La invasi¨®n de los topillos
La plaga, que arrasa campos en Castilla y Le¨®n, llega a los pueblos
En la comarca abulense de La Mora?a los chavales ya no se pican por ver qui¨¦n marca m¨¢s goles o tira las piedras m¨¢s lejos. Desde hace dos meses, el zagal m¨¢s respetado del lugar es el que caza m¨¢s ejemplares de topillo campesino, el roedor que est¨¢ devorando las cosechas de Castilla y Le¨®n y que ha empezado a invadir los jardines y descampados de los pueblos.
De d¨ªa se esconden entre los matorrales para no morir achicharrados. Pero cuando cae el sol, decenas de topillos salen a merodear por las calles y carreteras. Los agricultores de La Mora?a, acostumbrados de toda la vida a ver "tres o cuatro" de vez en cuando, calculan que sus campos albergan unos 2.500 de estos animales por hect¨¢rea. El Gobierno auton¨®mico cree que hay m¨¢s de 300 millones en toda la regi¨®n. Es la peor plaga de topillos en la historia de Espa?a.
Son las nueve de la noche en Castellanos de Zapardiel, una localidad de poco m¨¢s de 100 habitantes. A la entrada del pueblo hay un parque infantil en el que una docena de ni?os se lo pasan en grande persiguiendo a los topillos a bastonazos. "En 10 minutos puedo matar 30, o m¨¢s", presume Emilio, que a sus 13 a?os exhibe una t¨¦cnica depurad¨ªsima en el arte de la caza menor. Basta con meter una manguera en una de las incontables madrigueras y soltar el chorro de agua para que el animal salga despavorido por otro orificio. All¨ª le espera un bast¨®n, un zapato o una escoba que lo despachurra. A las madres no les hace ninguna gracia el juego: "Les prohibimos tocarlos, porque a saber qu¨¦ les pueden contagiar", dicen.
Javier Collado, agricultor de 50 a?os, ha prohibido a su hija de seis a?os ir a las piscinas, porque se han encontrado topillos flotando en el agua, pero su cabeza est¨¢ en otro sitio. Los "ratones", como les llaman los vecinos, han arrasado sus cereales. "Mira c¨®mo han dejado este campo de cebada", dice apuntando al suelo, con tantos agujeros como un queso emmental. De fondo se escucha el sonido de los topillos royendo la cosecha. Los tallos deber¨ªan medir un metro, y los topillos los han rebajado hasta un palmo.
"Se lo comen todo, incluso entre ellos mismos", asegura el labrador antes de desviar la mirada hacia un campo de remolachas, donde los roedores se est¨¢n dando un fest¨ªn: "Han acabado con el secano y ahora van a por el regad¨ªo", agrega Javier, que se est¨¢ planteando si el a?o que viene valdr¨¢ la pena sembrar para que los topillos se vuelvan a zampar sus 32 hect¨¢reas de cebada. "18.000 euros tirados a la basura", se lamenta.
A dos kil¨®metros de Castellanos, en Barrom¨¢n, Pablo Luis Vel¨¢zquez cruza la carretera en direcci¨®n al bar Los Arcos, donde la mayor¨ªa de las tertulias giran alrededor de los topillos. "Hay tantos", exclama Pablo Luis, "que parece imposible acabar con ellos". Sus fincas de ma¨ªz y remolacha est¨¢n rodeadas de garrafas de agua con el cuello cortado y semienterrado para que los roedores caigan y se ahoguen. "Cada d¨ªa sacamos entre 1.000 y 1.500", afirma Pablo Luis. Pero el topillo se reproduce a toda prisa: las hembras son f¨¦rtiles al mes de vida, y pueden parir hasta 11 cr¨ªas de una vez.
Los topillos no contagian la rabia, pero no se ha descartado que transmitan la tularemia, o fiebre de los conejos. Por si las moscas, el centro de salud de Madrigal ya ha vacunado a "dos o tres" ni?os mordidos por topillos, dice uno de sus m¨¦dicos, Rufino Coca, que recomienda tranquilidad: "No hay tanto peligro. Las farmacias vigilan la calidad del agua y el Ayuntamiento est¨¢ limpiando las calles". La Consejer¨ªa de Sanidad ha distribuido 160.000 folletos con consejos. El m¨¢s obvio es evitar el contacto con animales muertos o enfermos.
A las dudas sobre los efectos perniciosos de los topillos se suman las especulaciones sobre el origen de la plaga. La versi¨®n de la Junta coincide con la de los expertos: el c¨¢lido invierno facilit¨® la supervivencia de los roedores, que continuaron procreando sin cesar.
El Gobierno regional ha reaccionado aprobando un plan especial contra la plaga, que incluye la labranza a fondo de los campos, la limpieza de las cunetas ocupadas por los topillos y el refuerzo de los controles sanitarios. Los agricultores de la zona, como Collado, creen que las medidas llegan "tarde".
En el parque de Castellanos, las madres se preguntan cu¨¢ndo se librar¨¢n de los topillos. Una vecina zanja la discusi¨®n con sorna: "Como no llamemos al flautista de Hamelin...".
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