Un debate poli¨¦drico
A la vista de la efervescencia interna que Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) viene exhibiendo a lo largo de las ¨²ltimas semanas, es tentador concluir que el ¨¢nimo frondeur y revoltoso est¨¢ en el ADN del hist¨®rico partido desde 1931; que -seg¨²n los propios republicanos proclamaban en una de las ¨²ltimas campa?as electorales- "som com som". Y s¨ª, algo hay de ello: a diferencia de los partidos de matriz marxista, Esquerra no ha interiorizado nunca el llamado centralismo democr¨¢tico ni la subsiguiente omnipotencia del aparato. Bien al contrario, su c¨®digo gen¨¦tico contiene una veta libertaria y una clara inspiraci¨®n en el radical-socialismo franc¨¦s de los a?os treinta, fecundo en facciones, en asambleas tumultuosas y en notables provinciales semiaut¨®nomos.
A diferencia de los partidos de matriz marxista, Esquerra Republicana no ha interiorizado nunca el llamado 'centralismo democr¨¢tico' ni la subsiguiente omnipotencia del aparato
Sin embargo, no hay que exagerar la influencia de la tradici¨®n hist¨®rica, y tampoco me parece justo describir el actual panorama interno de ERC como un cuadro de inmadurez o arca¨ªsmo pol¨ªtico, como una expresi¨®n de esp¨ªritu autodestructivo y fratricida. En realidad, y a mi juicio, lo que sucede ahora mismo en el seno de Esquerra es la exteriorizaci¨®n simult¨¢nea de varios debates distintos, que conciernen a la estrategia del partido, a su t¨¢ctica y a su liderazgo, aunque tales asuntos aparezcan a menudo confusamente entremezclados.
Que se sepa, todo el mundo es independentista en la actual Esquerra Republicana, pero no todos comparten la misma receta para alcanzar el objetivo estrat¨¦gico com¨²n. Para simplificar, Carod Rovira abandera un soberanismo gradualista, basado en mostrar a ERC como una fuerza de gobierno respetable, eficiente y seria, que se equivoc¨® votando no al Estatuto. A su vez, el n¨²cleo duro de la actual direcci¨®n propugna un independentismo posidentitario. Se trata -seg¨²n la autorizada versi¨®n de Xavier Vendrell en su libro Disculpin les mol¨¨sties- de conseguir que "quienes no son nacionalistas -y quiz¨¢ no lo ser¨¢n nunca- devengan independentistas", que "voten por la independencia en un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n", persuadidos de que ello mejorar¨¢ su calidad de vida.
Conseguir este objetivo a medio plazo pasa hoy -arguye Vendrell- por pactar con los referentes pol¨ªticos de esa ciudadan¨ªa no nacionalista; es decir, por compartir Gobierno con el PSC y hacer presidente a Jos¨¦ Montilla.
Sin rechazar la apuesta t¨¢ctica del segundo tripartito, las corrientes cr¨ªticas cuestionan su implementaci¨®n. Para Esquerra Independentista (la tendencia de los diputados Uriel Bertran y Pere Aragon¨¨s) el "soberanismo del bienestar" no funcionar¨¢ si no va acompa?ado de una ambici¨®n pol¨ªtica y de una contundencia en el independentismo que este sector cree diluidas desde noviembre pasado. M¨¢s categ¨®ricos, el ex consejero Joan Carretero y el Reagrupament.cat hablan de "desarme ideol¨®gico unilateral", de entreguismo al PSOE y al PSC, de "p¨¦rdida de nuestro mensaje". Por su parte, la reciente conferencia del secretario general Joan Puigcerc¨®s eludi¨® justificar la formaci¨®n del Gobierno de Montilla, pero subray¨® la necesidad imperiosa de hacer de la lengua y la cultura propias el eje vertebrador de la Catalu?a futura, incluso al precio de una "guerra ling¨¹¨ªstica" (sic). Lo cual no suena muy posidentitario...
No crean, empero, que el debate interno de Esquerra se circunscribe a los asuntos de la t¨ªpica agenda nacionalista: tambi¨¦n incluye cuestiones ideol¨®gicas y program¨¢ticas de car¨¢cter universal. Por ejemplo, en su libro citado m¨¢s arriba, el n¨²mero tres del partido, Xavier Vendrell, se autodefine corto y claro como "socialista". En cambio, el Reagrupament esboza un temario pol¨ªtico de resonancias sarkozyanas: meritocracia, apuesta por los valores occidentales, ¨¦nfasis en la seguridad de personas y bienes, una ense?anza igualitaria en las oportunidades y no en los resultados, pol¨ªtica inmigratoria firme, competitividad y eficiencia econ¨®micas...
?Prueba del derechismo de los de Carretero? Yo no me precipitar¨ªa en las conclusiones, porque ?saben qui¨¦n ha dicho que "el independentismo debe superar su complejo del 68", que "s¨®lo recuperando determinados valores de autoridad en las familias, en la escuela, en la v¨ªa p¨²blica, en el orden p¨²blico, podemos volver a ser exigentes como sociedad", qui¨¦n se ha preguntado si "hay valores m¨¢s de izquierdas o progresistas que la meritocracia, depender del esfuerzo de cada uno o la seguridad"? Pues lo afirm¨® Joan Puigcerc¨®s en su conferencia del pasado d¨ªa 28, la misma en que apel¨® a dotarnos de infraestructuras y empresas potentes, enfatizando la importancia de la iniciativa privada. Claro que, si la complicidad de los empresarios debe lograrse de acuerdo con algunas de las demandas de Esquerra Independentista -"... el posicionamiento contrario a los proyectos conocidos como MAT y Cuarto Cintur¨®n..."-, la cosa no ser¨¢ f¨¢cil.
La breve ex¨¦gesis de ideas y textos que acabo de hacer pretende s¨®lo mostrar que el de estos d¨ªas en las filas republicanas es un debate de geometr¨ªa variable, con coincidencias entre rivales y discrepancias entre afines. Y luego, claro, est¨¢ lo que -por recordar el t¨ªtulo original de uno de los primeros ¨¢lbumes de Ast¨¦rix- llamaremos Le combat des chefs: el pulso cada vez m¨¢s expl¨ªcito -prematuramente expl¨ªcito, dir¨ªa yo- entre Carod y Puigcerc¨®s por el liderazgo m¨¢ximo del partido y por la cabecera de cartel en las elecciones catalanas de 2010.
Esos jefes, y la militancia de ERC en general, me disculpar¨¢n un recordatorio y una sugerencia. El recordatorio: sin ser ning¨²n frente nacional, la Esquerra de los a?os treinta supo aglutinar en su v¨¦rtice a liberales como Carles Pi i Sunyer y Josep Sunyol i Garriga, a socialdem¨®cratas como Joan Lluh¨ª i Vallesc¨¤, a obreristas como Mart¨ª Barrera, a nacionalistas sin adjetivos como Ventura Gassol... La sugerencia: que contengan su cargante complejo de superioridad moral. Para ser patriotas y honestos, no es preciso ir repitiendo cada d¨ªa que ellos son los ¨²nicos patriotas y los ¨²nicos honestos.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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