Laicos
No son muchos los pol¨ªticos madrile?os -ni de otros lugares de este l¨ªo/ terru?o/ matria espa?ola- que est¨¦n por la labor de laicizar. ?Qu¨¦ laicicen ellos! No tengo ni idea qui¨¦nes son ellos. En esta parte de Europa parece que la cuesti¨®n laica vende poco, pero no pierdan las esperanzas, todav¨ªa puede jugar a la baja. Seremos pocos y laicos, s¨ª, pero laicos enamorados. No debo confundir mis reuniones, celebraciones o libaciones entre laicos con la extensi¨®n de las cualidades laicas entre nosotros. Aqu¨ª no son laicos ni los equipos de f¨²tbol. Y del Rey abajo, casi ninguno. Aunque haya laicos tan destacados como Rafael Borr¨¢s, que ¨²ltimamente est¨¢ muy poco mon¨¢rquico. Sin embargo, rarezas del azar, me he pasado la semana entre laicos, laicistas y laicismos. Suerte que tiene uno.
El libro de Juan Cruz, Ojal¨¢ Octubre novela/nivola/ no ficci¨®n/ capote interior/ mon¨®logo exterior o lo que sea, es un texto laico, de toda laicidad y, por si le faltaran bondades, emocionante y verdadero como las historias de nuestros santos laicos. Salen varios laicos en sus p¨¢ginas, adem¨¢s del padre y otros queridos animales familiares, se recuerda a Francisco Ferrer, a ese santo laico que muri¨® tan dignamente como vivi¨®. La madre de Juan Cruz, como tanta buena gente que caminaba entre el silencio y la memoria de la generaci¨®n de perdedores, sin pelear, de aquella guerra, recordaba lo que dijo frente al pelot¨®n de fusilamiento: "?No tengo miedo a la muerte! ?Vivan las escuelas laicas, vivan los ni?os!".
Y el libro se present¨® en uno de los imprescindibles templos laicos madrile?os, en el C¨ªrculo de Bellas Artes. Presentado por educados, inteligentes y razonables laicos. El escritor, sospechoso convicto y confeso de laicismo y paganismo, Manuel Vicent. El laico rector, y sin embargo pensador muy libre y vivo, ?ngel Gabilondo. Con los Gabilondo me pasa como con los cerdos: me gustan, con perd¨®n, hasta los andares. Acompa?ados por la escritora, tan laica secci¨®n radical, Marta Sanz; y por el laico director del C¨ªrculo, Juan Barja, que entre otros m¨¦ritos circulares, singulares, ha conseguido hacer una bella editorial, que adem¨¢s es muy interesante. Una presentaci¨®n laicista que estuvo muy cerca del esp¨ªritu del libro final de ese libro de un autor que se busca a s¨ª mismo, buscando a su padre. Dios hombres en fuga, que se parec¨ªan, que se nos parec¨ªan.
Lo peor de la presentaci¨®n del libro de Juan Cruz es que coincid¨ªa con uno de los m¨¢s emocionantes sucesos laicos de esta ciudad en los ¨²ltimos tiempos, el homenaje a Antonio Machado en la Biblioteca Nacional y la puesta en escena, en p¨²blicos jardines, del cabez¨®n del poeta que en tiempos antifranquistas realiz¨® el gran Pablo Serrano, otro pedazo de laico. Algunos laicos, que estaban contentos en la presentaci¨®n del libro de Cruz, tambi¨¦n quer¨ªan estar en el homenaje laico a Machado de la Biblioteca Nacional, misma hora, mismo d¨ªa. Algo habitual en Madrid, d¨®nde siempre pasa algo. ?Qu¨¦ nostalgia de aquellos tiempos del "nunca pasa nada"! No es f¨¢cil hacer doblete, eso no lo consiguen ni los que hablan por tel¨¦fono consigo mismo -como asegura ?ngel Gabilondo que hace Juan Cruz- pero s¨ª lo consigui¨® la Ministra de Cultura, mujer laica y sin complejos, Carmen Calvo. Mucho m¨¢s r¨¢pida que otros pol¨ªticos laicos que asist¨ªan a la presentaci¨®n, dos de ellos cantautores, machadianos, serratistas y laicos, Mariano Fern¨¢ndez Bermejo y Fernando L¨®pez Aguilar. No es mal d¨²o. Pero no tienen el don de la ubicuidad -eso que son amigos de Juan Cruz- y no pudieron estar con Serrat, cantando a Machado, laicamente, civilmente, libremente y abiertamente en los jardines de la Biblioteca Nacional. Ni en compa?¨ªa de los supervivientes machadianos, laicos y poetas de la generaci¨®n del cincuenta, Brines, Gonz¨¢lez y Caballero Bonald. Peque?o gran homenaje al poeta. Reivindicaci¨®n del monumento laico, de la copia que han pagado las luces laicas, las opas nada hostiles, de Manuel Pizarro. Fiesta con laicos -en ausencia del sabio y perseguidos de heterodoxias, Men¨¦ndez Pelayo, que nunca sale al jard¨ªn por el calor -que pensaron Vicente Alberto Serrano y Rosa Reg¨¢s. Fiesta del pueblo de Madrid, de los otros pueblos de Machado, de rectores, profesores, alumnos, moscas y m¨²sicas. Emocionante camino que clausur¨® el tan machadiano, tan laicazo, tan de su Poble, y tambi¨¦n del nuestro, Joan Manuel Serrat. Emocionante cante en Madrid en la misma tarde en la que ya no volver¨ªa a cantar El Fary. Otro del pueblo, del pueblo de Madrid. Un ni?o que nunca ley¨® a Machado. Otro que quiso al poeta por la gracia de Serrat. Un colega ca?¨ª, taurino, feo, sentimental y laico. Un espa?ol. Un laico menos.
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