Amenaza p¨²blica
Cuando un juez, en lugar de hablar por la boca de la ley cuando pone sentencias, habla por la de sus creencias u opiniones particulares, se convierte en una seria amenaza p¨²blica, quiz¨¢s una de las m¨¢s graves que puede sufrir el orden jur¨ªdico democr¨¢tico. No s¨®lo se pervierte y desnaturaliza la jurisdicci¨®n, sometiendo su ejercicio al juicio de valor subjetivo y personal del juez y no al imperio de la ley, sino que se lesionan grav¨ªsimamente los derechos del ciudadano que acude a la justicia en busca de amparo y protecci¨®n. Se comprende, pues, la alarma provocada por las ¨²ltimas sentencias dictadas por el juez de familia de Murcia Fernando Ferr¨ªn Calamita en un caso de adopci¨®n y otro de custodia, basadas no en argumentos jur¨ªdicos derivados de la ley, sino en consideraciones personales sobre la homosexualidad de la pareja adoptante y de la madre solicitante de la custodia.
El Consejo del Poder Judicial ha abierto una investigaci¨®n que deber¨ªa resolverse cuanto antes, pues no es admisible que un juez deniegue o conceda adopciones o custodias seg¨²n la orientaci¨®n sexual de quienes las solicitan. A este juez habr¨ªa que decirle cuanto antes que el C¨®digo Civil no hace distingos y que la Constituci¨®n de 1978 proh¨ªbe cualquier tipo de discriminaci¨®n en raz¨®n de la orientaci¨®n sexual. Hace tiempo que el Consejo del Poder Judicial debi¨® tomar cartas en el asunto y no permitir, al menos, que este juez, con amplios antecedentes sobre sus dificultades para aplicar la ley al margen de sus creencias u opciones morales, llegara a ejercer en un juzgado de familia, donde sus prejuicios hom¨®fobos encuentran campo abonado.
El juez en cuesti¨®n se dio a conocer hace 20 a?os cuando acababa de ingresar en la carrera: orden¨® detener a dos j¨®venes en top less en una playa, las mantuvo detenidas durante tres d¨ªas y abri¨® un proceso por esc¨¢ndalo p¨²blico, sin que nadie le llamara la atenci¨®n sobre tama?o abuso de poder. Ahora se ha mostrado radicalmente en contra del matrimonio homosexual y la adopci¨®n de ni?os por parejas de esa orientaci¨®n sexual y ha mostrado su disgusto con la ley de divorcio y la de violencia de g¨¦nero. Pero en lugar de cambiar de juzgado, para no poner a prueba sus creencias o prejuicios, o de cuestionar la constitucionalidad de estas leyes, otra opci¨®n legal en sus manos, ha optado por aplicarlas a su modo, echando mano de los peores y m¨¢s vulgares t¨®picos sobre la condici¨®n homosexual. Algunos vocales del Consejo Judicial dudan de que este juez est¨¦ capacitado para ejercer. Desde luego, su forma de ejercer la jurisdicci¨®n parece estar basada, tanto o m¨¢s que en los c¨®digos, en la Biblia y Camino, sus dos libros de cabecera, seg¨²n ha confesado. No es ¨¦se el modelo de un juez constitucional.
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