El arte de seguir las huellas
Un robot dom¨¦stico Nokia fue el encargado de anunciarle a Rodrigo D¨ªaz el destierro intergal¨¢ctico al que hab¨ªa sido condenado. As¨ª es que se puso la escafandra y abandon¨® Vivar, en una decisi¨®n que lo llevar¨ªa a la conquista de otras galaxias...
?se es el nuevo destino del Cid. Porque todo es posible en esta s¨¦ptima ?o novena? dimensi¨®n a la que un grupo de escritores espa?oles intenta llevar a los h¨¦roes y obras cl¨¢sicas de la literatura. Para revisarlas, reinventarlas, reescribirlas, redescubrirlas, refrescarlas, reinterpretarlas y todo lo re que sea desacralizaci¨®n.
?Profanaci¨®n!, murmuran unos. ?No son intocables!, se alegran otros. O ?acaso hay alg¨²n impedimento para meter mano en las obras cl¨¢sicas? "Son textos que no han sido recogidos en ning¨²n momento de una forma que pudi¨¦ramos llamar pura. Todos surgen de alg¨²n modo de la inspiraci¨®n de otros. Los escritores siempre est¨¢n mirando el legado literario", recuerda Javier Azpeitia, responsable de la nueva 451 Editores, que en su colecci¨®n 451.Re: busca retocar grandes obras. Una misi¨®n en la que se han involucrado por ahora unos treinta escritores bajo la consigna: libertad absoluta. La estrategia es que varios autores se enfrenten a un mismo libro y lo actualicen, lo adapten o lo reescriban. La intenci¨®n, seg¨²n Azpeitia, es acercar los cl¨¢sicos a la gente que los ve como algo antiguo o pesado, y hacerlos accesibles. Pretenden que un libro lleve a otro: para quienes no hayan le¨ªdo el cl¨¢sico, ¨¦ste puede servir de pretexto para leerlo, y para los que ya lo conocen, descubrir¨¢n una perspectiva contempor¨¢nea.
Una prueba de que en el Olimpo literario las puertas est¨¢n abiertas a los mortales
Segunda vida
Una prueba de que en el Olimpo literario las puertas est¨¢n abiertas a todos los mortales. Hasta all¨ª siempre han acudido los escritores para ver qu¨¦ y c¨®mo han creado sus dioses. C¨®mo se han ganado ese sitio. Pero ese destino de visitas privadas se ha cambiado en Espa?a con estas peregrinaciones que buscan dar a los cl¨¢sicos una segunda vida a trav¨¦s de conexiones con el lector de hoy. La espina dorsal de la historia se mantiene y lo que cambia, a veces, es el tiempo, el espacio, el tono; se aclaran dudas o se escriben en clave pol¨ªtica y de humor, o se inserta en la realidad m¨¢s actual.
En esa modernizaci¨®n, aparte de que Rodrigo D¨ªaz de Vivar celebra sus ocho centurias con una escafandra en lugar de su armadura legendaria; se dice que el Lazarillo de Tormes aprendi¨® a leer y escribir tan bien gracias a que un estudiante le daba clases en pago a los favorcillos que recib¨ªa de su madre; se rumorea que algunas leyendas de B¨¦cquer persiguen por estos d¨ªas a tribus urbanas de g¨®ticos...
La literatura siempre se ha nutrido de s¨ª misma, recuerda Andr¨¦s Trapiello, quien hace tres a?os narr¨® en Al morir don Quijote c¨®mo continuaron la vida aquellos que sobrevivieron al hidalgo manchego, creado por Miguel de Cervantes, que a su vez se inspir¨® en los libros de caballer¨ªa de la Edad Media. "La literatura es la historia de las revisiones y prolongaciones, siempre respetables si no se trata s¨®lo de alargamientos. Por ejemplo, la Eneida es la segunda parte de la Il¨ªada y Dante llama a Virgilio en su ayuda en La Divina Comedia. La mayor parte de las reposiciones del teatro cl¨¢sico espa?ol salen a escena desfiguradas. Al parecer el p¨²blico no soportar¨ªa las versiones ¨ªntegras en su lenguaje original. Hace dos a?os yo mismo propuse que se tradujera el Quijote al castellano, porque me parec¨ªa una crueldad oblig¨¢rselo a leer en una lengua dif¨ªcil a tantos que no la entienden. En cuanto a las intervenciones en obras ya escritas por otros o en vidas del pasado, supongo que aqu¨¦llas deber¨ªan estar presididas por el sentido com¨²n, huyendo del amarillismo y oportunismo literarios: ni Segismundo haciendo chistecitos ni la Virgen masturbando a san Jos¨¦ (por citar casos reales). En todo lo dem¨¢s, libertad absoluta. Lo dec¨ªa Karl Kraus: 'No hay original, si es mejor la copia', versi¨®n m¨¢s o menos libre de D'Ors: en arte s¨®lo es l¨ªcito el plagio si va seguido de asesinato. Claro que antes Kraus hab¨ªa dicho tambi¨¦n: 'El original recupera siempre lo que le han quitado; aunque nazca m¨¢s tarde".
Una tentaci¨®n que ronda a los creadores de toda estirpe. Ah¨ª est¨¢n los bigotes que pint¨® Marcel Duchamp a la Gioconda de Da Vinci; o las ¨®peras que traspasan tiempos y espacios; o los remakes de grandes pel¨ªculas; o las miles de versiones de canciones populares.
