Sant Joan s¨®lo existe en la playa
El joven no entiende por qu¨¦ le despiertan tan temprano. Mira aturdido a su alrededor y durante unos segundos parece no entender qu¨¦ hace all¨ª yaciendo entre tanta basura. Al fin cae en la cuenta. Mira al guardia urbano que le mira con cara de pocos amigos y le exhorta a abandonar la playa. El joven se aleja tambale¨¢ndose. ?sta es una de las muchas im¨¢genes que dej¨® esta verbena de Sant Joan, postales que por mil veces repetidas se han convertido en una parte inseparable de esta celebraci¨®n.
Turistas y ciudadanos dan la espalda a la oferta nocturna del centro de la ciudad
Los hospitales atienden a 233 personas, 92 menos que el a?o pasado
Problemas para encontrar taxi y colas en el metro en Barceloneta y Ciutadella
100.000 personas llenan el litoral barcelon¨¦s en una noche de tranquilidad
La noticia de la noche es que no hubo noticia y la fiesta transcurri¨® sin incidentes destacables. Cerca de 100.000 personas -10.000 menos que el a?o pasado- llenaron las playas de la capital entreg¨¢ndose a la combinaci¨®n ritual de fuego, p¨®lvora y alcohol. La fiesta acab¨® a las seis de la ma?ana, cuando la Guardia Urbana y los Mossos ordenaron desalojar la zona. La playa cedi¨® entonces el protagonismo a la basura, para desolaci¨®n de los centenares de operarios de la limpieza convocados para devolver a la normalidad el arenoso vertedero. Recogieron 33 toneladas de basura, tres menos que en 2006. Un total de 12 internos de tercer grado penitenciario colaboraron en esa labor dentro de un programa de reinserci¨®n.
La playa no tuvo rival. Tanto es as¨ª que, a pesar de ser s¨¢bado por la noche, las calles de la ciudad parec¨ªan dormidas. Barrios como el Raval o Gr¨¤cia, escenarios predilectos para los amantes de la vida nocturna, estaban casi desiertos. En los bares y las discotecas del Eixample se notaba la ausencia de los juerguistas de siempre. Ni siquiera el hecho de que, por primera vez, las discotecas permanecieran abiertas hasta las siete logr¨® seducir a los barceloneses. No faltaron las tradicionales verbenas populares, como la de la plaza del Nord en Gr¨¤cia o la de la calle de Diputaci¨®, que se convirtieron en peque?as fiestas de barrio donde padres e hijos disfrutaban de un ambiente relajado.
Aunque las ambulancias trabajaron a destajo, la noche fue excepcionalmente tranquila. Los hospitales catalanes atendieron a 233 personas, 92 menos que en 2006 y la gran mayor¨ªa por quemaduras leves. En el Hospital Cl¨ªnico, por ejemplo, s¨®lo atendieron a siete personas, cuatro por lesiones oculares y tres por quemaduras leves. Un total de 88 personas tuvieron que ser ingresadas en los hospitales catalanes.
Los Mossos d'Esquadra realizaron 190 pruebas de alcoholemia, de las que 30 dieron positivo. Adem¨¢s, la Guardia Urbana decomis¨® 37.078 latas, aunque la mayor¨ªa fueron halladas en almacenes cerca de la playa listas para su venta ambulante. Los bomberos efectuaron 240 servicios, la mayor¨ªa por peque?os incendios. Hay que destacar un fuego en Sarri¨¤ que quem¨® 5.000 metros cuadrados de arbustos.
Informaci¨®n elaborada por Jaume Bauz¨¤, Mar¨ªa Camila Guerrero y Diana P¨¦rez.
Colas y aglomeraciones para abandonar las playas
El fin de fiesta playero lleg¨® a las seis de la ma?ana, hora se?alada por el Ayuntamiento para desalojar la arena. Desde las cinco hab¨ªa empezado el lento goteo de gente hacia el metro y el autob¨²s, pero eso no impidi¨® que un a?o m¨¢s volvieran a registrarse aglomeraciones y largas colas para coger el transporte p¨²blico.
Seg¨²n TMB, un total de 154.000 personas utilizaron el metro entre las diez de la noche del s¨¢bado y las cuatro de la ma?ana del domingo, lo que represent¨® un incremento del 10% con relaci¨®n al a?o pasado. Las estaciones m¨¢s utilizadas, c¨®mo no, fueron las de Ciutadella Vila Ol¨ªmpica y Barceloneta. Desde las cinco y media, largas colas presidieron las entradas de ambas estaciones, que se reprodujeron en el interior delante de las m¨¢quinas expendedoras de billetes. La situaci¨®n no se normaliz¨® hasta pasadas las siete de la ma?ana.
Los que optaron por el taxi tambi¨¦n lo tuvieron complicado. Desde las cinco todo el frente mar¨ªtimo empez¨® a sembrarse de brazos alzados buscando una luz verde, misi¨®n casi imposible porque la demanda fue muy superior a la oferta. Y eso que los taxistas aprovecharon la fecha y cobraron la carrera a precio de oro, cinco euros m¨¢s cara: tres por ser la v¨ªspera de Sant Joan y dos en concepto de nocturnidad.
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