De Blair a Brown
La gran pareja de hecho de la pol¨ªtica brit¨¢nica por fin se ha roto, y tras una espera rica en incertidumbres y desencuentros, el escoc¨¦s Gordon Brown, de 56 a?os, ha sido elegido l¨ªder del Nuevo Laborismo el domingo en un congreso extraordinario en Manchester, aunque deber¨¢ aguardar hasta ma?ana para suceder a Tony Blair como primer ministro. Se cumplen, as¨ª, los tr¨¢mites de un divorcio, que se salda con la elecci¨®n de Brown, y la retirada, aunque s¨®lo de la pol¨ªtica nacional, del refundador del partido, presentido como gran mediador internacional para Oriente Pr¨®ximo.
El nuevo l¨ªder, cuya relaci¨®n con su antecesor hab¨ªa ido deterior¨¢ndose a medida que ¨¦ste demoraba un traspaso de poderes acordado a?os antes y que era un secreto a voces, es tan neofundador del laborismo como el propio Blair, con quien comparte el convencimiento de que el partido ha de situarse en el centro-izquierda para optar seriamente al poder. En lo humano, sin embargo, ambos son polos opuestos. Blair, a punto de abrazar la fe cat¨®lica, es especialmente sociable y, para los baremos brit¨¢nicos, convencido europe¨ªsta, mientras que Brown es un asc¨¦tico hijo de pastor presbiteriano, producto de la Escocia profunda, y, como subray¨® en Manchester, inclinado a un mayor acento en lo social. Aun sin variar el rumbo en lo decisivo, el nuevo premier tendr¨¢ que marcar diferencias para existir como animal pol¨ªtico. Su n¨²mero dos, elegida en Manchester, ha sido la ex ministra Harriet Harman, una brownita de raza, con la que se siente en sinton¨ªa casi preternatural.
El inminente primer ministro mantendr¨¢ el contingente brit¨¢nico en Irak, todo lo que sea necesario para no incurrir en el disgusto de Washington; cumplir¨¢ escrupulosamente los compromisos europeos, pero v¨¦ase que no pronunci¨® la palabra Europa en su discurso de aceptaci¨®n del nombramiento en Manchester; y sostendr¨¢ la apertura al centro del campo, que ha sido la gran aportaci¨®n electoral de Blair, pero desde una gravedad en la que predomine el semblante adusto, como nos ha tenido acostumbrados el Old Labour.
Esto es lo que se espera de un valioso economista, que pretende, como ha dicho, formar un Gabinete "de todos los talentos", mientras que con Tony Blair nadie pod¨ªa dudar de que para talentos, el suyo.
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