Nubarrones sobre el Astana
Vinok¨²rov, con 15 grapas en las rodillas, y Kl?den sobreviven maltrechos los 200 kil¨®metros y se conjuran para vengarse de todas sus desgracias
En el boulevard Irene Joilot Curie, pasada la l¨ªnea de meta, el sol quema los cr¨¢neos y una se?al dentro del aparcamiento que cobija a los autocares multicolor de los equipos en carrera reclama atenci¨®n, erguida sobre el asfalto: "Plaza reservada para discapacitados", avisa. E invita: "Si te quedas mi minusval¨ªa, te quedas la plaza". Astana tiene plaza en el Tour, y condicionantes de un pasado que le supeditan enormemente. Suben los term¨®metros en la carrera y negros nubarrones se ci?en sobre el equipo del sol kazajo, amarillo sobre turquesa, nacido de la herencia de dos grupos marcados por la derrota y la trampa. Destrozado en los controles antidopaje el viejo Liberty de Manolo Saiz, el director c¨¢ntabro encontr¨® oro en Kazajist¨¢n con la promesa de hacer a Vinok¨²rov ganador del Tour. Nunca lleg¨® a correrlo, implicado como estaba hace un a?o el director deportivo espa?ol en la Operaci¨®n Puerto.
"No le doy por muerto. Si aguanta, va a ir a por todas", dicen en el equipo sobre su l¨ªder
El gobierno de Kazajist¨¢n mantuvo los ocho millones de euros para el servicio de Vinok¨²rov, que eligi¨® a Marc Biver como administrador-propietario de la marca: "Ahora s¨ª que somos el equipo de los hombres de negro", dijo el boss del conjunto suizo, en alusi¨®n a las veladas acusaciones que le lanz¨® la UCI por las visitas que algunos de sus corredores rinden al gabinete del maligno doctor Michele Ferrari. Ahora, las ¨®rdenes por el pinganillo las dan Mario Klummer y Adriano Baffi, aqu¨¦l que fue sprinter y aunque Astana se sienta nuevo, aunque sigue vestido de azul turquesa, lleva el luto dentro y la desgracia a flor de piel.
"Es dif¨ªcil tener m¨¢s mala suerte", repet¨ªa ayer el mallorqu¨ªn Toni Colom, lugarteniente de Kl?den en la carrera, ¨¦se que lleva llorando dos d¨ªas: "Ven¨ªamos a ganar el Tour y ya ves: se cae nuestro l¨ªder, nadie nos espera y los jueces no dejan que el coche nos abra paso para enganchar. Si fuera a otros..." mascullaba. Colom fue el primer corredor del equipo que ech¨® pie al suelo tras la ca¨ªda de Vino y Kl?den. "El alem¨¢n est¨¢ peor. No cay¨® en velocidad, pero se golpe¨® el coxis. Ya veremos si los dos salen ma?ana [por hoy]", avisaba. Daniel Navarro, otro Astana, se reconcom¨ªa: "Ojal¨¢ me hubiera ca¨ªdo yo. Al equipo le han dado un pu?etazo en la moral". "Ahora s¨ª que pueden decir que somos los hombres de negro", incid¨ªa el due?o de un equipo con dos l¨ªderes que se caen juntos por la tarde y no se saludan en el desayuno al d¨ªa siguiente por envidias enquistadas.
Biver, heredero del tradicional victimismo de Saiz, se las tuvo con un fot¨®grafo a la puerta del autocar, nervioso por la situaci¨®n, y luego fue enigm¨¢tico: "Ya veremos si aguantan", dijo. O sea, nada. Mientras, sus dos ciclistas sub¨ªan derrengados a una furgoneta, supervivientes de una carrera que hoy llega a los Alpes: "No aguantan un solo ataque", vaticin¨® Colom, p¨¢jaro de mal ag¨¹ero.
Aguantaron ayer el paseo. No se les exigi¨®, nadie atac¨® y Vinok¨²rov soport¨® los 200 kil¨®metros con siete grapas en una rodilla y ocho en la otra, vendadas las dos espectacularmente, el codo derecho y el gl¨²teo en carne viva, sangrando, como un trozo de entrec?te a la parrilla. Darse un golpe a 70 kil¨®metros por hora es lo que tiene. Pero el guerrero sobrevive de tan sorprendente manera -"otro ya estar¨ªa en casa", dice su director- que le da para levantar la moral de un equipo tocado: "El jueves por la noche, el hotel era un funeral", recuerda Navarro. "Lleg¨® ¨¦l y nos levant¨® el ¨¢nimo a todos", explica el asturiano Navarro, que a?ade: "Nos dijo: 'si supero dos etapas, se van a enterar". "Yo no le doy por muerto. No s¨¦ si podr¨¢ salir ma?ana, pero si aguanta, va a ir a por todas", coincide, desconcertante, su colega Colom.
"Vino es un duro. Como Jalabert", le reconoce Faustino, mec¨¢nico del grupo suizo, nacido en Vila-real: "He vivido antes desgracias de este nivel: viv¨ª la ca¨ªda de Laurent Jalabert en Armentieres y la de Joseba Beloki en La Rochette. Aquello fue tan duro como lo que nos ha pasado en este Tour. No es nuevo, es ciclismo", insist¨ªa el que fue mec¨¢nico de confianza de Manolo Saiz, que sigue en el pelot¨®n mientras el que fuera su jefe lo ve desde Torrelavega.
Las sombras persiguen al equipo del sol y Adriano Baffi, el director, simplifica a la italiana: "Nunca vi tanta mala suerte a la vez, pero as¨ª es el Tour, el ciclismo y la vida. Te caes, te levantas y, si puedes, sigues. ?La vida contin¨²a!". Incluso con el sol encapotado de negros nubarrones.
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