De alcaldes y sueldos

Caben pocas dudas acerca de la necesidad de remunerar debidamente el ejercicio de la funci¨®n p¨²blica. Tambi¨¦n y muy especialmente la de aquellos que acceden a la misma no como empleados p¨²blicos, sino como representantes elegidos por los ciudadanos, los alcaldes y concejales entre ellos. Cuesti¨®n distinta es que los criterios que deben orientar esas remuneraciones sean establecidos por los propios interesados, sin m¨¢s control que el que depare, y no siempre, la correlaci¨®n de fuerzas en el seno del organismo en cuesti¨®n. En no pocos casos, el ciudadano asiste a espect¨¢culos verdaderamente bochornosos en los que los representantes municipales sortean incompatibilidades o definiciones de exclusividad por raz¨®n del cargo y, en muchos otros, se autoremuneran sin respeto a criterio o norma alguna.

Las pr¨¢cticas actuales son m¨¢s que inquietantes. Con la excepci¨®n de muy gen¨¦ricos protocolos en algunas comunidades aut¨®nomas, es general la ausencia de orientaci¨®n. El n¨²mero de habitantes, la cuant¨ªa del presupuesto a gestionar o cualquier otro indicador expresivo de la complejidad o responsabilidad de la gesti¨®n no parece guardar relaci¨®n alguna con muchas decisiones adoptadas en el inicio de los nuevos ayuntamientos. Sin salir de la Comunidad de Madrid, en Alcal¨¢ de Henares, con 204.000 habitantes, el alcalde tiene un sueldo inferior a su colega de Las Rozas, que ha de administrar a 69.000 ciudadanos. Los 102.000 euros que gana este ¨²ltimo edil duplican el sueldo del de Parla, con 100.000 habitantes, y superan tambi¨¦n los 89.300 euros que cobra el presidente del Gobierno. Este ¨²ltimo es equivalente al sueldo del alcalde de Navalcarnero, que con 17.600 habitantes duplica ampliamente el de San Fernando de Henares, con 40.000 vecinos.

La arbitrariedad no se agota ni mucho menos en la remuneraci¨®n monetaria convencional o en la asignaci¨®n de dietas de diverso tipo. La discrecionalidad a la hora de aplicar la exclusividad en el ejercicio de esa funci¨®n, por ejemplo, ofrece casos no menos llamativos, como el del m¨¦dico que admite su dedicaci¨®n en exclusiva a la alcald¨ªa de Benidorm, pero no renuncia a la atenci¨®n regular a su consulta. Envidiable productividad.

La propia Federaci¨®n de Municipios, que reconoce la existencia de un vac¨ªo legal y procedimental, deber¨ªa ser la primera en solicitar su r¨¢pida cobertura, quiz¨¢s en la direcci¨®n de la reforma de la Ley de Bases de R¨¦gimen Local que pretend¨ªa el ex ministro Sevilla. El reconocimiento mediante retribuciones dignas de la funci¨®n de los responsables municipales no deber¨ªa entrar en conflicto con la existencia de criterios suficientemente objetivos. Y los partidos pol¨ªticos deber¨ªan ser mucho m¨¢s activos en la definici¨®n de c¨®digos de conducta que impidieran espect¨¢culos como los observados en estas ¨²ltimas semanas.