La apisonadora 'soul punk' de The Bellrays llen¨® en Santiago
The Bellrays amenazan. El torbellino de alta energ¨ªa que desatan sobre el escenario realiza una aleaci¨®n imposible entre soul y hardcore, que arrojan al p¨²blico en forma de ataque frontal. Con una imponente afroamericana al frente, Lisa Kekaula, de ret¨®rica gospel y voz a lo Tina Turner, y un guitarrista pose¨ªdo por la herencia del punk neoyorquino y de rictus implacable, Tony Fate, The Bellrays abarrotaron la Sala Capitol en su tercera visita a Santiago de Compostela.
Despu¨¦s de cinco elep¨¦s, The Bellrays contin¨²an habitando un terreno que no resulta f¨¢cilmente definible. Los ortodoxos del garage no asimilan sus ecos free jazz o las guitarras descentradas de los californianos, mientras que los amantes de lo experimental no transigen con la asunci¨®n orgullosa de la tradici¨®n pop negra. Pero en esta tierra de nadie es donde mejor act¨²a la divisi¨®n acorazada de los Bellrays. Quienes observaron el desarrollo de los hechos durante la noche del pasado jueves en la capital gallega lo declaraban at¨®nitos: "Es el concierto a mayor volumen que he escuchado".
La masa s¨®nica que manejan The Bellrays no conoce el silencio. Dos horas menos veinte tardaron en Santiago en deshacerse de un repertorio coherente, abrasivo, en el que en cualquier momento pod¨ªa pasar cualquier cosa. La incertidumbre se apodera del p¨²blico que asiste a una sesi¨®n de los autores del demoledor Grand Fury (2001), la deriva resulta imparable y el encadenamiento de canciones, tr¨¢nsitos y ruido blanco, imprevisible. The Bellrays nunca paran, su concierto, y as¨ª lo volvieron a demostrar -debutaron en Galicia en la Sala Nasa hace ya cinco a?os-, se asemeja a una jam session en la que quedaran atrapados MC5 y Aretha Franklin, Black Flag, los primeros Sonic Youth y la Joplin virada a negro.
Furia y sangre
Un charco de sangre en el lugar sobre las tablas del bajista, Bob Venuum, indicaba que The Bellrays se toman en serio a s¨ª mismos. A¨²n existen m¨²sicos que van m¨¢s all¨¢ del espect¨¢culo programado y quiz¨¢s de ah¨ª proviniera la constante invocaci¨®n a Detroit, cuna del peligro rock all¨¢ por finales de la d¨¦cada de los 60. "Motor City is burning!", repet¨ªa Kekaula. La distorsi¨®n aplicada de Venuum, que suena tan brutal como el Lemmy Kilmister de los Motorh?ad, y los ritmos poli¨¦dricos del bater¨ªa Ray Chin, se ponen al servicio de una propuesta furiosa que precisa inmediata revisi¨®n cr¨ªtica al alza.
Unos instantes antes del paso de la apisonadora soul punk de Kekaula y los suyos por la Capitol, The Right Ons hicieron de teloneros. Sin saber que la posterior exhibici¨®n de los Bellrays iba a dejar su set en mera an¨¦cdota, el combo gallego-madrile?o despach¨® su funk rock corporativo -anuncio de cerveza incluido- con oficio, sudor, un rastro de los Black Crowes, sonrisas y seguidores fieles en el recinto.
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