Con la cabeza fr¨ªa

Gordon Brown y su Gobierno no han perdido los nervios y han mantenido la sangre fr¨ªa ante una nueva intentona de terrorismo yihadista. El nuevo Ejecutivo ni siquiera ha decretado el m¨¢ximo nivel de alerta tras los frustrados atentados en el aeropuerto de Glasgow y en el centro de Londres, donde la polic¨ªa encontr¨® dos coches bomba que de haber estallado pod¨ªan haber causado una carnicer¨ªa. Recordando quiz¨¢ que en 2005 una alianza de conservadores, liberales dem¨®cratas y algunos laboristas logr¨® impedir que se ampliara el periodo de detenci¨®n sin cargos de 28 a 90 d¨ªas, Brown y su reci¨¦n estrenada titular de Interior, Jacqui Smith, han deso¨ªdo los llamamientos para reforzar las leyes antiterroristas. A diferencia de su predecesor, para Smith no se necesitan s¨®lo leyes, sino buscar "otras maneras" de derrotar al terrorismo.

Al menos dos de los terroristas buscados pueden, seg¨²n la polic¨ªa, ser de nacionalidad brit¨¢nica, como los autores de los atentados en Londres del 7 de julio de 2005. Ocho detenidos no son brit¨¢nicos, pero est¨¢n afincados en el pa¨ªs, dos de ellos trabajan como m¨¦dicos y en general el grupo, en la medida que lo sea, tiene un punto en com¨²n: la sanidad p¨²blica. Los brit¨¢nicos vuelven a preguntarse qu¨¦ ha hecho mal su sociedad, no ya para no conseguir integrar a algunos de sus miembros, sino para volverles violentamente contra el pa¨ªs de acogida. En todo caso, tampoco se ve una reacci¨®n contra los musulmanes. La brit¨¢nica es una sociedad multicultural, condici¨®n que dif¨ªcilmente tiene vuelta atr¨¢s.

Brown se ha referido a que "en t¨¦rminos generales est¨¢ claro que estamos tratando con gente asociada con Al Qaeda". Los dos coches bomba aparcados en el West End londinense, descubiertos casualmente, conten¨ªan bombonas de gas, gasolina y clavos. Presumiblemente, los terroristas pensaban hacerlos estallar por control remoto, pero algo no funcion¨®. Si la manera de operar de los terroristas refleja la coordinaci¨®n propia de Al Qaeda, los fallos t¨¦cnicos tambi¨¦n se?alan que la red creada por Osama Bin Laden no ha tenido, al menos en este caso, la capacidad operativa necesaria. De haber tenido ¨¦xito, los terroristas podr¨ªan haber provocado una matanza. Pero los intentos parecen m¨¢s obra de aficionados, lo que refleja que Al Qaeda, debido a la resistencia antiterrorista que encuentra o a los grupos que se inspiran en ella para cometer atentados, va cobrando m¨¢s valor ideol¨®gico que operativo. Pero esto no reduce su peligro, especialmente en un pa¨ªs que se ha convertido en uno de sus objetivos prioritarios.

Afortunadamente, no hay que hablar de v¨ªctimas, pero los terroristas han logrado al menos uno de los objetivos de su propia raz¨®n de ser: contagiar la psicosis de miedo e incomodar a la ciudadan¨ªa, toda vez que la polic¨ªa se ha visto obligada a desplegar severos controles de seguridad en aeropuertos, estaciones y carreteras justo en el inicio de las vacaciones de verano. El premier ha afirmado que "Gran Breta?a no ceder¨¢ ni ser¨¢ intimidada", y su ministra, que a trav¨¦s de "la unidad los terroristas ser¨¢n derrotados". El Reino Unido, como hiciera ante las bombas de Londres hace dos a?os, ha sabido aguantar y no ha perdido la cabeza.