ª, es decir, sin relacionarme con quien soy, ya que al fijarte en ¨¦ste miraste el bast¨®n, me miraste la cara. El bast¨®n se debe a que me torc¨ª el pie, nada m¨¢s, a¨²n no me hacen falta bastones y el m¨¦dico s¨®lo por prevenci¨®n Le alivia los tendones y se recupera m¨¢s de prisa me mand¨® usarlo un mes o dos as¨ª que dentro de un mes o dos solamente con mis piernitas y yo ligero como una gacela ya vas a ver. La cara s¨ª que es un problema, cosas complicadas todos estos a?os, no dir¨¦ muy graves, siempre he detestado las exageraciones y t¨² lo sabes, cosas complicadas no muy graves pero que corroen, desgastan, no voy a aburrirte con asuntos que no merecen la pena, quien no tenga disgustos en la vida que levante la mano y nadie la levanta, no siempre es f¨¢cil, unas muertes, unos percances en el empleo, momentos en que el dinero no alcanza, disgustos con el propietario, agobios de ¨¦sos, d¨¦jame mirarte mejor, est¨¢s igual, tu naricita de costumbre (siempre tuve debilidad por tu nariz), la frente lisa, el cuerpo, si me permites que me tome confianza, igual, el pecho, si me permites que me tome m¨¢s confianza y no te mosquees conmigo, firme como siempre y no es por el sost¨¦n (se nota enseguida cuando es por el sost¨¦n), es por ti, ha de pasar un siglo y t¨² linda. T¨² linda y yo una piltrafa, lo que hace el destino, ?lo has pensado? Arrugas y m¨¢s arrugas, pecas en las manos, esta papada, la espalda un poquito encorvada, ?te has fijado?, el temblor en el brazo izquierdo que me fastidia, las comisuras de la boca extra?as, y las cejas, y las mejillas y t¨² pensando (no me mientas) Pobre t¨² pensando Pobre no me lo niegues que la cabeza, al menos, me funciona como siempre, la memoria intacta, el razonamiento impecable, mente de adolescente, flamante, perfecta. Hasta en la falta de cordura tal vez. Haberme divorciado de ti, por ejemplo, aquella historia idiota con tu hermana, qu¨¦ estupidez, no me interesaba un pito tu hermana, el error fue la inocencia de la juventud como se dice, la sangre caliente y adem¨¢s los escotes de ella llamando, llamando, y flaque¨¦. En nuestra cama para colmo, no me disculpo por eso, no me olvidar¨¦ de tus ojos a la entrada de la puerta, los labios temblorosos, la silla que me tiraste encima y no me parti¨® el hombro de pura casualidad, el grito Mi hermana, Alcides que conservo en los o¨ªdos, palabra, mi ropa tirada por la ventana, la ropa de tu hermana tirada por la ventana y a los diez minutos tu padre con la fusta del ej¨¦rcito Sinverg¨¹enza, tu hermana protegi¨¦ndose con la almohada Padrecito y tu padre sin verla, con la fusta en movimiento Usted no es mi hija, c¨¢llese dej¨¢ndome en el lomo marcas que si te apetece te las muestro como recuerdo Sinverg¨¹enza y yo con la inocencia de la juventud Fue sin querer se?or Nolasco, fue sin querer se?or Nolasco mientras t¨² lo ayudabas con el cintur¨®n que me sacaste de los pantalones, el ¨²nico resentimiento que tengo contra ti (?el ¨²nico!) es que me hayas dado con la punta de la hebilla que como era de metal labrado me doli¨® horrores. ?Y esto cu¨¢ndo? ?Hace treinta a?os? ?Cuarenta? ?Cuarenta y siete? ?Palabra? Imag¨ªnate, cuarenta y siete, pens¨¢ndolo mejor no es para sorprenderse, parpadeamos y de golpe han pasado seis meses. Como m¨ªnimo.
T¨² linda y yo una piltrafa, lo que hace el destino
Cuarenta y siete a?os, calcula, y t¨² linda, la nariz, la frente, el pecho, seguro que tu hermana, aunque m¨¢s joven, un adefesio, juro por Dios que nunca te lleg¨® ni a la altura de los talones. El fastidio fueron los escotes, t¨² escotes ni so?arlo y ella con todo aquello al aire y adem¨¢s Alcides con arrullo de t¨®rtola, y adem¨¢s Usted es un caballero interesante, Alcides y adem¨¢s t¨² en el trabajo y yo de juerga, vino a pedir prestado el secador de pelo, se sent¨® en el sof¨¢ Voy a descansar cinco minutos antes de marcharme y adem¨¢s unas palmaditas en el lugar a su lado ?No me haces compa?¨ªa, malito? y esos escotes, las piernas cruzadas, la costura de la media, el liguero, yo resisti¨¦ndome y su ment¨®n en mi hombro, el mordisquito en la oreja, yo resisti¨¦ndome menos, o sea resisti¨¦ndome pero menos, yo un dedo (he dicho un dedo, no he dicho toda la mano) aqu¨ª, otro all¨ª mientras el mordisquito insist¨ªa en la oreja, mientras el escote mayor, mientras Usted me vuelve loca, qu¨¦ malo eres mezclado con el mordisquito y en lo que me pareci¨® la lengua en el hueco de la oreja Malo muy malo algo en m¨ª ah¨ª abajo agit¨¢ndose, un hervor de aguas profundas, que somos como los oc¨¦anos, y la habitaci¨®n, la cama, luego luego t¨² en la puerta Alcides avanzando un paso Mi hermana, Alcides y desde entonces hasta ahora mi vida es esto, cosas complicadas que corroen, desgastan, no voy a aburrirte con asuntos que no merecen la pena, quien no tenga disgustos en la vida que levante la mano y nadie la levanta, no he vuelto a usar cinturones con hebilla labrada, no me he vuelto a casar, c¨®mo podr¨ªa casarme con otra mujer despu¨¦s de haberme casado contigo, uno o dos amor¨ªos de morondanga y eso ha sido todo, con esta mente de adolescente no te me vas de la cabeza, no te me ir¨¢s de la cabeza, ?aceptas un t¨¦ ah¨ª en el bar?, una tostada y un t¨¦, hoy me he olvidado de almorzar, ocurre, y ahora me doy cuenta de que tambi¨¦n me he olvidado de la cartera, si la llevase encima comprobar¨ªas que tu foto sigue all¨ª, si en lugar del t¨¦ y las tostadas me como un bistec no te importa, ?no?, me das tu direcci¨®n y me paso por all¨ª ma?ana y te pago o si no te mando un cheque por correo (un cheque, no, varios cheques predatados) con la condici¨®n de que no pases a cobrarlos hasta despu¨¦s de cada veintis¨¦is, que es cuando me llega la jubilaci¨®n.
Traducci¨®n de Mario Merlino.
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