Messi, la vida en el estr¨¦pito
El jugador m¨¢s popular de Am¨¦rica carga con el peso de devolver los t¨ªtulos a Argentina
La habitaci¨®n de Lionel Messi es una caja de ruidos. Algo parecido a un estudio en el que su compa?ero, el frontman del grupo de cumbia Piolavago, Carlos T¨¦vez, dedica el tiempo libre a buscar la inspiraci¨®n po¨¦tica escuchando temas calientes. Si abre la ventana y sale al balc¨®n en busca de sosiego, Messi no encuentra m¨¢s que ruido. M¨¢s estr¨¦pito. El hotel en el que se hospeda tiene vistas a un centro comercial de Barquisimeto atestado de madres que quieren ser su suegra, padres que quieren ser su suegro, hijas que quieren ser su esposa e hijos que quieren ser su cu?ado. Al verle, todos chillan a coro: "?Meeeeeeessssiiiiiiiiiii!".
Messi frunce el ce?o. El ¨²nico libro que ley¨® en su vida, Yo soy el Diego, cuenta en primera persona la vida tr¨¢gica de Maradona. "No quiero vivir as¨ª", concluy¨® antes de abandonar la lectura en los cap¨ªtulos intermedios. Ayer, en Barquisimeto, donde Argentina se preparaba para enfrentar a Per¨² en los cuartos de final, Messi comenz¨® a sentir la clase de presi¨®n que debi¨® de soportar Maradona. Nunca antes hab¨ªa arrastrado tantas multitudes.
Si en el Mundial fue aislado por Riquelme y su cuadrilla, aqu¨ª le protegen Basile y Ver¨®n
"Yo s¨®lo juego al f¨²tbol", dice Messi luchando por conservar su viejo estatus; "no soy abanderado de nada". La barba que le sombrea el ment¨®n, los huesos recrecidos de la cara y una expresi¨®n de ligera desesperaci¨®n han transformado el gesto pueril con que se present¨® en el Mundial de Alemania. Tiene 20 a?os y la plantilla de la selecci¨®n ha dejado de observarle como a un extra?o. Si en la concentraci¨®n de Nuremberg sufri¨® el aislamiento al que lo someti¨® la cuadrilla de Riquelme, aqu¨ª en Venezuela goza de la protecci¨®n de algunos cabecillas. Alfio Basile, el t¨¦cnico, le ha nombrado un tutor: Juan Sebasti¨¢n Ver¨®n.
Ver¨®n ha pasado por las instancias m¨¢s oscuras y m¨¢s tormentosas del estrellato. Compa?ero de juergas de Maradona, muchacho extraviado en el Parma y marginado en el Manchester United, La Brujita no parece, en principio, el hombre adecuado para asumir una tutor¨ªa. Sin embargo, en los ¨²ltimos a?os su carrera ha vuelto a ver la luz en el Estudiantes de la Plata, en el que experimenta una especie de resurrecci¨®n futbol¨ªstica y mental. Habla de su protegido para defenderlo de quienes le acusan de ser un soberbio solitario: "Messi es retra¨ªdo. No se junta a tomar mate. Prefiere jugar a la Playstation. Para m¨ª, es como si fuera mi hermanito menor, al que tengo que cuidar. ?Es para ponerlo en la mesita de noche!".
Ver¨®n ayuda a Messi fuera y dentro del campo. En la cancha es su principal socio y asesor. El capit¨¢n del Estudiantes y Basile, el entrenador, saben que. por m¨¢s que Argentina controle los partidos mejor que nadie, sin Messi no es un equipo determinante. El delantero del Barcelona ha sido el ¨²nico capaz de romper la cadencia del juego argentino. No ha marcado. Pero sus apariciones desequilibrantes han precedido los goles decisivos contra Colombia, Estados Unidos y Paraguay.
Ayer Basile dio fe de que considera que Messi merece una protecci¨®n especial. "Lionel no tiene ning¨²n problema" dijo el t¨¦cnico. "Pero quiero que est¨¦ diez puntos contra Per¨². Por eso en el ¨²ltimo entrenamiento no hizo f¨²tbol y lo mand¨¦ a pastorear [hacer carrera continua, en la jerga del seleccionador] junto con Crespo".
El ex seleccionador Jos¨¦ P¨¦kerman lamenta no haber puesto a Messi el d¨ªa que Argentina qued¨® eliminada frente a Alemania en los cuartos de final del ¨²ltimo Mundial. Los sucesos de Berl¨ªn, donde la selecci¨®n perdi¨® en los penaltis, marcaron a esta generaci¨®n de futbolistas con el estigma de los equipos malditos.
Despu¨¦s de los fracasos de Corea y Jap¨®n, en 2002, y de la Copa Am¨¦rica de 2004, Alemania dej¨® un tendal de jugadores aturdidos. Algunos, como Riquelme, renunciaron a la selecci¨®n. Algo inaudito. "Hab¨ªa equipo suficiente para ganar sin Messi", recuerda P¨¦kerman, obligado a cambiar su estrategia sobre la marcha debido a una lesi¨®n de Abbondanzieri. El ex seleccionador justifica sus decisiones con razones t¨¦cnicas, con l¨®gica cient¨ªfica. Sin embargo, ¨¦l mismo sospecha que hay algo en su ecuaci¨®n que no cuadra. A veces, el f¨²tbol responde a factores irracionales.
Basile, que, m¨¢s que de t¨¦cnico, oficia de m¨¦dico brujo, no desestima los precedentes. El Coco sabe que en la hora decisiva Messi estar¨¢ en la cancha. Por si acaso, en Venezuela, la grada se lo recuerda siempre. El jueves pasado, cuando Argentina se enfrent¨® a Paraguay por el primer puesto de su grupo, al ver que Messi no era titular, la grada no esper¨®. A los 20 minutos de juego ya empezaron los reclamos: "?Meeeeeeessssiiiiiiii...!".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.