El pa¨ªs, gobierno o ciudad
Gobernar en minor¨ªa no es f¨¢cil, pero es posible. Si se sabe hacer. Es el examen que deber¨¢ aprobar el nuevo gobierno de Barcelona. Y probablemente el resultado del examen se conocer¨¢ muy pronto. Los nombramientos y la organizaci¨®n interna, el estilo que marque el ejecutivo y el tipo de relaciones que se establezcan entre unos y otros ser¨¢n decisivos. Hay diversas maneras de gobernar en minor¨ªa. Una, rechazable y que no creo que pueda darse en nuestra ciudad es comprar a algunos concejales de la oposici¨®n. En este caso el PP, el de la Asamblea de Madrid, puede asesorar, pagando, claro. A veces se puede confiar en que los opositores est¨¢n tan divididos entre s¨ª que dif¨ªcilmente har¨¢n bloque com¨²n. Imagino que si la alcald¨ªa esperaba algo de este tipo ya habr¨¢ perdido las esperanzas. La animosidad de cada uno de los opositores frente al equipo de gobierno es m¨¢s fuerte que lo que les separa. Otra posibilidad es ofrecer responsabilidades que dependen del gobierno, pero que son compatibles con estar en la oposici¨®n. A veces ser¨¢ inevitable; es el caso de las empresas municipales cuyo Consejo de Administraci¨®n apruebe el pleno. Pero en otros casos puede ser una forma de crear buen ambiente. Un ejemplo entre otros: comisionados al frente de proyectos de relevancia.
Sorprende que no se hayan nombrado como concejales ejecutivos al frente de los distritos a los del partido m¨¢s votado o el que obtenga mayor¨ªa en el consejo, pues el de presidente es un cargo casi honor¨ªfico. La descentralizaci¨®n se aprob¨® por unanimidad con la promesa de la alcald¨ªa de entonces (1983 y 1986) de que cada distrito ser¨ªa dirigido por la fuerza mayoritaria y as¨ª constaba en el reglamento posterior, que tambi¨¦n inclu¨ªa la elecci¨®n directa de los consejeros, que nunca se aplic¨® y que hubiera permitido que entrara aire fresco y gente nueva en la vida municipal.
Empezamos mal: los nombramientos, la acumulaci¨®n de responsabilidades en los mismos de siempre (con algunas excepciones interesantes) env¨ªan una mala se?al a los opositores y probablemente les confirman, a cada uno y a todos en conjunto, en su oposici¨®n.
Creo sinceramente que la etapa de transici¨®n que vive Barcelona requiere incluso ir m¨¢s all¨¢ de una cierta colaboraci¨®n de uno u otro de los grupos de oposici¨®n para obtener estabilidad en la gesti¨®n. Echo en falta audacia e imaginaci¨®n para proponer a toda la oposici¨®n un gran pacto para la capital de Catalu?a y ciudad metropolitana que incluyera los grandes proyectos, incluidos los que dependen de la Generalitat y del Estado. Piensen en la ciudad.
Jordi Borja es urbanista.
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