Arte para exorcizar la muerte
Venecia re¨²ne este verano, en torno a la 52? Bienal de arte, varias exposiciones de especial inter¨¦s. El ser humano fr¨¢gil, caduco e imperfecto, y su tensi¨®n entre arte y ciencia, protagonizan las ¨²ltimas obras de Damien Hirst y Jan Fabre, en las exposiciones New religion y Anthropology of a planet. Unidos en una muestra, Matthew Barney y Joseph Beuys muestran asombrosas coincidencias.
Damien Hirst y Jan Fabre comparten el inter¨¦s por el cuerpo y su transformaci¨®n
Ambos poseen aquel magnetismo capaz de atraer p¨²blico y cr¨ªtica, entendidos y profanos. Damien Hirst, ex enfant terrible del joven arte brit¨¢nico, y Jan Fabre, polifac¨¦tico creador flamenco, han elegido Venecia para presentar sus obras m¨¢s recientes. Trabajos diametralmente distintos en su concepci¨®n y forma, que sin embargo comparten el inter¨¦s por el cuerpo y su transformaci¨®n, el an¨¢lisis de la dial¨¦ctica entre ciencia y arte, la referencia a los maestros del pasado y sobre todo la obsesi¨®n por la muerte, una presencia constante, que s¨®lo las propias obras consiguen exorcizar. Hirst (Bristol, 1965) la materializa en una calavera fundida en plata, comprada a trav¨¦s de internet como aquella que recubri¨® de diamantes y puso a la venta por el precio r¨¦cord de cien millones de d¨®lares. Sin embargo, la que forma parte de la exposici¨®n New Religion, organizada por la galer¨ªa Michela Rizzo de Venecia y el editor Damiani de Bolonia, en el Palacio Pesaro Papafava, es a¨²n m¨¢s macabra y grotesca por la doble fila de dientes, prueba de la juventud del que fue su propietario. Un elemento espeluznante que recuerda, seg¨²n el propio Hirst, "que las cosas pueden acabar antes de empezar".
Por su parte, Fabre (Amberes, 1958), empe?ado desde hace a?os en una relaci¨®n art¨ªstico-filos¨®fica con la muerte, la desaf¨ªa en una instalaci¨®n in¨¦dita, Escupo sobre mi tumba, donde un autorretrato escultural del artista a tama?o real escupe literalmente sobre un revuelto mar de l¨¢pidas, con las fechas de nacimiento y muerte de un personaje ilustre y el nombre de un insecto desaparecido o en v¨ªas de extinci¨®n. Junto con un cisne recubierto de escarabajos, es la ¨²nica obra de la exposici¨®n Anthropology of a planet, organizada por la Galer¨ªa de Arte Moderno y Contempor¨¢neo de Bergamo en el Palacio Benzon, que revela la pasi¨®n de Fabre por los insectos, elemento recurrente en toda su trayectoria, inculcada por su bisabuelo, c¨¦lebre entom¨®logo.
Heredero de los maestros n¨®rdicos, que se emanciparon del ideal cl¨¢sico para celebrar la belleza b¨¢rbara, Jan Fabre reinterpreta los grandes temas de la tradici¨®n flamenca: la fragilidad y precariedad de la condici¨®n humana, la locura, la metamorfosis y la regeneraci¨®n, en las que el comisario Giacinto di Pierantonio define "hermosas formas feas". Feas y fascinantes como las cabezas embalsamadas de b¨²ho, mensajero de muerte, pero tambi¨¦n s¨ªmbolo de ciencia y medicina (Mensajeros de la muerte decapitados, 2006), o los felinos disecados de la instalaci¨®n La protesta de los gatos callejeros muertos, que Fabre rescata de su condici¨®n de encarnaci¨®n del demonio y animal gu¨ªa de mujeres consideradas brujas por su sabidur¨ªa y reintroduce en la iconograf¨ªa art¨ªstica de la que fueron desterrados en la Edad Media por la cristiandad. Sin embargo, la "hermosa forma fea" por excelencia es el cerebro, convertido en un artefacto que expulsa humo y cabalgado por un Fabre en miniatura, en dos peque?as esculturas de silicona; reproducido en coral y puesto en formol como esp¨¦cimen cient¨ªfico en la instalaci¨®n dedicada a los cuatro stein: Gertrud Stein, Einstein, Wittgenstein y Frankenstein; y finalmente ampliado en m¨¢rmol como s¨ªmbolo de un planeta labrado por el propio artista, en la escultura que da t¨ªtulo a la muestra.
