Alumnas de Bellas Artes restauran un castro de la edad de Hierro
El recinto fortificado se encuentra en la localidad de Nabarniz
El castro de Arrola Maruleza, considerado por los arque¨®logos como uno de los m¨¢s antiguos de Vizcaya, situado en Nabarniz, est¨¢ siendo restaurado desde 2001 por las alumnas de la Facultad de Bellas Artes de la UPV que cursan la l¨ªnea de Conservaci¨®n y Restauraci¨®n de Bienes Culturales. La campa?a de este a?o, que concluye hoy, se ha centrado en reconstruir el interior de una de las entradas amuralladas.
Este asentamiento poblacional fortificado y amurallado, supuestamente construido en la Edad de Hierro, se encuentra a escasos kil¨®metros de las cuevas de Santimami?e, en el collado que une los altos de Arrola y Gastainzu. De las aproximadamente ocho hect¨¢reas de extensi¨®n que abarcaba el castro, apenas se ha conservado una de las puertas m¨¢s destacadas de la muralla.
En 2001 el equipo que dirige el profesor Fernando Bazeta empez¨® a analizar exhaustivamente la estructura y el potencial de recuperaci¨®n de la zona conservada, siguiendo los criterios de la t¨¦cnica denominada reconstrucci¨®n anal¨®gica razonada. "Se trataba de comprender bien el ritmo y el movimiento de la construcci¨®n para poder imitarla sin que se aprecie una gran diferencia visual", aclara. Desde entonces, cada verano los estudiantes de su asignatura realizan pr¨¢cticas restaurando la muralla, hasta alcanzar los 50 metros de largo y una media de 2,5 de alto reconstruidos hasta hoy.
Uno de los rasgos singulares del asentamiento es que la muralla -de cuatro a seis metros de base y de cinco a seis de alto- no era circular como es habitual en estos asentamientos, sino que presentaba un relieve irregular. "La forma se amoldaba al entorno para aprovechar las zonas naturales de defensa", explica el profesor. Otra peculiaridad es que la muralla no est¨¢ construida s¨®lo con piedra, sino que se compone de un alma de tierra acorazada por ambos lados con bloques de piedras. "Era la ¨²nica t¨¦cnica que dominaban", indica. "No trabajaban la piedra pero encajaban los bloques de manera muy fina; hay tramos de piezas peque?as y otros de grandes".
El castro era un asentamiento habitual donde se situaban viviendas, molinos, huertas y ganado. Los grandes cambios geogr¨¢ficos en la zona por las reforestaciones, se?ala Bazeta, hacen dif¨ªcil calcular el n¨²mero de personas que resid¨ªan en ¨¦l y estudiar el tipo de vida que llevaban. De hecho, la falta de hallazgos impide datar de manera precisa el monumento.
El proyecto continuar¨¢ el a?o pr¨®ximo para seguir definiendo la curva interior de la entrada. Bazeta se muestra satisfecho con la campa?a que finaliza hoy, "la m¨¢s espectacular, porque se ha ganado altura de manera que se aprecian bastante bien la muralla y el pasillo interior". Cuando est¨¦ finalizado, el visitante podr¨¢ diferenciar la parte original y visualizar una recreaci¨®n del interior de la fortificaci¨®n.
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