Campa?a contra el agua embotellada
Los estadounidenses consumieron en 2006 unos 10.980 millones de d¨®lares en agua mineral
El agua embotellada empieza a convertirse en un producto proscrito por razones medioambientales. Y si no, s¨®lo hay que ver la ¨²ltima campa?a publicitaria lanzada por la ciudad de Nueva York, animando a los ciudadanos al consumo del l¨ªquido cristalino que sale por el grifo. Las empresas dedicadas a este multimillonario negocio, entre los que se encuentran nombres como Coca-Cola, PepsiCo, Danone o Nestle, empiezan a poner el grito en el cielo.
Las cifras hablan por si solas. Los estadounidenses consumen cada a?o en torno a 25.800 millones de litros de agua embotellada, lo que equivale a unos 10.980 millones de d¨®lares en ventas en 2006. Era hasta ahora un producto de consumo de moda, sobre todo si se observa que hace cinco a?os esos ingresos eran de 6.880 millones, lo que representa un incremento anual superior al 9%, seg¨²n datos de Beverage Marketing Corporation y de la International Bottled Water Association.
Alemania consume 10.300 millones de litros anuales, seguida por los 8.500 millones en Francia y los 5.500 millones en Espa?a
La moda del agua embotellada tambi¨¦n se vive en Europa. Alemania consume 10.300 millones de litros, seguida por los 8.500 millones en Francia y los 5.500 millones en Espa?a. Los italianos, por su parte, son los que m¨¢s beben agua de la botella, unos 183,6 litros por persona al a?o. Los espa?oles no se quedan cortos, con 136,7 litros anuales, mientras que los estadounidenses consumen entorno a 90,5 litros, seg¨²n estad¨ªsticas del Earth Policy Institute de 2004.
El consumo global de agua embotellada alcanza as¨ª los 154.000 millones de litros, un 57% que cinco a?os antes, lo que aporta a la industria unos ingresos cercanos a los 100.000 millones de d¨®lares. Por eso no extra?an los ¨²ltimos movimientos vistos en el sector. La misma fuente revela sin embargo que estas aguas, convertidas en uno de los s¨ªmbolos de una vida saludable, no suelen ser m¨¢s sanas que las que salen del grifo y destacan su elevado coste, y que el 90 de estos envases no sean reciclables.
El negocio del agua embotellada podr¨ªa verse amenazado, sin embargo, por los ¨²ltimas iniciativas que se est¨¢n adoptando en el ¨¢mbito medioambiental. "El agua embotella utiliza mucha m¨¢s energ¨ªa que la del grifo tanto en la producci¨®n como en el transporte", afirma Emily Lloyd, responsable de Departamento de Protecci¨®n Medioambiental en la ciudad de Nueva York. Y es que como dice Lloyd, el agua de grifo sirve para algo m¨¢s que ducharse o lavar los platos.
"Tenemos una de las mejores aguas de grifo del mundo y no engorda", remacha en l¨ªnea con los anuncios que empiezan a aparecer ya en el metro. El instituto antes citado precisa en este sentido que para producir el agua embotellada que se necesita para la cubrir la demanda en EE UU hay que quemar 1,5 millones de petr¨®leo, una cantidad suficiente para alimentar los motores de 100.000 coches durante un a?o.
La campa?a neoyorquina no es la ¨²nica. San Francisco anunciaba ayer la prohibici¨®n de compra de aguas embotellas por parte de las instituciones p¨²blicas y muchos restaurantes en California ya han dejado de servir agua mineral, porque dicen que prefieren dejar de ingresar algo de dinero e invertir en el mundo. Pero la respuesta de la industria no se ha hecho esperar. Nestle Water, productora de las aguas Polad Spring y Deer Park en EE UU, teme que al final esta campa?a provoque que los consumidores acaben optando por "opciones menos saludables".
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