La ebriedad del poder
Con cada iniciativa produce el efecto contrario al que calculaba, pues no demuestra el poder que tiene sino su sombra. As¨ª describ¨ªa Le Monde la decadencia de Jacques Chirac cuando descend¨ªa los ¨²ltimos escalones de su presidencia. A su sucesor, Nicolas Sarkozy, le ocurre lo contrario: todo cuanto hace, incluso sus errores, le sirven para afianzar y demostrar su poder. Tan intensa y larga ha sido la par¨¢lisis en la que se sumi¨® la V Rep¨²blica que cualquier cosa que se mueva parece buena, y si hay algo claro del quinquenio presidencial que acaba de empezar es que estamos ante una agitaci¨®n permanente y sin l¨ªmites, que suscita una mezcla de admiraci¨®n y de angustia.
La primera v¨ªctima en esta fase de instalaci¨®n en el poder es el Partido Socialista, al que la garra presidencial est¨¢ triturando a fuerza de robarle sus mejores valores. Despu¨¦s de instalar varios ministros socialistas en su Gobierno, ha conseguido ahora echar mano a tres pesos pesados como Dominique Strauss-Kahn, convertido en su candidato a la direcci¨®n del FMI; Hubert V¨¦drine, contratado para presidir una gran comisi¨®n sobre la globalizaci¨®n, y Jack Lang, a punto de aceptar otra comisi¨®n sobre las reformas institucionales. Ya s¨®lo queda en el PS la pareja separada, su secretario general, Fran?ois Hollande, y la candidata derrotada, S¨¦gol¨¨ne Royal, y algunos l¨ªderes del ala izquierda, quiz¨¢s dispuestos tambi¨¦n a escuchar ofertas. Es cierto que si todo esto sucede es por falta de proyecto, de horizontes y de dirigentes cre¨ªbles. Con estos mimbres ser¨¢ dif¨ªcil que el PS se renueve, que es lo que busca Sarkozy. Y con el principal partido de la izquierda con los huesos quebrados ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil acometer las reformas m¨¢s dolorosas para la sociedad francesa.
La primera v¨ªctima en esta fase de instalaci¨®n en el poder es el PS, al que la garra presidencial est¨¢ triturando
Hay otra v¨ªctima del hiperactivo presidente, que tiene que ver con su idea de la libertad econ¨®mica. Es la propia Europa, feliz de que la elecci¨®n francesa haya servido de ayuda para salir del atasco constitucional, pero cada vez m¨¢s preocupada por el talante y la ideolog¨ªa de que hace gala el hiperpresidente. La idea sarkozista de la libertad econ¨®mica es muy francesa y tiene hondas ra¨ªces: viene de Jean-Baptiste Colbert, intendente del cardenal Mazarino, creador de una industria manufacturera de Estado y protector del comercio y de las industrias nacionales.
En un reciente discurso en Estrasburgo, despu¨¦s de la cumbre de Bruselas, Sarkozy dibuj¨® una Europa que parece salida de los pr¨®speros a?os sesenta y del nacionalismo de los planes de desarrollo: pol¨ªticas industriales; grandes campeones nacionales y europeos en su ramo; medidas europeas contra el dumping social, fiscal y medioambiental; una moneda ¨²nica al servicio del crecimiento y del empleo, y no s¨®lo de la estabilidad; una agricultura protegida seg¨²n criterios de independencia y seguridad alimentaria; fronteras claras que separen a los pa¨ªses protegidos por la preferencia europea de los que no lo son, etc¨¦tera.
Pero Sarkozy no toma del colbertismo lo ¨²nico que le une a la disciplina europea: el rigor presupuestario. El presidente quiso acudir el lunes a la reuni¨®n del Eurogrupo (los ministros de Econom¨ªa del euro) para reivindicar el car¨¢cter pol¨ªtico y la responsabilidad presidencial sobre el euro. Aunque todo el mundo le sigue tratando con la deferencia debida al reci¨¦n llegado, recibi¨® una ducha fr¨ªa de parte de los ministros, principalmente del alem¨¢n. Francia propone relajar su pol¨ªtica presupuestaria para permitir una pi?ata fiscal de 11.000 millones de euros dirigida a los m¨¢s ricos, mientras que Alemania est¨¢ haciendo sus deberes, entre otras cosas, debido al incremento del IVA.
Los crujidos de la nave europea que vuelve a partir afectan tambi¨¦n a la pol¨ªtica exterior. En pocos d¨ªas han empezado las disfunciones, fruto de los caprichos del joven presidente y de su brillante pero tambi¨¦n novato ministro de Exteriores, Bernard Kouchner. Consigno una r¨¢pida lista: el nombramiento de Blair como representante para Palestina sin consultas previas, la reaparici¨®n de la diplomacia epistolar con una carta de 10 ministros mediterr¨¢neos en disonancia con el alto representante Javier Solana, o la convocatoria en Par¨ªs este fin de semana de una conferencia de reconciliaci¨®n libanesa con la asistencia de representantes de Hezbol¨¢. De la cumbre de Heiligendamm sali¨® un v¨ªdeo ya famoso donde el presidente aparec¨ªa ante la prensa algo achispado. Pero no hab¨ªa bebido; no bebe nunca. Aunque s¨ª estaba ebrio de un licor que no contiene ni una gota de alcohol pero convierte en adicto a quien lo prueba; era la ebriedad del poder, que tambi¨¦n produce accidentes.
http://blogs.elpais.com/lluis_bassets/
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