La escuela a examen
Aunque miles de profesores y otros actores del sistema educativo est¨¢n ya aprovechando fruct¨ªferamente el verano para formarse, remozar proyectos, actualizar programaciones o debatir otros temas de inter¨¦s, apuesto a que los resultados de la Prueba de Destrezas y Conocimientos Indispensables (vulgo prueba de sexto) de Madrid, a pesar de su limitada utilidad, va a provocar encendidos debates en la regi¨®n y fuera de ella.
Lo cierto es que, en s¨ª misma, no dice mucho. Como media, los alumnos aprueban con poco m¨¢s de 6 Lengua y Matem¨¢ticas, pero el 26,4% suspende la primera y el 30,6% la segunda. Hay que recordar que se trata de una evaluaci¨®n muy, muy limitada hecha a una gran cantidad de alumnos, 50.000, lo contrario de la evaluaci¨®n continua, multilateral y exhaustiva que hace un profesor a un n¨²mero reducido de ellos. Sus virtudes posibles no residen en su diagn¨®stico de la situaci¨®n, sino en la comparabilidad diacr¨®nica y sincr¨®nica, es decir, en ver la evoluci¨®n general del sistema educativo o contrastar los resultados de sus componentes: subsistemas, zonas, centros, aulas... Lamentablemente, no satisface estas expectativas. Si comparamos sus tres ediciones resulta err¨¢tica, pues los resultados, tomando como base 2005, subieron un punto (sobre diez) en 2006 y han descendido otro tanto en 2007, lo que debe interpretarse como una debilidad de la prueba. Atribuirlo este a?o a su mayor dificultad, como ha hecho la consejera, es precisamente confesarlo.
En cuanto a una comparaci¨®n sincr¨®nica, la prueba, sencillamente, o es in¨²til o es malintencionada. Hay que decir que la Consejer¨ªa no ha hecho tal comparaci¨®n; sobre todo, no ha hecho lo que algunos de sus detractores tem¨ªan: comparar centros p¨²blicos y centros privados, lo que todo el mundo teme que dejar¨ªa a los primeros en mal lugar. Algunos centros privados (no s¨¦ si tambi¨¦n p¨²blicos), sin embargo, s¨ª lo han hecho, alardeando de sus resultados superiores a la media, como sucede con la selectividad. Pero comparar resultados finales tiene tan escaso inter¨¦s como saber a qu¨¦ hora termina cada ciclista una contrarreloj; para ¨¦stos, lo que cuenta es la diferencia entre la llegada y la salida, el tiempo del recorrido, y para los centros educativos lo que importa es el valor a?adido, la diferencia entre c¨®mo entran los alumnos y c¨®mo salen al cabo de un curso, ciclo o etapa. Esto es lo que necesitamos: saber si cada profesor, cada centro, cada subsistema econ¨®mico mejora m¨¢s o menos el nivel del alumnado, y t¨¦cnicamente estamos en condiciones de hacerlo, pues nada impide evaluar los resultados eliminando la influencia de todo lo ajeno al centro.
Sin embargo, es dudoso que la Consejer¨ªa persiga esto. La mera elecci¨®n de las materias a evaluar y las pruebas huele a vuelta a los fundamentos en su versi¨®n m¨¢s rancia, las 3R's que dicen los anglosajones: reading, 'riting and 'rithmetics (lectura, escritura y aritm¨¦tica), rebautizados como conocimientos y destrezas indispensables; una reedici¨®n ca?¨ª de la pol¨ªtica thatcheriana 20 a?os despu¨¦s, como reconoc¨ªa la actual viceconsejera en un texto para la FAES, el think tank del PP. Pero los fines de la educaci¨®n son hoy mucho m¨¢s amplios, comprenden m¨¢s elementos, y no estar¨ªa mal, por ejemplo, que la Comunidad indagara sobre la formaci¨®n ciudadana de sus alumnos en vez de lanzarse a campa?as de objeci¨®n. La Fundaci¨®n Bill and Melinda Gates, por citar a alguien por encima de toda sospecha, reformula hoy las 3R's como rigor, relaciones y relevancia, y la prueba madrile?a pasar¨ªa el primer criterio pero ser¨ªa llanamente suspendida en los otros dos.
Conviene recordar, no obstante, que la respuesta a una evaluaci¨®n deficiente no puede ser la negativa a la evaluaci¨®n. En la era del conocimiento, la educaci¨®n es demasiado importante para dejarla exclusivamente en manos de los educadores. La sociedad necesita y tiene derecho a saber qu¨¦ pasa en sus escuelas, y, ante un colectivo docente que se resiste corporativamente a toda evaluaci¨®n, sea individual, de centro o del sistema, hay que afirmar que cualquier evaluaci¨®n es mejor que ninguna, y que lo mejor habr¨¢ de surgir de la cr¨ªtica y la mejora de lo presente.
Mariano Fern¨¢ndez Enguita, es experto en Educaci¨®n y catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad de Salamanca.
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