Enganchadas al final feliz
Ellos marcan pectoral y ellas cinturas de avispa en portadas atrevidas y coloristas, arropadas por t¨ªtulos como Dulce y salvaje, Hacerse ilusiones o A¨²n te llevo en el coraz¨®n. Novela rom¨¢ntica, de sentimientos, chick lit o literatura rosa, cualquiera de esas definiciones encaja con un g¨¦nero en alza cimentado en dos reglas b¨¢sicas: historias de amor y final feliz. Triunfan los escenarios ex¨®ticos, las grandes sagas, los fen¨®menos paranormales, la Regencia y las historias ¨¦picas de la legendaria Escocia. Del lado de las lectoras se encuentran mujeres compulsivas, fieles y apasionadas, con una edad que oscila entre los 20 y 50 a?os, capaces de devorar los nuevos t¨ªtulos y esperar ansiosas las novedades.
Buena parte de los t¨ªtulos se venden en centros comerciales
Espa?a parece vivir en los ¨²ltimos a?os una explosi¨®n de t¨ªtulos y de lectoras. Los editores tradicionales han descubierto un nuevo mercado del que no conocen gran cosa pero algunos han decidido arriesgarse y crear sellos especializados, en un g¨¦nero copado por el p¨²blico femenino. Plaza & Jan¨¦s ha recuperado Arlequ¨ªn; Esencia, del grupo Planeta, ya dispone de una edici¨®n de bolsillo; Manderley, del grupo Santillana, despuntar con novedades interesantes; Urano cuenta con Titania, Mondadori con Cisne... No son los ¨²nicos. Los nuevos t¨ªtulos registran ventas de entre 4.000 y 7.000 ejemplares y se publica una media de 15 novedades mensuales, en su mayor parte traducciones del ingl¨¦s. El movimiento de t¨ªtulos es tan r¨¢pido que tal como salen se consumen. "Se trata de un mercado estable, donde no se producen grandes fracasos y en el que las reediciones son impensables", aclara Laura Falc¨®, directora general de Esencia. En el a?o 2000, el porcentaje de venta en el mercado espa?ol era m¨ªnimo y el a?o pasado lleg¨® al 4%, lo que supone unos ingresos de unos 30 millones de euros, de los cuales el 55% son ediciones en r¨²stica y el 45% restante, en bolsillo. Las cifras a¨²n no han tocado techo.
El auge experimentado por es
te tipo de literatura no ha conseguido, sin embargo, mejorar su imagen. Hay gente que todav¨ªa arruga el ce?o cuando oye hablar de la novela rom¨¢ntica y autoras que se ocultan bajo un seud¨®nimo. "?ste es un pa¨ªs cargado de complejos especialmente en el terreno del sexo, del amor y de la pol¨ªtica", asegura desde su casa en Asturias Cor¨ªn Tellado. A sus ochenta a?os, con graves problemas en la vista y sometida a di¨¢lisis, la dama de la novela rosa espa?ola por excelencia, con casi 4.000 obras publicadas, sigue en activo. En uno de sus viajes por San Francisco, Cor¨ªn Tellado comprob¨® c¨®mo las mujeres adquir¨ªan sus novelas en el quiosco y se las llevaban tranquilamente a la playa, algo impensable en nuestro pa¨ªs, donde en la ¨¦poca en la que ella empez¨® a escribir una mujer pod¨ªa ser tachada de prostituta si paseaba con un hombre de la mano. Hubo un tiempo tambi¨¦n en que Yolanda Domenche, inform¨¢tica de 34 a?os y gestora de la p¨¢gina web elrinconromantico.com, forraba los libros para salir a la calle, pero la situaci¨®n ha cambiado: "Las mujeres nos hemos liberado y ya no nos averg¨¹enzan ciertas cosas. Ahora se habla abiertamente de sexo y algunas de las novelas son de alto contenido er¨®tico", a?ade.
La normalizaci¨®n del g¨¦nero ha llegado acompa?ada tambi¨¦n de una oleada de hero¨ªnas que poco tiene que ver con las mojigatas de anta?o. Ellas saben c¨®mo llevar una relaci¨®n y c¨®mo moverse por el mundo, aunque, como corresponde a la norma obligada del g¨¦nero, luego caigan rendidas al amor "verdadero". No es ajena tampoco al ¨¦xito del g¨¦nero una hornada de ilustradores que han convertido las portadas en un reclamo m¨¢s. "Lo destacable de los ¨²ltimos a?os no es el aumento del n¨²mero de lectoras", asegura la escritora argentina Florencia Bonelli. "Lo que ha subido ha sido la oferta de libros, que era muy pobre. Puede ser que, como consecuencia de esta presencia m¨¢s rotunda en el mercado, nuevas mujeres hayan conocido el g¨¦nero -algunas me dicen que no ten¨ªan idea de que existiesen libros tan emocionantes- y se hayan hecho adeptas, no porque carezcan de vida amorosa o porque la que tienen no las satisface sino, simplemente, porque no hay nada m¨¢s gratificante y bello que leer una buena historia de amor".
