Indemnizaci¨®n por un c¨¢ncer mortal cuyos dolores fueron atribuidos a una depresi¨®n
Un hospital de Madrid deriv¨® a la paciente a psiquiatr¨ªa cuando ya hab¨ªa fallecido
Teresa Ram¨ªrez, de 69 a?os, pas¨® los seis ¨²ltimos meses de vida quej¨¢ndose ante los m¨¦dicos de un insoportable dolor en el costado. El de cabecera crey¨® en mayo de 2001 que sufr¨ªa artrosis y le recet¨® antiinflamatorios. Al no remitir el dolor, la mand¨® al traumat¨®logo de un hospital de Madrid y ¨¦ste al reumat¨®logo. Pero el mal no estaba en los huesos, sino en un tumor en el h¨ªgado que no fue descubierto, ya en fase terminal, hasta agosto, durante unas vacaciones en Valencia. Teresa muri¨® el 21 de septiembre de 2001. D¨ªas despu¨¦s, la familia recibi¨® una carta deriv¨¢ndola a psiquiatr¨ªa por somatizar el dolor. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid fija ahora una indemnizaci¨®n de 90.000 euros para la familia.
Seg¨²n el juez, "una simple ecograf¨ªa" habr¨ªa diagnosticado el c¨¢ncer y permitido su tratamiento. La sentencia considera que la Comunidad de Madrid es responsable del caso ya que el hospital que fue incapaz de ver el tumor, la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz, es un centro privado concertado en el que Teresa era atendida a cuenta de la sanidad p¨²blica. El abogado ?lvaro Sardinero, de la Asociaci¨®n El Defensor del Paciente, ha llevado el caso para la familia.
Mar¨ªa Teresa e Isabel a¨²n guardan la carta que recibieron a los pocos d¨ªas de enterrar a su madre. "No hay anomal¨ªas importantes, aunque alteraciones degenerativas propias de la edad. Discreta osteoporosis", suscribi¨® un jefe de servicio de Reumatolog¨ªa de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz. "Debe hacer una vida activa f¨ªsicamente: nataci¨®n, gimnasia de mantenimiento, danza...". Adem¨¢s, le recetaba m¨¢s antiinflamatorios y analg¨¦sicos, as¨ª como una dieta rica en l¨¢cteos descremados como yogur y queso.
Era el ¨²ltimo episodio de un ag¨®nico deambular por el sistema sanitario de Madrid que Teresa -esposa de un hombre de 75 a?os, madre de dos hijas y abuela de tres nietos- inici¨® en abril de 2001 yendo a su m¨¦dico de cabecera. Sufr¨ªa fuertes dolores costales, pero debido a sus antecedentes de artrosis, le fueron recetados analg¨¦sicos y antiinflamatorios. En los servicios de Traumatolog¨ªa y Reumatolog¨ªa de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz corroboraron un mes m¨¢s tarde el diagn¨®stico e insistieron en el tratamiento.
Pasaron unos d¨ªas y los dolores aumentaron. Teresa ya no pod¨ªa ni dormir, as¨ª que el 6 de junio sus hijas la llevaron a urgencias en el mismo hospital. Se limitaron a explorarla f¨ªsicamente, sin realizarle ninguna prueba pese a que sus hijas las solicitaron insistentemente.
"Muy demandante"
Un mes despu¨¦s, el 6 de julio, con los mismos s¨ªntomas agravados, volvi¨® a urgencias. En esta ocasi¨®n le hicieron una anal¨ªtica de sangre que no supo ver el c¨¢ncer. Los m¨¦dicos, adem¨¢s, insinuaron que el origen de sus males pod¨ªa estar en una depresi¨®n. "La paciente es muy demandante, demanda cita ahora con alg¨²n especialista o que le hagamos una resonancia o incluso que la ingresemos", reza el informe m¨¦dico de aquel d¨ªa. "La estaban llamando loca, pesada o hipocondr¨ªaca", recuerda con amargura Isabel.
Teresa era una mujer activa, deportista y amante de su trabajo de esteticista, que desempe?¨® hasta un mes antes de morir. "Hac¨ªa nataci¨®n tres veces por semana y monta?ismo. Era una luchadora", recuerda su hija Mar¨ªa Teresa.
