Merkel I de Europa
La canciller democristiana alemana afianza su influencia en la UE y demuestra su talla como estadista frente a sus correligionarios y sus aliados socialdem¨®cratas de gobierno
La canciller federal, la democristiana Angela Merkel, una mujer que vivi¨® m¨¢s de tres d¨¦cadas bajo la dictadura prusiano-estalinista de la desaparecida Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana y lleg¨® con muchas dificultades a la jefatura de Gobierno en Berl¨ªn, ha conseguido, a sus 51 a?os, imponerse tambi¨¦n con fuerza en la pol¨ªtica europea tras culminar con un acuerdo, aunque sea de m¨ªnimos, la presidencia semestral de Alemania en la UE.
La prensa aplica ya en Alemania a Merkel el mote de Miss Europa despu¨¦s del compromiso logrado en Bruselas. Merkel podr¨¢ as¨ª continuar su trabajo para forjar su imagen de estadista en los escenarios internacionales para desesperaci¨®n de sus adversarios dentro de su propio partido la democracia cristiana (CDU) y de su socio de gran coalici¨®n los socialdem¨®cratas (SPD). Los barones de la CDU y sus correligionarios b¨¢varos de la CSU, que con dificultad digirieron el sapo de una Merkel sin base s¨®lida en su partido y esperaban con la secreta confianza de que se estrellase en el poder, han tenido que callar y esconderse. El socio de coalici¨®n, SPD, no levanta cabeza y se hunde en los sondeos. Los socialdem¨®cratas contemplan perplejos el crecimiento del liderazgo de una Merkel que lleg¨® al poder en medio del escarnio de su antecesor en el cargo, Gerhard Schr?der. El calificativo m¨¢s suave que dedicaban a Merkel era el de incompetente. Schr?der, que en su libro de memorias de 516 p¨¢ginas se permiti¨® el lujo de no mencionarla por su nombre ni una sola vez, se ha convertido en el cabildero del presidente ruso Vlad¨ªmir Putin, mientras su menospreciada sucesora triunfa en la escena pol¨ªtica internacional.
De la canciller se dice que el mayor error que se puede cometer con ella es infravalorarla
De Merkel se dice que el mayor error que se puede cometer con ella es infravalorarla. La carrera pol¨ªtica de esta mujer demuestra de forma emp¨ªrica la certeza de esta tesis. Alguno de sus correligionarios ya lo han aprendido en propia carne. Para empezar varios primeros espadas como el gigante ex-canciller Helmut Kohl, que promocion¨® la carrera de Merkel en sus comienzos cuando la CDU necesitaba una mujer y del Este como coartada para cumplir con las cuotas. La llamada chica de Kohl y a la que alg¨²n veterano democristiano lleg¨® a sentar en p¨²blico en sus rodillas en medio de las risas, ech¨® colmillos y lleg¨® a cargarse a su padre pol¨ªtico. Los j¨®venes lobos de la CDU, los que forman el llamado Pacto Andino, un grupo de presi¨®n de los barones democristianos que gobiernan los Estados federados m¨¢s fuertes de Alemania, lanzaron al primer ministro de Baviera Edmund Stoiber como candidato a canciller en las elecciones federales de 2002. Stoiber perdi¨® y tuvo que tragar un triunfo por la m¨ªnima de Merkel que no auguraba nada bueno para el futuro de la primera mujer jefa de Gobierno en la historia alemana.
Pero Merkel se afirm¨® en el terreno donde nadie esperaba su triunfo, en la pol¨ªtica internacional. Una vez m¨¢s la constelaci¨®n de poder en Europa vino en su ayuda. Se encontr¨® Merkel con una serie de mandatarios europeos de capa ca¨ªda, sumidos en crisis internas o que daban las ¨²ltimas boqueadas de sus carreras. Los dirigentes de los otros tres grandes pa¨ªses de la UE no pod¨ªan enfrentarse al liderazgo de Merkel en Europa. Ni un Romano Prodi, debilitado por la pol¨ªtica interna de Italia, ni el franc¨¦s Jacques Chirac o el brit¨¢nico Tony Blair convertidos ya en patos paral¨ªticos al final de sus carreras. Supo Merkel aprovechar el momento y se convirti¨® con su habilidad en la ¨²nica l¨ªder s¨®lida de una UE en plena crisis.
Carece Merkel de ideolog¨ªa y no le importa cambiar de registro y rectificar sin que le tiemble un solo m¨²sculo. Tampoco se distingue por su ret¨®rica brillante. En debates parlamentarios transmite una sensaci¨®n de desvalimiento. No obstante, como si su formaci¨®n de doctora en F¨ªsica le sirviese para moverse por la pol¨ªtica con un conocimiento exacto de las fuerzas en juego, Merkel calcula y recula en caso necesario para luego volver al ataque. Algo as¨ª, parece observarse desde la distancia, ocurri¨® en la cumbre europea cuando llev¨® al t¨¢ndem de los gemelos Kasczynki, uno en Bruselas y el otro en Varsovia, al borde del aislamiento para sacar al final un compromiso que sin duda a Merkel ha dejado insatisfecha. Con su pragmatismo lo aceptar¨¢ y conseguir¨¢ vender como un triunfo personal que la opini¨®n p¨²blica alemana parece ya predispuesta a comprar.
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