Capello, el gran dilema del campe¨®n
Calder¨®n advierte de que, pese a los informes de Mijatovic, ser¨¢ ¨¦l mismo quien decida si echa al t¨¦cnico, que se ve fuera
El presidente del Real Madrid, Ram¨®n Calder¨®n, y el entrenador, Fabio Capello, tuvieron ocasi¨®n de demostrar la confianza mutua que se tienen. Lejos de los actos oficiales, fuera del protocolo, se cruzaron en el mes¨®n Txistu, en Madrid. Ocurri¨® hacia las cinco de la madrugada de ayer, cuando la multitud se hab¨ªa retirado de Cibeles y los festejos declinaban. La sala del restaurante estaba abarrotada. El aire cargado de olor a puros y grasa quemada impregn¨® el encuentro. Calder¨®n, que ven¨ªa de la cena oficial, en el Bernab¨¦u, pas¨® junto a la mesa del t¨¦cnico y s¨®lo atin¨® a saludarle sin detenerse. Capello no le hizo mucho caso. El italiano explic¨® a los comensales que en el estadio ya hab¨ªan brindado con emoci¨®n. Pocos le creyeron. Los testigos aseguran que entonces experimentaron la enorme distancia que separa a los dos hombres m¨¢s poderosos del Madrid.
"Me huelo que no voy a seguir. Me est¨¢n volviendo la alfombra", se lamenta el italiano
Los colaboradores de Capello consideran que la relaci¨®n entre el entrenador y el presidente est¨¢ pr¨¢cticamente rota. Antes de la cena oficial, en el palco, Calder¨®n hizo unas declaraciones que, lejos de exaltarle, pon¨ªan a Capello en tela de juicio. El presidente no se dej¨® llevar por el ¨¦xtasis. Cuando le preguntaron si Capello terminar¨¢ su contrato, firmado hasta 2009, se manifest¨® con cautela y ambig¨¹edad: "Aqu¨ª no se discute si Capello seguir¨¢ porque tiene contrato en vigor. Pero, cuando el equipo vuelva de Israel [viaja hoy a Tel Aviv para jugar un partido amistoso], nos reuniremos con tranquilidad para valorar lo ocurrido. Los t¨¦cnicos, con [Pedja] Mijatovic al frente, deben analizar qu¨¦ es lo que nos ha pasado esta temporada. Luego, se tiene que celebrar una junta. La directiva tendr¨¢ que dar su opini¨®n. Y, finalmente, yo tendr¨¦ que tomar una decisi¨®n pensando en qu¨¦ es lo mejor para el club".
Calder¨®n cambi¨® su discurso. Si hace una semana consideraba que eran Mijatovic y Capello quienes deb¨ªan tratar la continuidad del entrenador entre ellos, como un asunto propio de "los t¨¦cnicos", ayer se erigi¨® por primera vez en la principal figura en el proceso de decisi¨®n. Ya tiene la ¨²ltima palabra. Y no es un secreto en el club que sus preferencias pasan por Bernd Schuster en el banquillo.
El ¨²ltimo partido fue sintom¨¢tico de los problemas que ha tenido Capello. Su empe?o en alinear a Emerson y Diarra, con el argumento de que todo obedece a un plan cient¨ªficamente calculado, no es bien recibido por la grada. Lejos de pedirle que siguiera, el Bernab¨¦u le dedic¨® una pitada. Justo en la tarde en que m¨¢s se precisaba el apoyo del p¨²blico, las gradas, al ver que el Mallorca se adelantaba (0-1) y que el equipo era incapaz de llevar la iniciativa, pidieron a Guti con fervor. Fue una se?al de desaprobaci¨®n que podr¨ªa extenderse a todo el curso. Calder¨®n ya sabe que el Bernab¨¦u celebra, pero no olvida. El estilo de Capello tiene poco que ver con su cultura futbol¨ªstica.
Capello no se explica d¨®nde est¨¢ el problema. Su incomprensi¨®n cuenta con un silogismo primario: "Me contrataron para que pusiera orden y ganara un t¨ªtulo. Pues, bien, puse orden y gan¨¦ la Liga". El italiano no entiende lo que quiere el p¨²blico. Tampoco lo que quiere Calder¨®n. Y no hace ning¨²n esfuerzo por averiguarlo. Simplemente, se declara relajado con el trabajo hecho: "Es el t¨ªtulo liguero que me ha hecho m¨¢s feliz". Dice que quiere seguir. Si el presidente pretende prescindir de ¨¦l, deber¨¢ pagarle un a?o m¨¢s. Hasta 2008. Unos seis millones brutos.
Hasta las tres de la madrugada de ayer, los actos protocolarios condicionaron la libertad de expresi¨®n. Cuando regres¨® de su fiesta, la plantilla se meti¨® en el vestuario para ducharse y luego todos acudieron con Capello a la cena oficial. ?ste hizo adem¨¢n de marcharse, pero se qued¨® una hora. Luego, se fue junto con algunos de los futbolistas que m¨¢s lo han apoyado a comer carne asada al Txistu. El primero en llegar al cen¨¢culo fue Beckham, que lleva meses ofendido porque Calder¨®n dijo que era "medio actor". Lo precedi¨® una nube de guardaespaldas que entraron a la carrera con Tom Cruise, actor y amigo de Beckham; su esposa, Katie Holmes, y la de Beckham, Victoria. Detr¨¢s entraron Cannavaro -ya no portaba su bandera fascista-, Van Nistelrooy, Ra¨²l, Salgado y Helguera. El resto se march¨® cada uno por su lado. Nunca antes la celebraci¨®n de un t¨ªtulo estuvo tan desperdigada.
Calder¨®n se pas¨® m¨¢s tarde por el mes¨®n, en el que Capello hac¨ªa la sobremesa. Entonces tuvieron ocasi¨®n de hacerse un gui?o de complicidad. Pero nada. No hubo caso. Capello contin¨²a sin saber su futuro. Pero lo sospecha. As¨ª lo declar¨® anoche en Onda Cero: "Hemos salido por la puerta grande y cortando orejas. Pero me huelo que no voy a seguir. Tengo esa sensaci¨®n. Me est¨¢n volviendo la alfombra. Aunque Mijatovic, mir¨¢ndome a los ojos, me ha dicho que quiere que siga. Pero, en fin, si ahora buscan otro arquitecto, que pongan a Calatrava. Habl¨¦ con Calder¨®n tres veces antes de venir al club. Que me hubiera dicho entonces que no me quer¨ªa".
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