M¨ªstica del traje de lana en el tr¨®pico
Alfio Basile, el seleccionador blanquiazul, es due?o de unos c¨®digos de conducta y un lenguaje en v¨ªas de extinci¨®n
La ¨¦poca dorada del tango ha pasado. Tambi¨¦n son historia los duelos criollos, dirimidos a golpe de pu?al. Hace casi un siglo que cerr¨® el cabaret Royal. Quedan los recuerdos. Tambi¨¦n permanece Alfio Basile, con su voz y sus requiebros orilleros, due?o de unos c¨®digos de conducta y un lenguaje en v¨ªas de extinci¨®n. El seleccionador de Argentina deambula por la concentraci¨®n con aire fantasmal. Sus charlas t¨¦cnicas a los jugadores son un misterio. No se sabe bien de qu¨¦ habla. Los futbolistas, chicos contempor¨¢neos, adictos a la Playstation, no entienden del todo a su entrenador, pero hay algo cierto: les hace gracia. Como dijo Messi: "Me hace cagar de risa".
El gran empe?o de Basile no consiste en generar en la plantilla un clima heroico. "La m¨ªstica", repite; "la m¨ªstica". Con la voz cavernosa da relieve a sus palabras. "La m¨ªstica", para el t¨¦cnico, es el patrimonio intangible de un equipo de f¨²tbol. Lo componen detalles insospechados. Una camisa de seda fucsia, cortada por un sastre porte?o de nombre italiano, o un traje negro de lana fr¨ªa pueden resultar decisivos para lograr "la m¨ªstica". Basile dio prueba de ello en el primer partido de Argentina, en Maracaibo, contra Estados Unidos.
Desde la bah¨ªa de Tablazo soplaba un viento alisio parejo que hab¨ªa elevado la temperatura del estadio Pachencho Romero a m¨¢s de 30 grados. El ¨ªndice de humedad era del 90%. Argentina empataba (1-1) y los jugadores comenzaban a sufrir la acci¨®n del clima. El partido se trababa. Era preciso tomar medidas. Basile, que luc¨ªa pantalones de vestir y camisa de seda fucsia, no perdi¨® el tiempo. Se dirigi¨® al banquillo y se puso la chaqueta negra de lana fr¨ªa. El gesto tuvo intenci¨®n revulsiva. M¨¢gica o m¨ªstica. Argentina gan¨® (5-1). Pero los periodistas locales estaban perplejos. Al terminar, uno lo interrog¨®: "?C¨®mo aguant¨® con la chaqueta en el segundo tiempo?". "Hac¨ªa mucho fr¨ªo", replic¨® Basile, muy solemne; "me molestaba el aire acondicionado del banco de suplentes. A partir de ahora, la chaqueta ser¨¢ titular indiscutible".
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