Un h¨¦roe en busca de su hogar

Si en El Cantar de Gamyl, el anterior libro de Javier Pascual (Madrid, 1966), se recurr¨ªa al ardid del texto o¨ªdo por casualidad en una plaza, en su nueva novela, Periplo y derrotas del chancro de Azamor, la excusa es un manuscrito en poder de una familia que es puesto "en circulaci¨®n" en 1954 por un integrante de la misma, un profesor de la Universidad Central de Venezuela. Una convenci¨®n libresca de reconocida tradici¨®n que carga las tintas sobre la ficcionalidad de la propuesta. "Yo soy Ismael Adibe, el ¨²ltimo de una larga y antigua familia que viene de lejos y no cesa", se confiesa hacia la mitad de la novela el narrador. La familia a la que pertenece es sefard¨ª. Estamos en el siglo XV. Estamos en ¨¦pocas de persecuci¨®n y obligadas conversiones religiosas. El h¨¦roe del relato de Pascual tiene delante de ¨¦l todos los futuros y todos son inciertos y desgraciados. Como si fuese un personaje de la picaresca castellana, adem¨¢s de lisiado y tuerto, sus periplos son de superviviente, am¨¦n de mar¨ªtimos y plet¨®ricos de aventuras heroicas unas y otras no tanto.

Javier Pascual ha escrito una novela de aventuras. Como antes escribi¨® un libro de gesta. La novela de aventura es un g¨¦nero. Lo practicaron Conrad, Stevenson y Emilio Salgari. Lo practic¨® Edgar Allan Poe en El relato de Arthur Gordon Pym. Y Herman Melville en Moby Dick. No se nos deber¨ªa escapar el hecho de que la historia de Pascual est¨¦ narrada por alguien llamado Ismael, de la misma manera que la de Melville. Y que si el itinerario del Ismael melvilliano es el de la ballena, el de Ismael de Pascual es el del bacalao. Parecer¨ªa que hago hincapi¨¦ en un hecho tangencial. Pero no lo es tanto. Estoy sugiriendo una propuesta que trasciende el g¨¦nero que instrumentaliza Pascual. ?No nos pone la novela de aventuras ante la tesitura de la propia aventura de la novela en Occidente? ?No es el h¨¦roe de Javier Pascual un h¨¦roe hom¨¦rico en busca de su hogar perdido, adem¨¢s de un h¨¦roe fundador?

La novela de aventuras

no es un g¨¦nero inocente. Lo sab¨ªa Conrad y hasta el mismo H. G. Wells cuando escribe La isla del doctor Moreau. Con su novela, Pascual agrega al sentido tr¨¢gico de todo relato de aventuras esa frescura ir¨®nica de estirpe posmoderna que a todo ejercicio aut¨¦ntico de narrativa le es esencial.