Promesa irritante
La medida del amor, de Pilar Puebla Agramunt, es una novela desconcertante. El primer p¨¢rrafo te echa para atr¨¢s. Hace falta mucho esfuerzo de voluntad para pasar de ah¨ª. En la primera de sus tres partes hay una desmesurada acumulaci¨®n de notas a pie de p¨¢gina que cortan el ritmo con informaciones tan superfluas como la localizaci¨®n exacta de diversos estudios de doblaje, la fecha de la entrada en vigor de la ley antitabaco o que Dashiell Hammet y Lillian Hellman eran pareja y escribieron libros, algunos llevados al cine.
A¨²n hay algo peor: el lector tiene una obsesi¨®n: ?cu¨¢ndo saldr¨¢ la maldita frase? ?Qu¨¦ frase? ?sta: "Amar significa no tener que decir nunca lo siento". Ni falta hace explicar de d¨®nde procede. Lo importante es avisar d¨®nde est¨¢: en la p¨¢gina 262, la pen¨²ltima.
LA MEDIDA DEL AMOR
Pilar Puebla Agramunt
Castalia. Madrid, 2007
263 p¨¢ginas. 14,50 euros
?Qu¨¦ hacer entonces? ?Pasar de La medida del amor? Pues no, porque superados esos momentos irritantes, se lee de un tir¨®n y descubre a una narradora capaz de captar la atenci¨®n de cualquier lector, aunque parezca destinada al p¨²blico femenino. Novela de mujeres, procaz y desinhibida, centrada en lo mucho que ellas necesitan amar (a hombres, a mujeres o a ambos) y lo dif¨ªcil que es conseguir que las amen, con tanto pu?etero suelto por ah¨ª y un complejo de Electra por medio. Novela epistolar (versi¨®n diario robado) contada en tres estadios que vienen a confluir en el mismo punto. Novela de sentimientos. Todo un g¨¦nero. Hay peores novelas por ah¨ª que han sido ¨¦xitos de venta.
Los datos que en el libro se dan de la novelista permiten sospechar que hay mucho de autobiograf¨ªa en La medida... Se dice que es su tercera novela, y la primera que publica. No me atrevo a decir que ¨¦sta tambi¨¦n deber¨ªa haberla guardado en un caj¨®n. Ser¨ªa cruel y, lo que es peor, injusto, porque en Puebla Agramunt hay una escritora, puede que hasta una buena escritora o, al menos, de las que son capaces de llegar a p¨²blicos amplios. Pero le habr¨ªa venido bien que alguien le hubiera cantado algunas verdades del barquero, que le hubiese quitado 50 o 60 p¨¢ginas que resultan reiterativas en exceso (adem¨¢s de todas las notas), que la hubiera dejado reposar, incluso que la hubiera reescrito. Pero Pilar parece tener prisa. Ojal¨¢ que sea para bien.
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