'Graffiti'
Reconozco que lo de los graffiti me cabrea. Suelo fijarme en lo que pintan en los muros y fachadas de Madrid y veo alg¨²n que otro dibujo cuya ejecuci¨®n requiere un m¨ªnimo de habilidad y en casos muy concretos advierto cierto sentido de la est¨¦tica e incluso m¨¦rito art¨ªstico. Son, sin embargo, excepciones muy puntuales porque, en realidad, casi todo me parece basura. Y empleo el t¨¦rmino basura por considerarlo el m¨¢s preciso, ya que las pintadas constituyen con diferencia el elemento que m¨¢s ensucia y afea los espacios urbanos de nuestra regi¨®n. Bien es verdad que ¨¦sta es una apreciaci¨®n bastante personal, porque a lo mejor hay ciudadanos que prefieren ver una pared pintarrajeada a contemplar la sobriedad de su blancura primigenia. Por ejemplo, en el ascensor de un c¨¦ntrico parking p¨²blico dibujaron con rotulador un enorme pene en fase de eyaculaci¨®n. Siempre me pareci¨® una guarrada sin la menor gracia, pero ya estoy empezando a pensar que el concesionario lo considera una obra de arte porque lleva all¨ª m¨¢s de tres a?os y no lo limpian. Estoy, como digo, un poco despistado y he de admitir que me supera la benevolencia que algunos supuestos modernatas y visionarios muestran con los pintamonas. El problema es que, a diferencia de otros campos art¨ªsticos, en esto del graffiti expone el que quiere y donde quiere. Estamos ante una est¨¦tica en la que no existe cr¨ªtica ni proceso de selecci¨®n. Todos creen que son geniales e imponen su obra manu militari al resto de los ciudadanos. Adem¨¢s, se da la circunstancia de que los pocos que demuestran alg¨²n m¨¦rito no suelen ser precisamente los m¨¢s audaces, por lo que se ven obligados a ceder los espacios urbanos m¨¢s vistosos a cualquier manazas. Hemos visto incluso alguna pared donde un tipo se hab¨ªa esmerado y llegaban despu¨¦s otros grafiteros y destrozaban su conjunto pintando cuatro chorradas encima. No hay que olvidar que la inmensa mayor¨ªa de los que salen a la calle armados con aerosoles son macarrillas adolescentes que pretenden reafirmar su personalidad estampando su r¨²brica por todas partes. A Madrid le saldr¨ªa m¨¢s barato pagarles un psic¨®logo, porque s¨®lo en la capital nos gastamos anualmente unos seis millones de euros en limpiar pintadas y, como ver¨¢n, el resultado es bastante desalentador. Hay situaciones extremas en las que m¨¢s que tratamiento psicol¨®gico el asunto requerir¨ªa la intervenci¨®n de los agentes de una brigada antipsic¨®patas. Recuerden que aqu¨ª tenemos individuos violentos y peligrosos que no han dudado en asaltar los trenes para decorar a su gusto los vagones. Este paisaje estepario desierto de talento presenta alguna excepci¨®n que viene a confirmar la regla. Lo fue en su momento el caso de Muelle, que en los a?os ochenta convirti¨® su bucle en un icono del Madrid posmoderno. Por desgracia, la prematura muerte del personaje dispar¨® el n¨²mero de plagiadores, sin m¨¢s gloria que la de mantener emborronada la ciudad. En la actualidad, uno de los pocos notables es el autor de la mancha. Un tipo que sabe dibujar y que ha difundido su emblema hasta el extremo de ponerlo en manos de abogados para defender la propiedad intelectual. He visto en alg¨²n muro dibujos suyos de un solo trazo llenos de fuerza y expresividad que no desentonar¨ªan en un museo de arte contempor¨¢neo. Puede que este autor prefiera la calle para exponer su obra, pero entender¨¢ que, para cuatro inspirados que como ¨¦l pueden apuntar maneras, a Madrid nunca le compensar¨¢ soportar a los miles de gamberros que no pintan un pimiento.
S¨®lo en la capital nos gastamos unos seis millones de euros en limpiar pintadas
Una legi¨®n de empleados de la limpieza sale cada d¨ªa a la calle para tratar de borrar con lanzas de agua y detergentes especiales las pintadas. A veces tardan horas en limpiar lo que otros ensuciaron en unos pocos segundos. Es un esfuerzo desproporcionado e injusto. Hay que ponerse serio con los grafiteros y tomar medidas que impongan el respeto a los muros, fachadas y al mobiliario urbano. Era evidente que los 90 euros de multa que prev¨¦ la normativa resultan a todas luces insuficientes para disuadir a los del spray.
El palo de hasta 6.000 euros que ahora propone el Gobierno regional resulta m¨¢s acorde con el da?o que ocasionan. Un paquete del que podr¨¢n librarse s¨®lo si limpian las pintadas y reparan los estragos causados. Siempre pens¨¦ que la mejor receta contra el que mancha es obligarle a limpiar lo que ensucia. Es lo menos que se merecen quienes mantienen secuestrada la imagen de la ciudad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.