Brasil gana por cinco cent¨ªmetros
El equipo de Dunga, otra vez muy r¨¢cano, supera a Uruguay en la tanda de penaltis
"Pes¨® nuestra historia", dijo Carlos Dunga, hinchando el pecho, alzando el ment¨®n, al acabar el partido. El t¨¦cnico de Brasil habl¨® de la victoria contra Uruguay como si todo hubiera discurrido seg¨²n su plan secreto, con el desenlace inevitable del ¨¦xito de una naci¨®n predestinada. Lo cierto es que, durante un par de minutos, Brasil permaneci¨® fuera de la final de la Copa Am¨¦rica. Si Dunga pudo ufanarse fue por circunstancias fortuitas. Si en la tanda de penaltis Pablo Garc¨ªa hubiera lanzado su disparo cinco cent¨ªmetros m¨¢s a la izquierda, y no al poste, Uruguay hoy estar¨ªa de fiesta y el seleccionador de Brasil sometido a la presi¨®n de un pa¨ªs que le exige la dimisi¨®n.
Sebasti¨¢n Abreu, aquel delantero que apodan Loco, y que pas¨® por el Deportivo dejando un recuerdo grotesco, tuvo un protagonismo extraordinario. Saliendo del banquillo, animado por ?scar Washington Tab¨¢rez, su t¨¦cnico, Abreu anot¨® el gol del empate definitivo (2-2). Despu¨¦s, en la serie de penaltis que sucedi¨® al tiempo reglamentario, se volvi¨® a resistir a la derrota. Si fallaba, Brasil celebraba el triunfo. No s¨®lo no err¨® el tiro, sino que hizo lo que todos esperaban que hiciera. Todos menos Doni, el portero del Roma, que vio pasar la pelota por encima de su cabeza cuando ya estaba vencido. Abreu pic¨® el bal¨®n y ejecut¨® el penalti al modo de Panenka. El gesto pudo tener un efecto psicol¨®gico devastador para los jugadores brasile?os. Pero dos errores sucesivos de Pablo Garc¨ªa y el capit¨¢n uruguayo, Lugano, enviaron al equipo rioplatense a Caracas. A competir el s¨¢bado por el tercer y cuarto puesto (23.00, Canal +).
URUGUAY 2 - BRASIL 2
Uruguay: Carini; Lugano, Scotti, D. Rodr¨ªguez (m. 46, I. Gonz¨¢lez), Fucile; D. P¨¦rez (m. 74, Gargano), Pereira, Pablo Garc¨ªa, C. Rodr¨ªguez; Forl¨¢n y Recoba (m. 46, Abreu).
Brasil: Doni; Maicon, Alex, Juan, Gilberto; Mineiro, G. Silva, Josu¨¦ (m. 72, Fernando), Baptista (m.72, Diego); V¨¢gner (m.79, Afonso) y Robinho.
Goles: 0-1. M. 13: Maicon. 1-1. M. 49: Forl¨¢n. 1-2. M. 53: Baptista. 2-2. M. 70: Abreu.
Penaltis: 0-1, Robinho. 0-1, Forl¨¢n, para Doni. 0-2, Juan. 1-2, Scotti. 1-3, Gilberto. 2-3, I. Gonz¨¢lez. 2-3, Afonso, al palo. 3-3, C. Rodr¨ªguez. 3-4, Diego. 4-4, Abreu. 4-4, Fernando, al palo. 4-4, P. Garc¨ªa, al palo. 4-5, Silva. 4-5, Lugano, para Doni.
?rbitro: Juli¨¢n Ruiz (Colombia). Amonest¨® a D. Rodr¨ªguez, Scotti, D. P¨¦rez, Gilberto, Fernando y G. Silva.
40.000 espectadores en el estadio de Maracaibo. El primer tiempo dur¨® 53 minutos.
Desesperado por el empate de Abreu, el seleccionador brasile?o se qued¨® sin reacci¨®n. Dunga tuvo 20 minutos para evitar ir a los penaltis. Pero su equipo ya no est¨¢ dise?ado para ir a buscar los partidos. Dunga ha programado a su selecci¨®n para que se proteja, confi¨¢ndolo todo a la capacidad de Robinho para desequilibrar. La suya es una propuesta sin sorpresas. Avisados, Pablo Garc¨ªa y sus centrales tendieron una red de la que Robinho no pudo librarse.
Brasil es un equipo limitado en la medida que no logra que el bal¨®n circule con sentido. Le faltan los enganches, futbolistas capaces de dar el pen¨²ltimo toque. El ¨²nico que puede ejercer esa funci¨®n es Diego, pero permaneci¨® en el banco desde que Dunga lo envi¨® all¨ª en el descanso del primer partido. Diego se pas¨® dos semanas deambulando con cara de amargura por el hotel del equipo. "Soy el ¨²nico media punta de Alemania", dice, con escepticismo. Juega en el Werder Bremen y sabe que corren tiempos dif¨ªciles para futbolistas como ¨¦l. En Alemania y en Brasil, donde proliferan los entrenadores como Dunga. "?F¨²tbol alegre?". Dunga se exaspera cuando la multitud de periodistas que acompa?a a la selecci¨®n le pregunta qu¨¦ pas¨® con el toque corto, la cultura del pase, y las combinaciones que hicieron de Brasil el mejor equipo del mundo. "La alegr¨ªa depende de cada uno", protesta; "para m¨ª la alegr¨ªa es un buen relevo, un robo de bal¨®n, una cobertura, un despeje".
Tras el gol de Abreu, Dunga se acord¨® del proscrito. Hizo entrar a Diego para que Brasil recuperara la creatividad y la iniciativa. Demasiado tarde. Por cinco cent¨ªmetros, el penalti errado por Pablo Garc¨ªa le sirvi¨® de coartada.
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