El mejor de todos
Sizzla incendi¨® Razzmatazz 2 con un impecable y contagioso concierto de 'dancehall'
Con el dancehall est¨¢ pasando en Barcelona algo parecido a lo que ocurre con el hip-hop. Hay afici¨®n, comienzan a menudear las actuaciones de ambos estilos, pero la mayor parte de las veces, los conciertos se salvan m¨¢s por la voluntad del p¨²blico que por los m¨¦ritos de los artistas. En el caso del hip-hop se a?ade la escasa consideraci¨®n que muchas de las estrellas del g¨¦nero tienen por un mercado para ellos anecd¨®tico por diminuto. Por su parte, los artistas de dancehall han comenzado a visitarnos desde hace menos tiempo y han tenido que solventar, al menos Beenie Man, las cr¨ªticas de aquellos colectivos que se sienten blanco de los ataques hom¨®fobos fruto de la ultraortodoxa religiosidad jamaicana. Sizzla, el ¨²ltimo en llegar, tambi¨¦n podr¨ªa haber sido objeto de las mismas protestas, pero por las razones que fueran, su presencia s¨®lo tuvo relevancia musical.
Y, d¨ªgase a las primeras de cambio, Sizzla realiz¨® un concierto superlativo capaz de reconciliar a los esc¨¦pticos con el dancehall. Su actuaci¨®n fue mucho mejor que las ofrecidas por compa?eros generacionales suyos como Anthony B o Beenie Man, entre otras cosas porque para Sizzla el dancehall -una variante de reggae m¨¢s r¨¢pida en cuanto a ritmo y con la voz recitada- es un punto de partida que enriquece con aportes r¨ªtmicos muy variados. Por eso, a lo largo de su actuaci¨®n, compuesta por cerca de 40 temas en apenas una hora y pocos minutos, se oyeron bases que remit¨ªan al house, al regget¨®n, al soul, al hip-hop ingl¨¦s onda Streets e incluso se dejaron ir vaharadas turbias que evocaban al two step, estilo callejero londinense cuyas ra¨ªces bien podr¨ªan estar en concomitancia con el dancehall seg¨²n lo entiende Sizzla. A esto se debe a?adir una sala literalmente incendiada por un artista capaz de mantener un recitado constante, en¨¦rgico y potente. Sizzla tuvo constantemente la palabra rastafari en los labios, conminando a una revoluci¨®n espiritual con ?frica como destino final para los rastafari. El resultado fue espectacular, un concierto sin altibajos, en constante progresi¨®n y con la sala a todo esto casi completamente llena con mucha afluencia de p¨²blico franc¨¦s y africano, literalmente desbocada. En definitiva, un concierto explosivo.
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