Tres jueces y un caso

Nada menos que tres jueces, y no dos, como es lo habitual en las disputas judiciales por un asunto, han pugnado por quedarse para s¨ª la investigaci¨®n de la identidad de los contactos telef¨®nicos correspondientes a supuestos abonados espa?oles encontrados en poder de los dos etarras detenidos por la polic¨ªa francesa el pasado 29 de marzo, uno de ellos supuesto negociador por parte de ETA en el llamado "proceso de paz" con el Gobierno. La juez antiterrorista francesa Laurence Le Vert solicit¨® a la Audiencia Nacional, mediante la correspondiente comisi¨®n rogatoria, la identidad de esos contactos telef¨®nicos para unirla a las diligencias abiertas a los etarras en Francia, pero de momento la investigaci¨®n est¨¢ paralizada hasta determinar a qu¨¦ juez de la Audiencia Nacional -Garz¨®n, Del Olmo o incluso Grande-Marlaska- corresponde llevarla a cabo.

Tanto inter¨¦s por quedarse con el caso puede ser un ¨ªndice de la importancia atribuida al asunto, pero tambi¨¦n de la curiosidad que suscita. Tampoco cabe descartar que sea producto de personalismos y celos profesionales, a la orden del d¨ªa en la Audiencia Nacional por su acusada proyecci¨®n medi¨¢tica, y del incre¨ªble desconocimiento que sus seis jueces centrales de instrucci¨®n suelen tener de los asuntos que tramitan entre ellos. En todo este embrollo, que deber¨¢ desenmara?ar al parecer la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, existe un dato previo que habr¨ªa despejado las dificultades si se hubiera tenido en cuenta en su momento: hab¨ªa un procedimiento penal abierto hace tiempo por el juez Garz¨®n contra uno de los dos etarras detenidos en Francia y aunque la justicia francesa estaba informada de ello, no estaban, seg¨²n parece, sus colegas espa?oles de la Audiencia Nacional.

Una regla b¨¢sica de competencia judicial es que corresponde al magistrado que lleva un asunto investigar todo lo relacionado con ¨¦l. De haber sabido el juez Grande-Marlaska, de guardia cuando lleg¨® a la Audiencia Nacional la petici¨®n de la juez Le Vert, que su colega Garz¨®n ten¨ªa abierta una causa penal contra los etarras detenidos en Francia, seguramente no habr¨ªa intentado cumplimentarla por su cuenta, en un intento de quedarse con el asunto. Y tampoco el juez decano de la Audiencia habr¨ªa dado lugar, de haberlo sabido, a que la solicitud de la juez francesa recayera por reparto en Del Olmo, contribuyendo a enmara?ar m¨¢s el caso.

Si ya choca que los jueces de la Audiencia Nacional mantengan entre ellos un muro profesional, resulta incomprensible que el juez decano desconozca los asuntos que tramitan. Un control inform¨¢tico de esos asuntos har¨ªa funcionar mejor ese tribunal y evitar¨ªa disputas absurdas como la que hoy enfrenta a Garz¨®n y Del Olmo por un asunto que, de momento, es competencia de la justicia francesa.