En cambio, el recorrido de Hirst hacia la metamorfosis y la regeneraci¨®n pasa por una reinterpretaci¨®n del Viejo y Nuevo Testamento en forma de p¨ªldoras, c¨¢psulas y f¨¢rmacos varios, peque?os y poderosos dioses del pante¨®n de la ciencia, presidido por un Cristo con heridas quir¨²rgicas, retocadas con Photoshop. En esta nueva religi¨®n, los ap¨®stoles representados por tranquilizantes y antidepresivos, son serigrafiados en edici¨®n de 80 copias firmadas y numeradas (2.900 euros, las piezas m¨¢s baratas de la muestra) y la hostia toma la forma de un paracetamol en m¨¢rmol, panacea universal para aliviar los dolores de cuerpo y alma, a la espera de la resurrecci¨®n. ?sta se materializa en la obra m¨¢s cara (1.790.000 euros), un tr¨ªptico con una mariposa azul disecada, tan fr¨¢gil que parece un espejismo, rodeada por los colores inquietantes y las formas inapelables de la iconograf¨ªa cristiana, reinterpretadas por Hirst. El artista se hizo c¨¦lebre con un tibur¨®n sumergido en formol, por el que un coleccionista pag¨® 12 millones de d¨®lares, y que hace un a?o empez¨® a descomponerse.
Damien Hirst. New Religion. Palacio Pesaro Papafava. Hasta el 4 de agosto. Jan Fabre. Anthropology of a planet. Palacio Benzon. Hasta el 23 de septiembre. All in the present must be transformed: Matthew Barney and Josepf Beuys. Museo Peggy Guggenheim. Palazzo Vernier dei Leoni. Venecia. Hasta el 2 de septiembre.
Sublimaci¨®n y artificio
LA EXPOSICI?N de Barney/Beuys en el Guggenheim veneciano tiene bien merecida la popularidad: se trata de esas extra?as muestras que trazan el camino para adentrarse en el territorio de complejas y arriesgadas asociaciones, di¨¢logos de lo imposible ofrecidos de la forma menos aburrida y prevista. Aunque formalista, la cocina (con permiso de Adri¨¤) de su comisaria, Nancy Spector, no tiene intenci¨®n de colocar al visitante en un espacio seguro y en ning¨²n caso "correcto", sino que va m¨¢s all¨¢, al radicalizar su convencimiento de que tanto el "accionista" del arte conceptual como el experimentador de la videocreaci¨®n posmoderna pose¨ªan un similar "uso metaf¨®rico de los materiales, un inter¨¦s por la metamorfosis y las relaciones entre la acci¨®n y su documentaci¨®n".
A lo largo de la exposici¨®n operan elementos ins¨®litos: miel, grasa, fieltro, vaselina y gel de petr¨®leo. Pero si en el caso del artista alem¨¢n la puesta en escena de lo cotidiano, a trav¨¦s de la acci¨®n, rompe las barreras entre el arte y la vida real, para el norteamericano la performance mantiene un componente ir¨®nico que se aleja de lo real y se introduce en los oscuros intersticios del cuerpo y la mente. Beuys, que seg¨²n la leyenda fue abatido en combate (guerra de Crimea, 1943) y rescatado por los n¨®madas t¨¢rtaros que le curaron envolvi¨¦ndole en grasa y fieltro, utiliza el material como s¨ªmbolo de energ¨ªa y regeneraci¨®n personales, mientras que para Barney la materia es una escultura monumental, un impacto mec¨¢nico de efectos devastadores. Los dibujos, objetos y v¨ªdeos distribuidos por las peque?as salas del Palazzo Vernier dei Leoni responden mejor a la naturaleza de la laguna que a la luz est¨¢tica de un museo.
En Honey Pump at the Workplace (Documenta VI, 1977), unos motores navales rodeados de cien kilos de margarina bombeaban dos toneladas de miel a trav¨¦s de un sistema de tubos, representaci¨®n simb¨®lica de la creatividad y el activismo. En las salas del museo esta misma obra se exhibe est¨¢tica, aunque, como se?al¨® Beuys, la escultura permanece en un "estado de cambio" y proceso de drenaje, fermentaci¨®n y decadencia. El paralelismo con la obra del norteamericano surge en Chrysler Imperial (2002), de la serie Cremaster (1994-2002), ¨²ltima extensi¨®n del m¨²sculo Barney y g¨¦nesis de la simbolog¨ªa ariete/m¨¢quina, en la que toneladas de componentes de coches de competici¨®n aparecen apilados en el atrio del idiosincr¨¢sico edificio. Otras pel¨ªculas que confirman las similitudes formales de dos mundos completamente antag¨®nicos son Eurasia (1968) y Field Dressing (19891990), esta ¨²ltima videoinstalaci¨®n ser¨ªa, posiblemente, la pieza mejor engrasada, conceptualmente hablando, de Barney.
No s¨®lo los mecanismos din¨¢micos y los l¨ªquidos combustibles han sido suficientes para armar el encuentro entre los dos artistas; las mismas relaciones resiguen la l¨ªnea del dibujo, casi nervioso, que apenas ocupan una peque?a cuartilla. Los espacios dedicados al vitrinaje son los m¨¢s d¨¦biles y recuerdan en ambos casos que una urna puede guardar memoria, silencio, incluso una burbuja de jab¨®n. Pensamiento, materia, sustancia. Sublimaci¨®n. Pero nunca artificio. ?NGELA MOLINA
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