La anti-lolita

La primera obra de Elvira Navarro (Huelva, 1978), La ciudad en invierno, maneja muchas de las claves que definen la novela de iniciaci¨®n, como que la protagonista, Clara, sea primero una ni?a a la que luego volvemos a encontrar hecha una adolescente; o como el que se nos narre su paso, en este caso con una relaci¨®n l¨¦sbica necesariamente disfrazada de normal, de la infancia a la madurez; o que retrate la ambig¨¹edad de sus relaciones con los adultos, en las que alterna el sadismo con la provocaci¨®n y con el sufrimiento de verse agredida.

Pero, al mismo tiempo, la autora ha dejado de lado otras caracter¨ªsticas del g¨¦nero. Para empezar, no se trata de un texto autobiogr¨¢fico; es un narrador omnisciente quien nos cuenta la peripecia y, adem¨¢s, lo hace alternando el presente y el pasado, con una pericia que es prueba de que la autora sabe mover los hilos de la intriga. Tampoco aparece aqu¨ª el cl¨¢sico descubrimiento "art¨ªstico" o vocacional que suele definir al g¨¦nero -en realidad resulta m¨¢s com¨²n que no lo tenga-. Adem¨¢s, no se trata de un texto lineal, sino de una novela desestructurada en cuatro partes para sacar el mayor rendimiento a la trama y al trauma.

Porque al final, si La ciudad en invierno combina la novela de iniciaci¨®n con el retrato moral, su protagonista da fe de una combinaci¨®n bastante m¨¢s compleja: la que obliga a los ni?os en nuestra cultura, llegada cierta edad, a intentar que no se desintegre esa cuadratura de cuerpo y raz¨®n que lo domina todo sin sobresaltos hasta la llegada del deseo. En ese momento Clara, al contrario que Lolita, no sabe jugar con el deseo y genera tanta violencia como la que ha de recibir. Tal vez tanto realismo se haga desalentador, pero nadie podr¨¢ decir que en esta obra prometedora y brillante hay un d¨¦ficit de fascinaci¨®n.