La cocina sin nombre
Se busca una denominaci¨®n propia para la revoluci¨®n culinaria espa?ola
Es un movimiento que se conoce ya en todo el mundo gracias a la popularidad e inter¨¦s que ha alcanzado la revoluci¨®n culinaria de Ferran Adri¨¤. Junto a ¨¦l est¨¢n otros grandes chefs espa?oles de primera fila en el panorama internacional y el de sus disc¨ªpulos dentro y fuera de nuestras fronteras. Est¨¢n a la vanguardia de la gastronom¨ªa mundial. Pero est¨¢n a la cola en un aspecto. No consiguen encontrar un nombre propio que los identifique. Algo como lo que signific¨® lo de nouvelle cuisine para los renovadores de la cocina francesa. Una marca inconfundible. La de ellos, en franc¨¦s.
Es una demanda de los propios cocineros, pero el debate en Espa?a ha empezado en varios foros especializados. El m¨¢s activo, quiz¨¢, sea el de la cumbre anual de la gastronom¨ªa, Madridfusi¨®n. Su director, Jos¨¦ Carlos Capel (cr¨ªtico de EL PA?S), lanz¨® hace un mes la pregunta en su blog y lleva ya cerca de un centenar de propuestas. Entre ellas, algunas que aluden directamente al chef de El Bulli (Adriacocina, Adriaismo, Cocina Bulli-ciosa), pero la mayor¨ªa divagan con todo tipo de denominaciones como: Neococina, Nueva cocina espa?ola, Cocina de vanguardia espa?ola, Cocina tecnoemocional, Cocina de las espumas, Cocina emocional, Cocina novoespa?ola, Cocina total, Cocina extrema, Cocina global, Cocina expresiva, Hipervanguardia, Ultracocina, Metacocina, Transcocina, La cocina del arte, Cocina del sexto sentido, y muchas m¨¢s.
Pero, ?c¨®mo tiene que ser ese nombre? ?En espa?ol, como reafirmaci¨®n de origen? ?En ingl¨¦s, que es m¨¢s comercial y m¨¢s internacional? ?Algo sencillo o algo con fuerza e identidad? Cabe recordar, por ejemplo, que la escuela de pintura que conocemos como impresionismo, obtuvo su nombre de un comentario malintencionado de un cr¨ªtico de arte. Con el tiempo y la importancia que cobr¨® se convirti¨® en todo lo contrario, aunque a algunos de los pintores no les gustara del todo. Luego surgieron con nombre propio casi todos los movimientos pict¨®ricos.
La revista gastron¨®mica Apicius ha hecho ya su propuesta: cocina tecnoemocional. En una primera definici¨®n dicen que "el objetivo de sus platos es crear emoci¨®n en el comensal y para ello se valen de nuevas t¨¦cnicas y tecnolog¨ªas. "No comparto la idea de delimitar geogr¨¢ficamente este movimiento", dice Javi Antoja, director de la publicaci¨®n. "Hoy Espa?a est¨¢ a la vanguardia, pero ma?ana puede que est¨¦ en Australia o Brasil".
Es lo que teme Capel, quien llama a acelerar la elecci¨®n de un nombre. "Lo malo es que este movimiento no s¨®lo incluye a los cocineros espa?oles, sino a nuestros alumnos americanos, justo algunos de los que nos copian. El peligro cada vez est¨¢ m¨¢s cerca. Pronto se convertir¨¢ en un movimiento ap¨¢trida".
No est¨¢ claro qui¨¦n o c¨®mo se puede elegir el denominativo. Fernando Beltr¨¢n es un nombrador. Un poeta que tiene una oficina, El Nombre de las Cosas, que gan¨® fama al decidir el de Amena para la empresa de telefon¨ªa. Desde entonces recibe encargos de bodegas de vino o de perfumes, entre otros, que necesitan una denominaci¨®n con gancho. Seg¨²n ¨¦l, "el nombre Nueva Cocina indudablemente ya no sirve. Es una copia de la nouvelle cuisine", y adem¨¢s es anacr¨®nico y anticuado. Ser¨¢ sin embargo muy dif¨ªcil prescindir de ¨¦l, pues es un nombre codificado ya por el gran p¨²blico, que llama as¨ª a toda cocina que no es la tradicional", afirma Beltr¨¢n.
"Evidentemente hay que buscar un nombre para la cocina actual (tipo Ferran Adri¨¢), porque las cosas acaban siempre nombr¨¢ndose, y si no ponen un nombre los cocineros o la gente que se dedica a esto, se encontrar¨¢n de pronto con que se les nombra de una forma que no les guste".
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