No temer y arriesgar es la clave. Toda iniciativa literaria est¨¢ bien, asegura Jos¨¦ Carlos Mainer, catedr¨¢tico de Literatura Espa?ola y autor de La edad de plata. 1902-1939. "No soy nada prohibicionista. Esta iniciativa es in¨¦dita, una especie de segunda vida". Aunque aclara que depende de quien lo haga. Las obras tienen su ficha y es muy dif¨ªcil moverlas de ah¨ª. "Un libro de estos que busca revisar y actualizar obras memorables es leg¨ªtimo como nueva literatura, pero como adaptaci¨®n del cl¨¢sico har¨¢ poco. Los cl¨¢sicos est¨¢n ah¨ª".
Lo m¨¢s popular son las adaptaciones de libros para j¨®venes y ni?os, la actualizaci¨®n del vocabulario en obras antiguas o versiones especiales de libros como la Biblia o cl¨¢sicos griegos. De la misma manera que al traducir a otro idioma a algunos cl¨¢sicos se utiliza el lenguaje actual, ?por qu¨¦ negarles esa modernizaci¨®n en su propia lengua?
Fiel e infiel
?Pero es necesaria una reescritura? Mart¨ªn Casariego, uno de los que ha participado en la versi¨®n de El Lazarillo de Tormes, lo tiene claro: "Los cl¨¢sicos tienen un problema, y es que si los lees tal cual hay cosas que se pierden. O condicionan la lectura por las notas a pie de p¨¢gina, por ejemplo". No tiene dudas de que algunos de estos libros can¨®nicos son mejorables. Aunque reconoce que esta colecci¨®n de 451.Re: tiene algo de fiel e infiel. "Fiel porque siempre se le dice al lector que se trata de una versi¨®n libre, e infiel porque en su lectura el que no haya le¨ªdo el original no sabe realmente qu¨¦ es verdad y que no".
M¨¢s dudas sobre este t¨² a t¨² con los cl¨¢sicos tiene la poeta Clara Jan¨¦s, autora de Los n¨²meros oscuros: "Se habla mucho de reescritura y s¨®lo me parece l¨ªcita la reescritura de algo escrito por uno mismo. Creo que si se trata de textos ajenos es otra cosa. Est¨¢ bien actualizar el vocabulario y facilitar as¨ª el acceso a una obra que resulta de gran dificultad para el lector de hoy, y es enorme la riqueza que en este sentido tiene Espa?a. Pero ?qui¨¦n podr¨ªa atreverse a cambiar una palabra de un soneto de Quevedo o de G¨®ngora? De ser editora, yo ir¨ªa con gran cautela y me limitar¨ªa a lo imprescindible, que es mucho".
Todo lo que sea divulgar est¨¢ bien para Juan Eduardo Z¨²?iga. "El peligro es que se haga simplificando la obra. Se corre el riesgo de perder su esencia porque el lector joven o primerizo puede quedarse con una idea falsa de esa realidad creativa". El autor de Capital de la gloria duda que tras la modernizaci¨®n o transformaci¨®n del cl¨¢sico en algo contempor¨¢neo sea aprovechado por el lector como una obra de actualidad. "Ser¨ªa fundamental que estas obras no quedaran mermadas porque podr¨ªa perjudicar a otras ¨¢reas de la literatura".
Uno de los que ya ha entrado tres veces a ese Olimpo literario es Luisg¨¦ Mart¨ªn. A finales de los noventa cuando cre¨® una novela a partir de Tadzio, el efebo de rizos dorados creado por Thomas Mann en Muerte en Venecia. Despu¨¦s volvi¨® para hacer una adaptaci¨®n juvenil de El Lazarillo de Tormes, y ahora para revisar la vida de Rodrigo D¨ªaz de Vivar en ?Mio Cid!, de la colecci¨®n 451.Re:. Tres libros con dos acercamientos distintos. En Tadzio fue un ejercicio metaliterario. "No tengo ninguna sensaci¨®n ni de deuda ni de irreverencia. Aprovecho iconos para dar una imagen m¨¢s cercana. En los otros dos casos son aproximaciones m¨¢s funcionales o instrumentalizadas. Lo que quiero es acercar esos textos a un p¨²blico que siente respeto o antipat¨ªa hacia los cl¨¢sicos o ese marchamo de acad¨¦mico, quitarle ese barniz". Sobre el riesgo de confundir al lector, Mart¨ªn asegura que no hay tal porque todos saben que hay versiones de todo. "La literatura es meter la mano donde uno puede y tratar de extraer la belleza, el placer, las ideas o algo est¨¦tico, venga de donde venga".
Mejor si es del Olimpo literario donde sigue la peregrinaci¨®n en busca de los hilos que conecten aquellos dioses con los lectores del hoy. Incluso con los fundadores que dejaron su legado en las Tragedias griegas. Lola Beccaria rastrea los recovecos mentales y emocionales que tuvo la traicionada Medea para matar a sus hijos; David Torres presenta a un Prometeo empastillado que en sus delirios es perseguido por un ¨¢guila; Jos¨¦ Carlos Somoza recrea a un Edipo como un joven asaltante de un supermercado que descubre a su madre justo cuando...
![Ilustraci¨®n de Guillermo P¨¦rez-Villalta para 'Los viajes de Gulliver' (Galaxia Gutenberg](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KUVCVKRYBLNZWAJGW5NOYJ2GGA.jpg?auth=8e5aec3a6281abaa42c78bff9284a2285504adeb171085b74b918c3e31629886&width=414)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.