Un escritor de raza
Amos Oz es un escritor de raza; esto quiere decir que es un escritor que antepone la escritura a cualquier otra consideraci¨®n. La historia de su vida, que se cuenta en un libro admirable, Una historia de amor y oscuridad, revela a un tipo realmente corajudo, dispuesto a enfrentarse a cualquier dificultad con tal de sacar afuera lo que bulle dentro de ¨¦l, es decir, la visi¨®n del mundo de alguien que ha tenido que enfrentarse no s¨®lo a la construcci¨®n de su propia vida sino tambi¨¦n a la construcci¨®n de su propio pa¨ªs, Israel. Lo que cuenta en ese libro es una aventura de nuestro tiempo, pero no es una aventura cualquiera.
Amos Oz naci¨® en 1939 en Jerusal¨¦n en el seno de una familia jud¨ªa procedente de emigrados rusos y polacos. Ha dedicado su vida a la ense?anza y a la literatura y obtenido premios muy prestigiosos. Es novelista y tambi¨¦n ensayista e incluso poeta. Acaba de recibir el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras por -seg¨²n dice el jurado del premio- "contribuir a hacer de la lengua hebrea un brillante instrumento para el arte literario y para la revelaci¨®n certera de las realidades m¨¢s acuciantes y universales de nuestro tiempo". Valiente vulgaridad, esto es lo que se llama una definici¨®n de plantilla. Si Amos Oz fuera solamente eso, ser¨ªa un simple representante de la urgencia cultural imperante. Afortunadamente, ¨¦l es lo que afirmaba al principio: un escritor de raza.
En su admirable libro autobiogr¨¢fico, el ni?o y el adolescente son la gu¨ªa del relato. La familia del ni?o se bifurca, se ramifica, se aleja y se reanuda, formada por emigrantes a los que el acoso ha ido empujando bien a Palestina, bien a Am¨¦rica, bien al Holocausto... ?l recala en Israel. La familia est¨¢ llena de hombres y mujeres europe¨ªstas a los que la Europa fascista y nacionalista del Este y del Oeste expulsa de un modo u otro. En la familia de Oz, los hombres son cultos y activos y las mujeres compa?eras y madres. Son los jud¨ªos que el autor llama de la Di¨¢spora frente a los nacidos en Israel, los kibbutzin, a los que ¨¦l contempla de ni?o como esa nueva generaci¨®n all¨ª nacida, que se caracteriza por su actividad simult¨¢nea de guerreros y agricultores, gente asc¨¦tica, tostada por el sol levantino, de costumbres m¨¢s abiertas aunque m¨¢s toscos en cuanto a maneras y cultura. En realidad, el encontronazo entre estas dos formas de concebir el mundo jud¨ªo es la clave no s¨®lo del libro en cuesti¨®n sino de la propia vivencia de Oz y de la situaci¨®n territorial e hist¨®rica del pa¨ªs.
Amos Oz se enfrent¨® a su padre, lo dej¨® para irse al kibbutz donde vivi¨® entre 1961 y 1985 y, al iniciar al primer a?o del siglo XXI, se sent¨® a poner en orden su sentido de la vida dentro de la Historia, en uno de cuyos centros m¨¢s conflictivos se encontraba. Sin embargo, cuando ¨¦l ten¨ªa doce a?os y medio tuvo que hacer frente al suicidio de su madre. En la adolescencia, un suceso semejante lo precipita todo dentro de un mismo saco: la sensaci¨®n de abandono y la ira terrible por el da?o sufrido se reparte a partes iguales. Desde ese momento empieza a construirse el escritor Amos Oz. Pero no todo es dolor e incomprensi¨®n a la hora de alimentar una dedicaci¨®n como la suya; tambi¨¦n la sencillez se hace fuerte; hay una escena en su preciosa autobiograf¨ªa que resulta emocional y expresivamente impagable: es una llamada telef¨®nica familiar que a un lector espa?ol de cierta edad le remontar¨ªa a aquellos tiempos en que conseguir una conferencia telef¨®nica era una haza?a y un ejercicio de paciencia infinita; pero el relato que hace Oz de esa comunicaci¨®n es el relato de esos caracter¨ªsticos actos nimios convertidos en un ritual de seriedad cuyo propio desarrollo es el modo "en el que se iba construyendo la emoci¨®n". Ah¨ª entra su literatura. La emoci¨®n de encontrarse, reconocerse, quererse y continuar, que ¨¦l, narrador, hace tan relevante cono cualquiera de los grandes momentos vividos.
Las dos constantes en la vida y la escritura de Amos Oz son el amor y la oscuridad. ?ste es un contraste tan bello, tan expresivo, que sus novelas, sus libros en general, se nutren de ¨¦l exhaustivamente. Amos Oz es esa clase de escritor para el cual la literatura es un camino cuyas dos veredas son el amor y la muerte.
Babelia
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