Un a?o en vilo
Francis Calzado, el parricida de Puente Genil, sigue con su vida normal a la espera del juicio
"Est¨¢ todo parado". En calma chicha vive Antonia Garc¨ªa. Ella y su hijo Francisco Calzado Garc¨ªa, de 19 a?os, est¨¢n a la espera de un juicio que les podr¨ªa, de nuevo, cambiar la vida. Los dos residen en Ribera Baja, una pedan¨ªa de Puente Genil (C¨®rdoba) de 480 almas. La tempestad para Antonia y Francis, como le conocen sus amigos, dur¨® 20 a?os. Pero la gran tormenta, la definitiva, lleg¨® el 28 de julio de 2006. Pasaban unos minutos de las tres de la tarde de aquel caluroso d¨ªa cuando la Polic¨ªa Local lleg¨® hasta la calle Cuesta del Molino de Puente Genil alertada por unos chavales que deambulaban por la zona. Los agentes encontraron a Francisco Calzado Calzado, de 44 a?os, tumbado en el suelo y rodeado de sangre. A su lado estaba su hijo Francis, qui¨¦n guardaba en el bolsillo el cuchillo de mesa con el que presuntamente hab¨ªa acabado con la vida de su progenitor. A unos metros de distancia estaban el coche de la v¨ªctima y el hermano peque?o de Francis, que entonces ten¨ªa nueve a?os y que fue testigo del suceso. "He matado a mi padre, ya se acabaron los problemas", fue lo poco que alcanz¨® a decir Francis a los agentes que lo detuvieron hace un a?o.
"Era un chico normal y hace una vida como cualquiera de su edad", repite Antonia.
"Es algo que se ve¨ªa venir, aunque todos nos tem¨ªamos que pasara algo peor", recuerda Domingo Ruiz, alcalde ped¨¢neo de Ribera Baja y amigo de la familia. "Si el padre hubiese dado con la madre la mata seguro", a?ade. Antonia, la viuda, dice que si no hubiera ocurrido aquello ella ser¨ªa la que estar¨ªa enterrada.
M¨¢s de 20 a?os de calvario cuenta Antonia que padeci¨®. Un sufrimiento que luego heredaron tambi¨¦n Francis y su hermano. Los vecinos de Ribera Baja definen al marido de Antonia como una persona pendenciera y violenta que perd¨ªa los estribos cuando se iba de farra. Mientras el progenitor estaba de fiesta, recuerda Ruiz, el resto de la familia segu¨ªa trabajando en el taller de limpieza de metales de Francisco Calzado. Antonia asegur¨® ante la polic¨ªa que diez d¨ªas antes del parricidio el fallecido le propin¨® una paliza. Ella, de madrugada, huy¨® del domicilio. Su marido diez d¨ªas la estuvo buscando.
"?l la maltrataba, yo mismo un d¨ªa antes del suceso alert¨¦ de la situaci¨®n a los servicios sociales del Ayuntamiento, pero me dijeron que sin denuncia no se pod¨ªa hacer nada", asegura Ruiz, quien sostiene que la mujer viv¨ªa aterrorizada y que por eso no denunci¨® formalmente a su agresor.
Aquella tarde del 28 de julio Francis fue detenido y trasladado a la prisi¨®n provincial del C¨®rdoba. All¨ª estuvo cerca de dos meses, hasta que el titular de la Secci¨®n Primera de la Audiencia Provincial de C¨®rdoba decret¨® su libertad sin fianza pero con cargos. Un a?o despu¨¦s la familia desconoce cu¨¢ndo se celebrar¨¢ el juicio, que ser¨¢ con jurado popular. Tampoco Rafael Soria, responsable de la plataforma que se cre¨® para apoyar al chico, sabe nada de la vista oral. Esa plataforma organiz¨® dos manifestaciones multitudinarias de apoyo a Francis y recogi¨® cerca de 8.000 firmas para pedir su salida de prisi¨®n.
Pero aquella primera victoria, aunque consuela a la familia, no despeja todos los temores sobre el destino del chico, al que los vecinos de Ribera Baja tratan con cari?o y protegen.
No ser¨ªa muy acertado decir que Francis ha logrado reinsertarse en estos 12 meses. Porque, seg¨²n el testimonio de sus amigos y vecinos, al joven nunca le ha hecho falta integrarse en la sociedad. Simplemente porque nunca estuvo fuera. "Era un chico normal y ahora hace una vida normal como cualquiera de su edad", repite una y otra vez su madre, con la que Francis vive en la misma casa en la que habitaban antes del parricidio. Y es que Antonia no est¨¢ dispuesta a abandonar esa vivienda porque la levantaron sus hijos y ella con su esfuerzo.
Francis ahora est¨¢ de vacaciones, pero durante este ¨²ltimo a?o ha estado estudiando Ingenier¨ªa T¨¦cnica en la Escuela Universitaria Polit¨¦cnica de Belmez. Cuando fue detenido ten¨ªa pendientes algunas asignaturas de segundo de ESO, que deb¨ªa aprobar para presentarse a la Selectividad. Tras ingresar en la c¨¢rcel de C¨®rdoba, Francis le pidi¨® a su madre que le llevara los libros para poder estudiar. Francis aprob¨® y logr¨® acceder a la carrera. Su madre recuerda como antes ten¨ªa m¨¢s complicado el asunto de los estudios. Por el d¨ªa iba a clase pero, durante la noche, deb¨ªa trabajar en el taller familiar junto a su madre. Antonia ha dejado de lado aquel negocio y, gracias al apoyo del Ayuntamiento de Puente Genil, trabaja como limpiadora en las dependencias municipales.
"Normal". "Tranquilo". "Respetuoso". "Amable". "Muy educado". As¨ª es como definen a Francis los que le conocen. "Sus amigos no le dejan que se venga abajo ni un momento", dice Ruiz. Fueron sus colegas -Pepe, Rafa, Jes¨²s ?ngel...- los que m¨¢s fuerte gritaron en las manifestaciones de apoyo al joven a finales del pasado mes de julio, los que prepararon las pancartas, los que no se cansaban de repetir que era un chico normal que nunca se met¨ªa en problemas. Francis sigue jugando con ellos al baloncesto y al f¨²tbol a la espera de que llegue el juicio en el que tendr¨¢ que recordar aquel 28 de julio de 2006.
El d¨ªa anterior el padre hab¨ªa metido en su coche a Francis y a su hermano peque?o. Durmieron en un camping en M¨¢laga, hasta donde el progenitor hab¨ªa llegado en busca de la madre. Por la ma?ana partieron de nuevo hac¨ªa Puente Genil. Dando vueltas por el pueblo estuvieron hasta que, en un momento dado, padre e hijo se enzarzaron en una pelea. Francis acab¨® apu?alando a su padre con un cuchillo que el hombre guardaba en la guantera del autom¨®vil. El chico y su madre sostienen que fue en defensa propia. Pero los que deber¨¢n determinar qu¨¦ ocurri¨® aquel tr¨¢gico 28 de julio ser¨¢n los integrantes del jurado que se encargue de juzgar este parricidio.
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