?Qui¨¦n le da sitio a un 'victorino'?
Hab¨ªa que probar, al menos, c¨®mo iban de lejos los victorinos, que suele ser lo suyo. Ninguno de los tres espadas que torearon ayer se atrevieron a hacerlo. Liria y Ferrera est¨¢n pr¨¢cticamente convalecientes de dos fuertes cornadas, y Cruz se debi¨® contagiar del ¨¢nimo que vio en sus mayores.
Nos quedamos ayer imaginando lo bello que hubiera sido verlos arrancarse de lejos, como han propiciado con sus otros toros durante la feria otros espadas como Cort¨¦s, Marco o Castella. Cuando a un victorino se le plantea la pelea de cerca, lo que se consigue no es que embista, sino que se defienda del agobio de la muleta a que se le somete. Su acometida es as¨ª mucho menos franca y ello le obliga a buscar, pegar tarascadas y defenderse del agobio. Claro que a ver qui¨¦n aguanta el talgo hasta que llega a la estaci¨®n.
Victorino / Liria, Ferrera, Cruz
Toros de Victorino Mart¨ªn, bien presentados y enrazados, de juego variado. El sexto, casi bronco. Pep¨ªn Liria: dos pinchazos y media (silencio); dos pinchazos y cuatro descabellos (aviso y silencio). Antonio Ferrera: estocada trasera y descabello (silencio); pinchazo y estocada (vuelta al ruedo). Fernando Cruz: pinchazo y estocada atravesada (silencio); dos pinchazos, estocada atravesada y cuatro descabellaos (silencio). Plaza de Pamplona. 14 de julio. ?ltima de feria. Lleno.
Nos quedamos ayer imaginando lo bello que hubiera sido ver arrancarse de lejos a los 'victorinos'
El primero de Liria era codicioso y, si alg¨²n defecto ten¨ªa, es que humillaba demasiado. El de Cehej¨ªn tiene ya suficientes recursos como para hacer ver lo que quiere hacer ver y logr¨® hacer pasar gato por liebre. Se conform¨® con ponerse de rodillas en los inicios de la faena para obtener el halago de las pe?as y poco m¨¢s. Por mucho que le gritaran Pep¨ªn Pep¨ªn, la verdad es que qued¨® hecho un Pep¨®n. En su segundo, la cosa lleg¨® casi a t¨¦rminos de canguelo: disimulaba; citaba atravesado y provocaba en la embestida del toro una trayectoria que le hac¨ªa cobrar m¨¢s peligro que el que en realidad ten¨ªa. Parece que Liria deb¨ªa algo m¨¢s a la afici¨®n de Pamplona tras 12 a?os de presencia ininterrumpida en su plaza.
Antonio Ferrera se llev¨® la liebre por gato al agua, aun sin haber llegado a cortar la oreja que un sector de la plaza le ped¨ªa y otro, con buen criterio, no. En su primero, siendo bueno el planteamiento de sus pares de banderillas, fall¨® en la ejecuci¨®n de los tres preceptivos. Se enrabiet¨® y fue a poner un cuarto con el que result¨® ser peor el remedio que la enfermedad. Agobi¨®, si cabe, m¨¢s que Liria a su toro, sin dejarle apenas respirar hasta que lo despach¨®. En el segundo fue a por todas, como buen feriante que es, aunque hay que reconocer que los tres pares que puso, los puso de verdad, con ah¨ªnco y pundonor, molinillo incluido. A partir de ah¨ª se gan¨® el favor de las pe?as y s¨®lo tuvo que limitarse ya a hacer pasar el otro de cualquier modo, para que su labor obtuviera el premio de una vuelta al ruedo.
Tampoco dio Fernando Cruz con el quid de la cuesti¨®n, ni mucho menos. Necesitado de un triunfo resonante, pareci¨® contagiarse de las precauciones disimuladas que tomaron sus mayores y no dio una a derechas, ni a izquierdas tampoco. Es cierto que el que cerraba plaza fue el m¨¢s brusco de la corrida y a punto estuvo de rebanarlo al iniciar una serie por la izquierda.
La imagen de El Cid impulsado por los aires el d¨ªa anterior pareci¨® estar m¨¢s presente de la cuenta en el hacer de los toreros que cerraron la ¨²ltima de feria en Pamplona. En un cartel torista como el de ayer, vaya un homenaje de recuerdo a Escandaloso, un novillo de Miranda de Pericalvo, lidiado en la novillada que abri¨® feria, cuya bravura pudo ser equiparable a la del Belador del propietario de la ganader¨ªa de ayer o al Bastonito de Ib¨¢n. L¨¢stima de simiente perdida. Ir¨®nicamente era, como reza en el cartel de las novilladas, deshecho de tienta.
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