Un camino desacertado para la educaci¨®n en valores
Hoy existe gran preocupaci¨®n en la sociedad por la aparici¨®n, cada vez m¨¢s numerosa, de casos de violencia juvenil dentro y fuera de las aulas. Desde diferentes instancias educativas detectamos una p¨¦rdida de valores morales entre la juventud, puesta de manifiesto en conductas antisociales que no nos dejan indiferentes. De ah¨ª la mayor necesidad de educar en valores y de comprometer a todos en este empe?o.
Es evidente que la tarea de educar a los hijos es un derecho primordial de los padres, pero no lo es menos que ellos solos no pueden acometerla con ¨¦xito. Hoy no pocas familias parecen especialmente desbordadas por la educaci¨®n de sus hijos y precisan, m¨¢s que nunca, de la colaboraci¨®n de la escuela.
Vemos innecesaria la presentaci¨®n de la objeci¨®n de conciencia en nuestros centros
La educaci¨®n c¨ªvica es necesaria, pero el camino para implantarla no ha sido adecuado
La Uni¨®n Europea ha detectado con inquietud la aparici¨®n de las conductas antisociales antes citadas y de una especie de desencanto e indiferencia frente a los valores democr¨¢ticos. ?sta es la raz¨®n por la que los Estados miembros tomaron el compromiso de incorporar la educaci¨®n c¨ªvica en las escuelas.
Nuestros centros educativos cat¨®licos han mostrado siempre un gran compromiso con la educaci¨®n en valores; tambi¨¦n con los valores c¨ªvicos que han venido trabaj¨¢ndose a trav¨¦s de los ejes transversales, de las tutor¨ªas y de todas las actividades del centro, incluso de aquellas aparentemente neutras como el deporte, el teatro, la m¨²sica, etc¨¦tera. En nuestros d¨ªas, nadie se atreve a poner en duda el derecho y la capacidad de la escuela para transmitir valores morales; m¨¢s bien nos lamentamos de su escasa incidencia en la vida del alumnado frente a otros competidores mucho m¨¢s poderosos y seductores.
El actual Gobierno decidi¨® que la mejor manera de acometer el compromiso europeo antes citado era introducir en el sistema educativo una nueva asignatura dedicada a la Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa y los Derechos Humanos. El desarrollo de los acontecimientos est¨¢ poniendo de manifiesto que el camino elegido no ha sido el m¨¢s acertado. Y esto, por varias razones. En primer lugar, por la enorme pol¨¦mica que ha suscitado una cuesti¨®n tan delicada como ¨¦sta, que precisaba de un consenso generalizado; en segundo lugar, porque la educaci¨®n en valores no es tanto una cuesti¨®n de saberes y de conocimientos, cuanto primordialmente de actitudes, convicciones, testimonio de vida y de razones para sustentarlos.
?No hubiera sido mejor mantener la actual asignatura "?tica" de 4? de la ESO, haber distribuido los contenidos te¨®ricos referentes a derechos humanos y el funcionamiento de las instituciones democr¨¢ticas en otras asignaturas ya existentes, y haber potenciado la acci¨®n tutorial? Esta soluci¨®n ten¨ªa la ventaja de que la ?tica no hab¨ªa sido cuestionada, ni en la LOGSE ni en la LOCE. Adem¨¢s, los temas morales encontraron en esta ¨²ltima un planteamiento m¨¢s sistem¨¢tico y cient¨ªfico del que tienen ahora en Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa. Por todas esas razones, Escuelas Cat¨®licas se ha manifestado siempre disconforme con la implantaci¨®n de la materia de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, y as¨ª lo puso de manifiesto con su voto en contra de la asignatura en el Consejo Escolar del Estado.
No obstante, una vez que la LOE fue aprobada por el Parlamento y su impartici¨®n era obligatoria para todos los centros, consideramos que lo m¨¢s razonable era intentar que sus contenidos fueran respetuosos con las convicciones morales de todas las familias. En esta tarea nos embarcamos. En todo caso, conscientes de los derechos que nos otorga el art¨ªculo 27 de la Constituci¨®n y los instrumentos que la misma LOE pone a disposici¨®n de todos los colegios, vamos a desarrollar y concretar esta asignatura de manera que se imparta en total coherencia con el car¨¢cter propio de los centros cat¨®licos. Adem¨¢s, cuidaremos la selecci¨®n de los libros de texto y la formaci¨®n del profesorado que la imparta. Por todo ello, vemos innecesaria la presentaci¨®n de la objeci¨®n de conciencia en nuestros centros, aunque no pondremos obst¨¢culo alguno a quienes libremente decidan hacerlo. En este sentido, queremos transmitir un mensaje de tranquilidad a los padres de nuestros alumnos.
Sin embargo, en los centros p¨²blicos, obligados a la neutralidad ideol¨®gica, puede darse el caso de que alguien pretenda adoctrinar en valores morales no compartidos por todos, convirti¨¦ndose en plataformas para la difusi¨®n de ideolog¨ªas leg¨ªtimas, pero particulares. En este caso, apoyaremos las medidas que los padres adopten en defensa de sus derechos.
El crispado debate social que se est¨¢ produciendo muestra bien a las claras la polarizaci¨®n actual de la sociedad espa?ola y la poca voluntad de acuerdo que preside la pol¨ªtica. Se aprobaron leyes sociales fuertemente cuestionadas y ahora se implanta una nueva asignatura con contenidos que afectan a la moral personal, sin haber alcanzado un acuerdo generalizado sobre los mismos. Creemos que es posible y conveniente acordar una serie de valores morales compartidos a desarrollar en la escuela y que ello ser¨ªa una contribuci¨®n inestimable al bien com¨²n de toda la sociedad.
Pero no todo es negativo en este debate. Se ha producido un loable despertar de la preocupaci¨®n de los padres por la educaci¨®n religiosa y moral que sus hijos puedan recibir en la escuela. Es l¨®gico que quieran protegerles contra posibles adoctrinamientos, del signo que sean. Pero al mismo tiempo es necesario que est¨¦n atentos a la influencia que otras instancias, como los medios de comunicaci¨®n social, Internet, etc¨¦tera, est¨¢n ejerciendo sobre sus hijos. En la actual sociedad plural y globalizada es casi imposible controlar la informaci¨®n que reciben nuestros j¨®venes. La mejor manera de protegerlos es dotarles de un bagaje de instrumentos para ser ellos mismos, entre los que cabe destacar la formaci¨®n en el esp¨ªritu cr¨ªtico.
Manuel de Castro Barco es secretario general de la Federaci¨®n Espa?ola de Religiosos de Ense?anza (FERE-CECA) y EyG.
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