Jerez-Texas, la aventura

La historia de Jerez-Texas ha sido la de una lucha constante contra las etiquetas. "Nos gustar¨ªa que el propio nombre de Jerez-Texas fuera el ¨²nico sello que definiera nuestra m¨²sica", afirma Matthieu Saglio. El violonchelista franc¨¦s, de hecho, recuerda que cuando fij¨® su residencia en Valencia en 2002 su formaci¨®n cl¨¢sica ya hab¨ªa sido felizmente contaminada por el jazz, la bossa o la m¨²sica improvisada. Conocer al guitarrista valenciano Ricardo Esteve, cuyo estilo flamenco le deslumbr¨® al instante, y, acto seguido, al bater¨ªa y percusionista castellonense de jazz Jes¨²s Gimeno fue definitivo para dar el salto sin red hacia un sonido libre y con vocaci¨®n aventurera. "Montamos el grupo sin saber ad¨®nde nos iba a llevar. Todo fue saliendo de forma natural, sin un rumbo definido", se?ala Saglio. As¨ª, tres a?os despu¨¦s de su nacimiento, el tr¨ªo Jerez-Texas entr¨® en el estudio de grabaci¨®n para dar forma a un debut, Sa¨®, que apunt¨® en diversas direcciones y propici¨® valiosos encuentros con m¨²sicos como el acordeonista Carlos Sanchis, el percusionista Osvaldo Jorge y la vocalista Isabel Julve. "La colaboraci¨®n con otros artistas es una de nuestras principales se?as de identidad, porque contribuye a enriquecer nuestra propuesta", dicen. Pero a¨²n hay m¨¢s: juntos o por separado, los tres miembros de Jerez-Texas no pierden ocasi¨®n de participar en los m¨¢s dispares proyectos.

Similar concepto envuelve su segundo ¨¢lbum oficial. Lleg¨® a las tiendas, tras un largo parto, el pasado mes de junio y, adem¨¢s de incluir en los cr¨¦ditos a los int¨¦rpretes antes citados, suma otros tres cantantes a la n¨®mina de colaboradores de la formaci¨®n: Abdoulaye N'Diaye, Josep Aparicio, Apa, y Ester And¨²jar. Tres nombres que son como tres billetes en primera clase con rumbo a la m¨²sica de ra¨ªces senegalesa, la tradici¨®n mediterr¨¢nea y el jazz sin fronteras. "Dedicamos mucho tiempo a preparar el disco, entre ensayos, maquetas, arreglos... Cuando entramos en el estudio, llev¨¢bamos las canciones perfectamente aprendidas y eso, por supuesto, se deja notar al escuchar el ¨¢lbum", afirma el violonchelista. El elep¨¦, por cierto, se titula Patchwork. Casi, una declaraci¨®n de intenciones. "Se nos ocurri¨® cuando ya estaba grabado. Nos gust¨® c¨®mo sonaba, pero, m¨¢s a¨²n, lo que el t¨¦rmino refleja. Nuestras canciones son como esos trocitos de tela de distintos colores y procedencia que se juntan para construir un conjunto armonioso", se?alan. Un preciosista mosaico de retales sonoros que, sobre todo durante los ¨²ltimos dos a?os, ha viajado por buena parte del mundo. S¨®lo durante este a?o 2007, sin ir m¨¢s lejos, recal¨® en Panam¨¢, Nicaragua o Kuwait. "Es una experiencia muy bonita, porque nunca sabes si entender¨¢n tu m¨²sica. Aunque, al final, siempre acabamos conectando con el p¨²blico. Eso demuestra que la m¨²sica no tiene fronteras", afirma Matthieu Saglio. Les queda ya poco por demostrar. A lo sumo que, como dice con una sonrisa el violonchelista, pueden ser "profetas en esta tierra". Lo intentar¨¢n a lo grande el pr¨®ximo d¨ªa 26, cuando, en el marco de la Feria de Julio, presentar¨¢n Patchwork en los Jardines de Viveros.