"Hemos vuelto del infierno"
Dos enfermeras b¨²lgaras y el m¨¦dico palestino relatan al llegar a Sof¨ªa el horror de sus ocho a?os de cautiverio en Libia
"No podemos olvidar lo que hemos pasado, pero ya hemos perdonado", afirm¨® Nasia Nenova, que junto con Kristiana Valcheva y el m¨¦dico de origen palestino Ashraf Alhajouj fueron los ¨²nicos lo suficientemente enteros como para enfrentarse ayer a los periodistas en una ca¨®tica rueda de prensa en Sof¨ªa. "Hemos vuelto del infierno al para¨ªso pero a¨²n no hemos saboreado la libertad", dijo Valcheva.
Apenas hab¨ªan pasado 36 horas desde que el avi¨®n presidencial franc¨¦s traslad¨® desde Tr¨ªpoli a Sof¨ªa a las cinco enfermeras b¨²lgaras y al m¨¦dico, detenidos en enero de 1999 bajo la acusaci¨®n de haber inoculado el virus del sida a 438 ni?os en el hospital pedi¨¢trico de Bengasi (Libia). "S¨®lo Dios sabe que un d¨ªa demostrar¨¦ a todo el mundo que siempre fuimos inocentes", afirm¨® Alhajouj.
"No podemos olvidar lo que hemos pasado, pero ya hemos perdonado", dice Nasia
La tensi¨®n sufrida se palpaba en cada una de las palabras de los tres. Las otras enfermeras ni siquiera tuvieron fuerza para asistir a la convocatoria con la prensa. Seg¨²n Valcheva, el "peor de todos" fue el primer a?o, en que las cinco enfermeras permanecieron en un cuartucho de una comisar¨ªa con un ¨²nico colch¨®n por todo mobiliario.
Ninguno quiso referirse a las torturas sufridas, aunque los tres se declararon a favor de testificar "en un juicio contra la tortura". Nenova, que trat¨® de suicidarse porque no soportaba el tormento y las vejaciones, reconoci¨® haber recibido descargas el¨¦ctricas. La enfermera, que ya ten¨ªa hechas las maletas para volver a Bulgaria cuando la detuvieron, dijo de su primera noche en Sof¨ªa que no hab¨ªa dormido bien. "Necesito m¨¢s tiempo para asimilarlo y para adaptarme a la libertad".
"Nos detuvieron el 9 febrero de 1999 y hasta marzo de 2000 no vimos a un abogado. En ese a?o s¨®lo nos visitaron cuatro veces los diplom¨¢ticos de la Embajada de Bulgaria, pero no nos dejaban hablar con ellos", dijo Valcheva. El marido de esta enfermera, Zdravko Georgiev, tambi¨¦n fue detenido cuando comenz¨® a buscarla por todo Bengasi, la segunda ciudad de Libia, y estuvo en la c¨¢rcel hasta 2004. Despu¨¦s no le dieron permiso para salir del pa¨ªs y permaneci¨® en la Embajada de Sof¨ªa en Tr¨ªpoli hasta el martes, en que subi¨® al avi¨®n franc¨¦s.
Los seis fueron ingresados ayer en el elitista hospital militar de Sof¨ªa, que utiliza la c¨²pula dirigente b¨²lgara, para realizarles un chequeo f¨ªsico y psicol¨®gico. El director del centro, el general Stoyan Tonev, declar¨® que sufren el "s¨ªndrome del submarinista", que suele afectar a personas que han vivido "encerradas durante mucho tiempo en espacios peque?os y en malas condiciones".
"En el mundo ¨¢rabe no hay derechos humanos", subray¨® Alhajouj, para destacar que el horror padecido le podr¨ªa haber pasado en cualquier otro pa¨ªs ¨¢rabe porque detr¨¢s de lo sucedido est¨¢ "la corrupci¨®n que pudre Libia y otros muchos pa¨ªses". "Yo siempre consider¨¦ a Libia mi pa¨ªs", dijo. El m¨¦dico lleg¨® a Tr¨ªpoli cuando ten¨ªa dos a?os.
"Si [Libia y los familiares de los ni?os] buscan la verdad del contagio del sida, tendr¨¢n que buscar fuera de nosotros porque somos todos inocentes", insisti¨®.
El martes, cuando llegaron, fueron recibidos por el presidente Georgi Parvanov, que les obsequi¨® con el indulto, ya que los seis -Alhajouj recibi¨® la nacionalidad b¨²lgara en junio pasado- hab¨ªan sido extraditados para cumplir en Bulgaria la cadena perpetua impuesta tras conmutarles la pena de muerte. En dos ocasiones anteriores, en 2004 y 2006, les hab¨ªa sido confirmada la pena capital.
El m¨¦dico, de 37 a?os, acudi¨® acompa?ado de sus padres, que actualmente residen en Holanda y que no pod¨ªan contener la emoci¨®n de verle con vida. "Agradezco a todo el mundo la liberaci¨®n de las enfermeras y de mi hijo", dijo la madre en ¨¢rabe, mientras Ashraf la tomaba por los hombros y traduc¨ªa al ingl¨¦s sus palabras.
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