Calcoman¨ªas en pol¨ªtica
Bernat Soria, que desde 2005 viene dirigiendo el Centro Andaluz de Biolog¨ªa Molecular y Medicina Regenerativa, deja su direcci¨®n con motivo de su nombramiento como ministro de Sanidad. A partir de ahora va a dedicar su tiempo a la pol¨ªtica sanitaria del Estado. Una dedicaci¨®n que, en principio, y a¨²n con las reservas naturales que se originan cuando los cient¨ªficos cambian investigaci¨®n por pol¨ªtica -no es lo mismo gestionar que investigar- s¨®lo deber¨ªan llevar a desearle un feliz alunizaje en sus nuevas tareas. Es verdad que el centro se puede resentir con esta marcha, ya que bajo su direcci¨®n se estaba apostando en firme por la investigaci¨®n con c¨¦lulas madre. No obstante, marcada esta pol¨ªtica por la Junta de Andaluc¨ªa, el proyecto continuar¨¢; es probable que con mayor fuerza por la implicaci¨®n del Estado con las comunidades en la l¨ªnea que ya se hab¨ªa iniciado en Andaluc¨ªa. Son motivos de satisfacci¨®n, ya que si hay algo que demandar es que se ocupen de nuestra salud.
Sin embargo siempre surgen manifestaciones que, marginando estos objetivos, se centran m¨¢s en los propios, y no en los de la colectividad. En este sentido destacan, por su escasa racionalidad, las de Gabriel Elorriaga, secretario de Comunicaci¨®n del PP nacional, y Antonio Sanz en Andaluc¨ªa. Uno y otro, como calcoman¨ªas, dicen que este nombramiento es un acto de radicalismo; insisten en realizar descalificaciones personales pues, como es de raz¨®n, no ha dado tiempo a valorar actos de gobierno. Son actuaciones que me traen a la memoria peque?os recuerdos. En aqu¨¦llos -mis primeros a?os de colegio- raro era que, cuando se iniciaba un curso, no se incorporara un ni?o que no hab¨ªa estado el curso anterior. En estas ocasiones aguard¨¢bamos que pasara un tiempo para saber que tal nos iba a ir con este nuevo compa?ero. Ni se nos pasaba liarle una detr¨¢s de otra; esper¨¢bamos. No eran modos y lo comprend¨ªamos hasta los ni?os. Ahora, por lo que se ve y se escucha, no es as¨ª. Lo siento por Antonio Sanz; lo de Elorriaga es otro mundo.
En fin parece, porque as¨ª resulta de los datos que se han facilitado por todos los medios, que el reci¨¦n acabado Estado de la Naci¨®n ha despejado dudas -las pocas que quedaban- sobre la clase oposici¨®n del PP. Igualmente que, al despejarse estas dudas, se ve un panorama claro: un PP aislado que s¨®lo se dedica a una oposici¨®n laudatoria de las cuatro chorradas que se le ocurran, ocurrieran o ocurriesen a Aznar. Y con este panorama tengo la impresi¨®n de que, algunos, tristeza en mano, por la p¨¦rdida de sus ilusiones por un cambio de gobierno han clamado al FMI; otros, porque as¨ª son desde siempre, han optado por el insulto y la descalificaci¨®n in genere. Nada nuevo, si hay algo que ha ense?ado esta oposici¨®n es que s¨®lo sabe oponerse desde y con la fe aznariana. Muy triste; m¨¢s a¨²n cuando, en el caso de este cient¨ªfico, se hace tambi¨¦n desde Andaluc¨ªa y una m¨ªnima generosidad, muy propia de esta tierra y de cualquier lugar de bien, obligaba a agradecerle que haya dedicado parte de su tiempo en y para Andaluc¨ªa. Una dedicaci¨®n que se compadece mal con este aluvi¨®n de maldades que le han ca¨ªdo encima. Manifestaciones que, en el caso de Antonio Sanz, son, adem¨¢s, de escasa inteligencia pol¨ªtica.
Entiendo que una de las mayores equivocaciones del PP ha sido la de limitar la oposici¨®n al insulto y la descalificaci¨®n. Otra de estas equivocaciones, en el caso de Andaluc¨ªa, es el sometimiento y seguimiento de los dirigentes andaluces a los nacionales. Ah¨ª est¨¢ Javier Arenas de vuelta en su tierra para ense?ar como le fue, como le va y como se le plantea el futuro en pol¨ªtica. Mal hace Antonio Sanz, despu¨¦s de la magn¨ªfica defensa del Estatuto en el Congreso de los Diputados, al unirse a este camino de insultos para trasformarse en otra calcoman¨ªa pol¨ªtica. Confiemos en que no; confiemos en que, al igual que a Esperanza Aguirre se le empieza a notar que no est¨¢ con los Acebes de turno por razones obvias, Antonio Sanz no cometa las mismas equivocaciones. Y, sobre todo, a Bernat Soria, enhorabuena y buena investigaci¨®n.
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