El Ej¨¦rcito paquistan¨ª lanza el asalto contra los islamistas de la Mezquita Roja
Cientos de personas, entre ellas mujeres y ni?os, permanecen retenidos en el complejo
El Ej¨¦rcito paquistan¨ª lanz¨® a las cuatro de la madrugada (tres horas menos en la Espa?a peninsular) el asalto contra los islamistas atrincherados en la Mezquita Roja de Islamabad, tras el fracaso de las negociaciones de ¨²ltima hora emprendidas ayer. El presidente, Pervez Musharraf, hab¨ªa permitido las conversaciones para evitar una matanza en el complejo, en manos de un grupo isl¨¢mico radical con cientos de personas en su interior, entre ellas mujeres y ni?os, y rodeada desde hace siete d¨ªas por el Ej¨¦rcito. "Los milicianos est¨¢n oponiendo una viva resistencia", anunci¨® un portavoz militar.
"Es el ¨²ltimo esfuerzo para evitar un ba?o de sangre", dijo ayer el ex primer ministro de Pakist¨¢n Chaudhry Shujaat Husain, que encabezaba la delegaci¨®n designada por Musharraf, poco antes de avanzar hacia el exterior de la mezquita. A trav¨¦s de un altavoz contact¨® con el cl¨¦rigo Abdul Rashid Ghazi, que dirige la rebeli¨®n despu¨¦s de que su hermano, Abdul Aziz, tratara de huir el mi¨¦rcoles escondido bajo una burka. Once horas despu¨¦s, el negociador anunci¨® el fracaso de las conversaciones, y comenz¨® la ofensiva.
Al menos 24 personas (cifra oficial) han perdido la vida desde el 3 de julio, cuando una manifestaci¨®n de radicales que exig¨ªan la aplicaci¨®n de la ley isl¨¢mica degener¨® en una batalla a tiros. Dos semanas antes, los estudiantes de la madraza (escuela cor¨¢nica) de la Mezquita Roja hab¨ªan capturado a siete chinos acusados de dirigir un burdel. La polic¨ªa los liber¨® tras negociar. En otro incidente, cuya relaci¨®n con los islamistas se investiga, tres trabajadores chinos fueron asesinados el domingo en Peshawar.
La ¨²ltima orden presidencial a los militares -tras esgrimir este fin de semana la posibilidad de usar la fuerza- exig¨ªa contenci¨®n "para salvar las vidas de mujeres y ni?os", seg¨²n dijo Anwar Mahmoo, secretario de Informaci¨®n. La posici¨®n negociadora del Gobierno era exigir la liberaci¨®n de los alumnos y sus padres secuestrados (cuyo n¨²mero se desconoce, pueden ser cientos), y la rendici¨®n incondicional de Ghazi (ayer acus¨® a su hermano por terrorismo).
Se trata de una oferta que ya hab¨ªa sido rechazada por Ghazi. El s¨¢bado advirti¨® de que morir¨ªan antes de rendirse. Aunque ayer acept¨® un alto el fuego para facilitar el di¨¢logo, tampoco rebaj¨® su ret¨®rica: "Creemos firmemente en Dios y en que nuestra sangre conducir¨¢ a la revoluci¨®n".
El ministro de Asuntos Religiosos, Muhammad Ijaz ul Haq, insiste en que dentro del templo "hay conocidos terroristas", y pone un ejemplo: un miliciano acusado del intento de asesinato en 2004 del primer ministro, Shaukat Aziz, est¨¢ entre los muertos del primer d¨ªa. Ghazi niega que haya terroristas o militantes de Al Qaeda.
La crisis de la mezquita representa un reto para Musharraf, que no vive sus mejores momentos tras destituir en marzo al presidente del Tribunal Supremo, Iftikar Chaudhry, convertido hoy en un s¨ªmbolo de la contestaci¨®n y una esperanza para la oposici¨®n laica, m¨¢s unida que nunca.
Los r¨¦ditos pol¨ªticos depender¨¢n de si hay una carnicer¨ªa. Lo ¨²ltimo que necesita el presidente en un a?o electoral son mujeres y ni?os muertos. Musharraf parece contar a¨²n con un fuerte apoyo para lanzar la operaci¨®n de asalto. Muchos piensan que lo debi¨® haber hecho hace seis meses, cuando empezaron los problemas.
"Esto puede terminar con una rendici¨®n de los islamistas o en un ba?o de sangre", asegura Stephen Cohen, experto para Asia del Sur de la Brookings Institute. "Esto es una cat¨¢strofe para Musharraf. No puede trasladar la responsabilidad a nadie. Ha ocurrido bajo sus narices. Lo ha buscado cada d¨ªa".
Para las familias de los estudiantes, que esperan noticias en los alrededores de la mezquita, la situaci¨®n es angustiosa. "Mi hija est¨¢ desaparecida. No sabemos si est¨¢ viva o muerta", asegura Manzur Ahmed, un hombre barbado que ha llegado a Islamabad procedente de Bahawalpur, al sur de la provincia del Punjab. Su hija Sumaya Tabbasum, de 19 a?os, le llam¨® el jueves. Se hallaba dentro de la mezquita. "Estaba muy asustada. Me dec¨ªa: 'Padre, por favor, reza a Dios".
Las fuerzas de seguridad acompa?aron en los primeros d¨ªas a los familiares hasta los muros exteriores para ayudarles a sacar a sus hijos. Han dejado de hacerlo desde el viernes, cuando los islamistas abrieron fuego. Unos mil estudiantes escaparon el pasado mi¨¦rcoles. Desde entonces, nada. Los dos que lo intentaron el viernes perdieron la vida. Otro hombre llamado Misraddin, que procede de la parte paquistan¨ª de Cachemira, asegura que su sobrina est¨¢ dentro. Su hermano recibi¨® un disparo en el pie cuando se acerc¨® hace un par de d¨ªas. "Dispararon desde dentro, no quieren que los estudiantes salgan", dice.
Los familiares de los estudiantes se concentran desde el domingo en el estadio de Islamabad. Quieren saber si sus hijos est¨¢n entre los detenidos el primer d¨ªa. Los primeros 152, todos menores de 18 a?os, fueron entregados el domingo a sus familias. La mayor¨ªa son cr¨ªticos con los l¨ªderes de la mezquita. "Creemos que la culpa es de Abdul Aziz", dice uno. "Envi¨¦ a mi hijo a aprender la lengua urdu, no a combatir, o a luchar contra el Gobierno", a?adi¨® Malik Muhammad Ayub, de la regi¨®n tribal del sur de Wazirist¨¢n, donde son frecuentes los combates con los islamistas.
[Por otra parte, el Gobierno de Pakist¨¢n ha tomado la decisi¨®n de congelar los visados a la prensa extranjera. Ayer neg¨® la entrada a ?ngeles Espinosa, corresponsal de EL PA?S en la regi¨®n. La polic¨ªa de fronteras no escuch¨® razones. Tampoco acept¨® esperar a que abriera el Ministerio de Informaci¨®n para aclarar su caso. Escoltada por un polic¨ªa, fue devuelta sin contemplaciones al mismo avi¨®n en el que hab¨ªa llegado procedente de Doha y deportada].
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