?Decisiones irreversibles?
El ex secretario regional del PSOE de Castilla y Le¨®n Jes¨²s Quijano acaba de declarar, en Valladolid, que el actual mapa auton¨®mico de esta regi¨®n es irreversible. No s¨¦ lo que pensar¨¢n los leoneses y los castellanos, pero a m¨ª lo que me resulta verdaderamente molesto, casi inquietante por venir de un socialista, m¨¢s por venir de un socialista, y hasta filos¨®ficamente indefendible de estas declaraciones del se?or Quijano es, precisamente, eso: el car¨¢cter absoluto y permanente que -esta vez s¨ª, porque lo afirma el se?or Quijano-, tiene que tener el mapa auton¨®mico de Castilla y Le¨®n. Como si la historia no nos hubiera demostrado ya suficientemente que todo cambia.
?Qui¨¦n iba a decir hace 30 a?os que Asturias, Murcia, Cantabria, La Rioja o Madrid iban a tener su propio autogobierno, se?or Quijano? ?Por qu¨¦ Le¨®n, no, se?or Quijano? ?En qu¨¦ libro est¨¢ escrito que lo que pudieron hacer c¨¢ntabros, riojanos o madrile?os no lo puedan hacer los leoneses o los castellanos si es su voluntad? Particularmente no tengo sentimiento ni a favor ni en contra de cualquier decisi¨®n -no soy leon¨¦s-, y fuera cual fuera el resultado de una consulta en Le¨®n o Castilla me parecer¨ªa bien si es ¨¦sa la voluntad de los ciudadanos; pero lo que como miembro de una sociedad democr¨¢tica nunca aceptar¨ªa de ning¨²n pol¨ªtico sea del color que sea, y menos de esta regi¨®n, si cabe, es que me transmitiera ese car¨¢cter de resignaci¨®n intemporal ante los hechos consumados, de fatalismo, de imposibilidad de cambio que nos dan a entender sus palabras ante un esquema administrativo que no tiene nada m¨¢s que 25 a?os de antig¨¹edad.
Si de algo est¨¢n sobradas las tierras de Le¨®n y de Castilla m¨¢s que ningunas otras de Espa?a es, precisamente, de ese aire de resignaci¨®n permanente que se nos inculc¨® a todos desde muy peque?os para que acept¨¢ramos los hechos o las verdades como si fueran inmutables, porque s¨ª, irreversibles, por citar al se?or Quijano. Irreversible s¨®lo es la muerte.
Lo que necesitan Le¨®n y Castilla desde hace siglos es, precisamente, todo lo contrario: ciudadanos que -sean o no sean parte de la misma regi¨®n- crean y entiendan de una vez que los seres humanos no tenemos ning¨²n destino asignado previamente ni en estas tierras ni en otras, ni por los pol¨ªticos de turno ni por ning¨²n mortal, que nuestro futuro est¨¢ en nuestras manos, que las instituciones que tenemos no son nada m¨¢s que la consecuencia de decisiones humanas, y que ¨¦stas, en cuanto a lo pol¨ªtico, como es el caso, afortunadamente, son siempre reversibles.
Basta ya de destinos intemporales y eternos, de decisiones indiscutibles, vengan de donde vengan. Es la hora de los ciudadanos, no del destino inevitable o de las verdades impuestas. Ni para Le¨®n ni para Castilla. ?O vamos a tener que esperar otros mil a?os para sacudirnos principios de autoridades indiscutibles.
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