Preocupaciones
La primera noticia que tuve de este Tour 2007, aparte de que comenzaba en Londres, era que hab¨ªa una etapa alpina en la que de salida hab¨ªa que ascender 16 kil¨®metros. As¨ª, en fr¨ªo -me dijeron alzando bien las cejas-, hacia arriba desde el mismo kil¨®metro cero. ?se era el dato. Lo que menos importaba era el nombre de la subida, su dureza y todo lo que viniese despu¨¦s. Ah¨ª estaba el problema, al menos para una gran parte del pelot¨®n. Eso en el Tour de Francia, cl¨¢sico como pocos en sus planteamientos (al margen del dilema contrarreloj por equipos s¨ª o no), constitu¨ªa una novedad. Una novedad no muy agradable para muchos, precisamente.
Es decir, que ayer en la salida hab¨ªa dos grupos de corredores: los preocupados por el Iseran, y los preocupados por el Galibier. Esto es, los preocupados por sobrevivir, y los preocupados por empresas mayores, ya sea la misma etapa o la general. Cierto es que a los primeros tambi¨¦n les preocupaba el Galibier -?y a qui¨¦n no?-, pero esa preocupaci¨®n comenzar¨ªa en la cima del Iseran. Hasta all¨ª bastante ten¨ªan. Por cierto, entre ambos puertos tambi¨¦n tocaba ascender el Coll del T¨¦l¨¦graphe, pero ¨¦ste no es que no preocupase, sino que se interpreta como lo que en realidad es, el verdadero comienzo del Galibier.
Y adem¨¢s, en ambas subidas se iban a encontrar con lo que llamamos el muro de los 2.000 metros, que no es otra cosa que la falta de ox¨ªgeno a esas alturas. Concretamente en el Galibier, los ¨²ltimos 7 kil¨®metros son por encima de esa cota. A partir de ah¨ª se empieza a percibir la falta de oxigenaci¨®n; mientras tu respiraci¨®n se acelera en una b¨²squeda desesperada de ese preciado aire, el coraz¨®n baja su cadencia unas cuantas pulsaciones y los m¨²sculos se empiezan a intoxicar a mayor velocidad. De ah¨ª el m¨¦rito de ataques brutales como el que vimos de Contador. Yo no sal¨ªa de mi asombro. Esprintando como un poseso despu¨¦s de m¨¢s de 30 kil¨®metros de subida, a dos mil y pico metros de altitud. Y no solo eso, sino siendo luego capaz de mantener el ritmo tras la tremenda aceleraci¨®n. Una pena que tanto esfuerzo no tuviese recompensa. Pero ah¨ª queda.
Gan¨® Soler, despu¨¦s de una gran exhibici¨®n. Un colombiano desconocido incluso para nosotros, pero que ya hab¨ªa mostrado sus cartas en la etapa de la Colombi¨¨re. Los preocupados por el Iseran, llegaron. A casi 29 minutos, todos juntitos. Y los preocupados por la general, tambi¨¦n llegaron. Unos, como Rasmussen o Valverde, contentos. Otros, como Vinok¨²rov o Menchov, no tanto. Pero a pesar de las preocupaciones, todos llegaron.
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