Pese a los avances vividos y el
optimismo de los amantes del g¨¦nero, muchas librer¨ªas no cuentan con estos libros entre sus fondos. Otros, los m¨¢s punteros, ya han colocado bien visible una secci¨®n de rom¨¢ntica. La mayor parte de los t¨ªtulos se venden en grandes almacenes -un 70%-, en tiendas online de segunda mano y en mercados callejeros. Hasta no hace mucho funcionaba el boca a boca, pero ahora las lectoras controlan el mercado a trav¨¦s de la red y, en cierto modo, es precisamente ese espacio virtual el que ha posibilitado la explosi¨®n actual. A trav¨¦s de esas p¨¢ginas virtuales las internautas reclaman nuevas obras de sus autoras favoritas, critican despiadadamente lo que no las convence y protestan si las traducciones no se encuentran a la altura. Un ejemplo. Elrinconromantico.com ha recibido 700.000 visitas, algunas desde Florida o de pueblos remotos de Chile y se han dado foros en los que han participado hasta 300 personas. De hecho, muchas de las internautas se conocen desde hace a?os. La influencia de estas p¨¢ginas es tan fuerte que se han detectado ataques de hacker tratando de sabotearlas.
Hasta ahora el mercado parece dominado por las autoras anglosajonas. Son las reinas del mercado. Entre las superventas destacan nombres como los de Julie Garwood, Linda Howard, Luisa Kleypas, Robin Schone, Diana Gabald¨®n o J. R. Ward. Y entre las de habla hispana ?ngela Becerra o Florencia Bonelli empiezan a alcanzar puestos destacados, pero la falta de firmas ha provocado que algunas editoriales empiecen a lanzar sus redes hacia periodistas o columnistas de moda en busca de posibles autoras, especialmente en lo que se conoce como chick lit, un g¨¦nero surgido a ra¨ªz del ¨¦xito del Diario de Bridges Jones, best seller escrito por Helen Fielding en los noventa, protagonizado por una hero¨ªna superficial, rom¨¢ntica y nada feminista. Tras su estela triunfan autoras como Candace Bushnell, creadora de Mujeres en Manhattan y autora de Sexo en Nueva York, que dio lugar a la conocida serie televisiva. Este subg¨¦nero de la novela rom¨¢ntica se caracteriza por utilizar entornos urbanos y argumentos centrados m¨¢s en la vida de la protagonista que en su relaci¨®n de pareja. En general, se trata de mujeres trabajadoras y de ¨¦xito, casadas con j¨®venes atractivos pero dispuestas a hacer barra y ligar si se tercia.
Como lectores los hombres ocupan porcentajes muy bajos. Seg¨²n datos de la directora general de Esencia, el 80% de los compradores son mujeres. La relaci¨®n del hombre con esta literatura se puede comparar con su actitud ante las revistas denominadas del coraz¨®n. "Ellos no las compran, pero las leen", a?ade Laura Falc¨®. Por experiencia propia Bonelli llega un poco m¨¢s lejos: "Los hombres desde?an el g¨¦nero ('eso es cosa de mujeres', dicen) pero cuando, creyendo que se trata de una novela hist¨®rica, como sucede en mi caso, toman el libro y luego no pueden dejarlo. Y no los atrapa solamente la referencia hist¨®rica sino que se fascinan con el romance de los protagonistas. Tengo muchos lectores que me escriben a mi casilla de correo confes¨¢ndome cu¨¢nto les ha gustado la historia de amor", asegura Florencia Bonelli.
?C¨®mo se justifica entonces el
desd¨¦n de la cr¨ªtica? "Muchas veces me he hecho esta pregunta y he tratado de analizar el porqu¨¦ de esta actitud, sin llegar a elaborar una respuesta que me satisfaga. ?Ser¨¢ porque reivindica viejos valores (los de la fidelidad, los de la caballerosidad, los de la nobleza) que est¨¢n pasados de moda? ?Ser¨¢ porque ya nadie cree en el amor eterno? ?O porque no les gustan los finales felices, los tildan de cursi?", concluye Bonelli.
Algunos estudiosos del g¨¦nero argumentan que el boom de la novela rosa podr¨ªa estar relacionado con el auge del n¨²mero de divorcios y la p¨¦rdida de valores. Otros llegan m¨¢s all¨¢: para las mujeres el g¨¦nero cubrir¨ªa el hueco que los hombres llenan con la pornograf¨ªa. Bonelli expresa su desacuerdo con esta teor¨ªa: "La pornograf¨ªa es sexo crudo, sexo por el sexo mismo, pura l¨ªvido. En la novela rosa, en cambio, el sexo es consecuencia ¨²nica y directa del amor, se justifica en el amor, y hablo del verdadero amor, ese que sacrifica todo por el ser amado, ese que dura para siempre".
Autoras, editoras o gestoras de p¨¢ginas web parecen haber crecido con el g¨¦nero. Antes que nada son lectoras. Yolanda Domenche empez¨® a los 12 a?os a leer en la casa de sus abuelos las historias populares de Rafael P¨¦rez y P¨¦rez; con la mayor¨ªa de edad conoci¨® Jane Eyre y a Jane Austen y, a partir de ah¨ª, esa afici¨®n se convirti¨® en fijaci¨®n. Un caso parecido al de Bonelli. Cuando comenz¨® en 1997 a escribir su primera novela -Lo que dicen tus ojos- ya conoc¨ªa bien el g¨¦nero... De hecho, empez¨® a escribir despu¨¦s de haber le¨ªdo una novela llamada El ¨¢rabe, de la inglesa Edith Hull, que le conmocion¨® tanto que hizo estallar en ella el deseo de crear sus propios personajes y sus propias historias.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.