Ante la insistencia de la familia, el servicio de Reumatolog¨ªa le realiz¨® una resonancia magn¨¦tica de la espalda. Pero los m¨¦dicos siguieron fij¨¢ndose s¨®lo en el estado de sus huesos, por lo que tampoco vieron esta vez el tumor en el h¨ªgado. Fue entonces cuando el m¨¦dico aconsej¨® por primera vez, de palabra, que Teresa visitara los servicios de psiquiatr¨ªa. "El trato siempre fue vejatorio e insultante. Le dijo a mi madre que hiciera danza y que no se quejara tanto, que seguro que ¨¦l ten¨ªa peores males", recuerda indignada Mar¨ªa Teresa.
Teresa se march¨® de vacaciones a Cullera (Valencia) con su marido. Se supon¨ªa que no estaba enferma. Pero al cabo de pocos d¨ªas empez¨® a marearse y entr¨® en un estado casi comatoso, por lo que fue ingresada en el hospital de la Ribera de Alzira. "La m¨¦dica que la trat¨® nos dijo que de all¨ª no sal¨ªa sin un diagn¨®stico", recuerdan sus hijas. Y al cabo de una semana, supieron que su madre sufr¨ªa un c¨¢ncer de h¨ªgado terminal. Falleci¨® el 21 de septiembre.
Su marido, que ahora tiene 81 a?os, no lo ha superado. "Mi padre no ha vuelto a sonre¨ªr. Amenaz¨® con suicidarse varias veces", explica Mar¨ªa Teresa. "Cuando sali¨® la sentencia (el pasado 17 de mayo) pensamos en no coger los 90.000 euros. Ese dinero est¨¢ envenenado. Lo que realmente vale es que se haya reconocido el error", concluye.
Sin una "simple ecograf¨ªa" y con un antecedente
Cada m¨¦dico se limit¨® a cumplir su papel. El de cabecera tir¨® de episodios pasados de artrosis y, en el hospital, traumat¨®logos y reumat¨®logos insistieron en estudiar huesos y articulaciones, que estaban todo lo sanos que suelen estar en una mujer de 69 a?os. Pero a nadie en todo el escalaf¨®n asistencial, recuerda la sentencia, se le ocurri¨® ir m¨¢s all¨¢ e indagar por qu¨¦ los dolores de Teresa no remit¨ªan pese a todos los f¨¢rmacos que tomaba."El m¨¦dico de cabecera no solicit¨® ninguna prueba diagn¨®stica, como una simple ecograf¨ªa, dej¨¢ndose llevar indebidamente por el antecedente de artrosis", dice el juez. En el hospital, los m¨¦dicos "omitieron estudiar otro origen del dolor y pedir pruebas sencillas como una ecograf¨ªa abdominal o anal¨ªtica con pruebas hep¨¢ticas".Todo ello, censura el juez, "dej¨® evolucionar libremente" el tumor, "de manera que cuando fue descubierto ya ¨²nicamente era posible el tratamiento paliativo, pese a que hab¨ªa existido la posibilidad de resecci¨®n completa". Este tratamiento, incluye el magistrado en su fallo, permite "una remisi¨®n completa [del c¨¢ncer] a los cinco a?os del 35% al 45%" de los pacientes.Por todo ello, concluye la sentencia, "tanto los servicios de atenci¨®n primaria como en los de Traumatolog¨ªa y Reumatolog¨ªa de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz incumplieron la obligaci¨®n de poner todos los medios a su alcance" para diagnosticar y tratar a la paciente, por lo que "el fallecimiento es imputable al defectuoso funcionamiento del servicio p¨²blico asistencial".Un portavoz de la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz declin¨® valorar el caso y se limit¨® a se?alar que el centro "asume la sentencia".El caso de Teresa Ram¨ªrez es casi id¨¦ntico al de A. L. S., un escayolista prejubilado de 63 a?os que muri¨® el 23 de septiembre de 2004 en la Fundaci¨®n Hospital de Alcorc¨®n, tambi¨¦n en la Comunidad de Madrid, por un tumor de 800 gramos en el ri?¨®n que pas¨® desapercibido a los m¨¦dicos. El paciente acudi¨® tres veces a urgencias porque no pod¨ªa orinar ni sostenerse en pie. Los m¨¦dicos tampoco le hicieron una ecograf¨ªa y acabaron ingres¨¢ndole en Psiquiatr¨ªa. En aquel caso, el Gobierno madrile?o accedi¨® sin juicio a indemnizar a la familia con 102.000 euros.
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