Morir en L¨ªbano
Iban a ser relevados en julio. Los seis soldados espa?oles -tres de origen colombiano- que murieron ayer en L¨ªbano, por un atentado con coche bomba, deb¨ªan ser relevados dentro de unas semanas, y formaban parte del contingente de 1.100 militares de nuestro pa¨ªs, que velan, bajo mando italiano, por la paz en el pa¨ªs levantino. Las tropas espa?olas daban cumplimiento a la resoluci¨®n 1701 del Consejo de Seguridad, que puso fin a 34 d¨ªas de guerra entre Israel y el movimiento guerrillero de Hizbullah, el verano pasado. El Gobierno de Ehud Olmert lanz¨® en julio de 2006 una infructuosa operaci¨®n en territorio liban¨¦s para destruir a la guerrilla chi¨ª, que ha ido volviendo paulatinamente a las posiciones que ocupaba cerca de la frontera con Israel.
Una fuente de Hezbol¨¢, es probable que sinti¨¦ndose impl¨ªcitamente acusada, condenaba de inmediato el atentado, a?adiendo que era "una acci¨®n sospechosa", que a quien m¨¢s directamente perjudicaba era a los "habitantes del sur de L¨ªbano". Pero tambi¨¦n hay que recordar que en las ¨²ltimas semanas las fuerzas de la ONU hab¨ªan recibido amenazas en grabaciones atribuidas a Al Qaeda y que el Ej¨¦rcito liban¨¦s combate a¨²n por reducir a una fuerza -Fatah al Islam- vinculada al terrorismo islamista que dirige Osama Bin Laden, en un campo de refugiados palestino del norte de L¨ªbano.
Las condolencias y muestras de apoyo aflu¨ªan ayer al contingente espa?ol y a las familias de los fallecidos y de los otros tres soldados que resultaron heridos, entre ellas las del alto representante para pol¨ªtica exterior de la UE, Javier Solana, la secretaria de Estado norteamericana Condoleezza Rice, y el primer ministro israel¨ª, Ehud Olmert.
La p¨¦rdida de vidas humanas, y a¨²n m¨¢s en esas circunstancias, es siempre una tragedia, m¨¢xime cuando se produce una doble extraterritorializaci¨®n del terror, la de los asesinos, venidos de Dios sabe d¨®nde, y de las v¨ªctimas, los tres colombianos que no vinieron a Espa?a a buscar precisamente la muerte. Pero en lo referente a Espa?a, ¨¦ste es un tributo que hay que saber pagar, el de una potencia europea, octava econom¨ªa mundial, que est¨¢ all¨ª donde la defensa de la paz se lo requiere y que en lo que va de a?o ha tenido una decena de v¨ªctimas en misones de paz.
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