Pagar para callar
Se supon¨ªa que la Iglesia deb¨ªa ser un guardi¨¢n de una cierta moralidad. El acuerdo al que ha llegado la Iglesia cat¨®lica de Los ?ngeles bate todo un r¨¦cord, con los 660 millones de d¨®lares (unos 500 millones de euros) -o 1,3 millones de d¨®lares para cada una de las v¨ªctimas- por los abusos sexuales cometidos contra ni?os a lo largo de varios a?os. La cuant¨ªa de la indemnizaci¨®n tasa el alcance de la culpabilidad de lo que el cardenal Roger Mahony, al pedir disculpas, ha calificado de "pecado y crimen terrible". Pero, en un acuerdo muy propio del sistema americano, Mahony ha preferido pagar a testificar en un juicio, que justo ahora estaba a punto de comenzar.
Mahony es especialmente responsable, pues, en vez de atajar la expansi¨®n de estos cr¨ªmenes, fue cambiando al menos a algunos de los sacerdotes responsables de parroquia en parroquia a lo largo de los a?os, con lo que se ampli¨® el n¨²mero de v¨ªctimas de los abusos. Estos abusos no son un fen¨®meno reciente, ni exclusivo de Los ?ngeles ni de EE UU, aunque en la archidi¨®cesis californiana, al abrirse la veda de las demandas contra unos 220 sacerdotes y religiosos, se produjo una avalancha de querellas por parte de feligreses por acciones delictivas que se remontaban a d¨¦cadas atr¨¢s. El da?o se ha podido tasar en d¨®lares, pero sus destrozos dejar¨¢n huellas psicol¨®gicas en las v¨ªctimas durante a?os o toda la vida.
No se debe acusar a toda una Iglesia por los abusos de unos pocos, pero que Mahony haya aceptado el acuerdo indica que ha calculado como desventajoso el llegar a juicio, por los estragos que pod¨ªa causar en la imagen del catolicismo en EE UU, y en otros pa¨ªses donde tambi¨¦n se han dado casos, aunque menos perseguidos por la justicia. La Iglesia cat¨®lica ha desembolsado en EE UU ya m¨¢s de 2.000 millones en demandas de este tipo. Otras archidi¨®cesis han aceptado acuerdos similares y algunas se han arruinado en la operaci¨®n. Mahony, al frente de la mayor de todas ellas, contaba tambi¨¦n con m¨¢s dinero. Una parte la pagar¨¢ su organizaci¨®n; otra, los seguros; una tercera m¨¢s peque?a, ¨®rdenes religiosas cuyos sacerdotes o hermanos han perpetrado abusos, y una cuarta, otras fuentes. Tambi¨¦n en la Iglesia cat¨®lica de Estados Unidos ha pesado el dinero para acallar un esc¨¢ndalo de enormes proporciones. Pero la realidad es tozuda, a¨²n m¨¢s ahora que las v¨ªctimas tendr¨¢n acceso a la informaci¨®n que la Iglesia guarda sobre sus casos.
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