El Tribunal Supremo de Pakist¨¢n repone al magistrado que destituy¨® Musharraf
La decisi¨®n supone un rev¨¦s para el jefe del Estado, hostigado por la oposici¨®n
El Tribunal Supremo de Pakist¨¢n revoc¨® ayer la destituci¨®n de su presidente, el juez Iftikhar Mohamed Chaudhry, y desestim¨® todas las acusaciones presentadas contra ¨¦l. La decisi¨®n, por 10 votos a favor y 3 en contra, supone un nuevo golpe para el jefe del Estado, el general Pervez Musharraf, quien le suspendi¨® el pasado 9 de marzo alegando "conducta inapropiada" y "abuso de poder". La suspensi¨®n del magistrado hab¨ªa provodado intesas protestas. Musharraf hizo saber enseguida que aceptaba la decisi¨®n del Supremo.
Desde la destituci¨®n de Chaudhry, las protestas de abogados y partidos de la oposici¨®n han desencadenado un movimiento en favor de la devoluci¨®n del poder a los civiles, que se une al creciente desaf¨ªo de los fundamentalistas isl¨¢micos.
"La acusaci¨®n ha sido desestimada y el presidente del Tribunal Supremo ha sido restituido en su cargo", anunci¨® ayer el juez Khalil-ur-Rehman Ramday. De inmediato, abogados, periodistas y otros simpatizantes de Chaudhry, que esperaban el veredicto desde cinco horas antes, estallaron en vivas de alegr¨ªa a las puertas del tribunal. A continuaci¨®n se dirigieron al domicilio del juez coreando "Vete, Musharraf, vete". El eslogan, que se ha convertido en el marchamo del movimiento prodemocracia, tambi¨¦n reson¨® en las principales ciudades del pa¨ªs donde los abogados celebraron el fallo.
"Estamos hartos del Gobierno militar y esto significa que hay m¨¢s posibilidades de que volvamos a tener pronto un Gobierno civil", explic¨® Waheed, un estudiante de Relaciones Internacionales que celebraba la sentencia. "Su restituci¨®n es una victoria para todo el pa¨ªs", declar¨® el jefe del equipo de abogados de Chaudhry, Aitzaa Ahsan. "No es el momento de hablar de victoria o derrota", se?al¨® por su parte el primer ministro, Shaukat Aziz, "han prevalecido la Constituci¨®n y la ley, como debe ser". Musharraf hizo saber enseguida, a trav¨¦s de su portavoz, que aceptaba y respetaba la decisi¨®n del Supremo, pero para probar su sinceridad a¨²n tiene que anunciar la fecha de las elecciones que le reclama un amplio abanico de la sociedad paquistan¨ª, desde los partidos liberales hasta los islamistas.
Como recordaba Ayaz Amir en un art¨ªculo publicado ayer en Dawn, el juicio no era s¨®lo sobre el destino del juez, sino sobre si Pakist¨¢n "va a ser gobernado por el poder de las armas o por el poder de la ley". M¨¢s all¨¢ de los detalles jur¨ªdicos, existe la convicci¨®n generalizada de que la sentencia hace m¨¢s dif¨ªcil para Musharraf permanecer al frente del Gobierno sin renunciar al uniforme, como exige la Constituci¨®n, o buscar su reelecci¨®n sin convocar antes elecciones parlamentarias.
Antes de su destituci¨®n, Chaudhry dio a entender que la Carta Magna no permite que el jefe del Estado saliente reciba el aval parlamentario antes de las legislativas y record¨® que tambi¨¦n exige que abandone la jefatura del Ej¨¦rcito antes de que concluya 2007. Musharraf sigue manteniendo la ambig¨¹edad. De ah¨ª que las acusaciones que el Gobierno present¨® contra el juez fueran recibidas con escepticismo y desataran una oleada de protestas por todo el pa¨ªs.Aunque el magistrado ha evitado criticar directamente al general Musharraf, sus llamamientos a que acaben las interferencias pol¨ªticas en el poder judicial le han convertido en un s¨ªmbolo de la oposici¨®n al Gobierno militar.
Al mismo tiempo, descend¨ªa la popularidad del jefe del Estado, que alcanz¨® cotas m¨ªnimas cuando en mayo respald¨® la actuaci¨®n de sus aliados en Karachi, responsables de los violentos enfrentamientos contra los seguidores del juez que dejaron 40 muertos, y s¨®lo ha empeorado tras el asalto a la Mezquita Roja de Islamabad.
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