?Noticia bomba!
Hacia las ocho de la ma?ana del pasado martes se recibi¨® en las redacciones de los medios de comunicaci¨®n con sede en Madrid un fax sin precedentes. La convocatoria de una rueda de prensa en la sede del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). El convocante, el lugar y la premura (se avisaba con s¨®lo tres horas de antelaci¨®n) levantaron la m¨¢xima expectaci¨®n.
Y, ciertamente, la noticia no decepcion¨®: Alberto Saiz comunic¨® la primera detenci¨®n de un agente del servicio secreto espa?ol por vender informaci¨®n a una potencia extranjera.
Cuando Saiz compareci¨® ante las c¨¢maras, Fl¨®rez llevaba ya m¨¢s de 24 horas detenido en la comisar¨ªa de Puerto de la Cruz (Tenerife) y los registros practicados en su oficina y su casa hab¨ªan arrojado pruebas documentales aplastantes de su traici¨®n.
Era cuesti¨®n de horas que la noticia saliera a la luz, as¨ª que el CNI opt¨® por una explosi¨®n controlada. Pod¨ªa haber remitido una nota de prensa, pero en ese caso las televisiones habr¨ªan rodeado la sede del servicio secreto a la caza de im¨¢genes para ilustrar la informaci¨®n y Saiz no hubiera podido trasladar el mensaje de tranquilidad con el que intent¨® echar agua en el esc¨¢ndalo: "La seguridad nacional no ha estado nunca en riesgo".
La del mi¨¦rcoles fue la primera rueda de prensa de un director del servicio secreto espa?ol, pero no su primera entrevista ni sus primeras declaraciones a la prensa. En otros pa¨ªses hay ejemplos de comparecencias p¨²blicas. Por ejemplo, la jefa del servicio secreto brit¨¢nico MI5, Eliza Manningham-Buller sali¨® a la palestra en noviembre de 2006 para advertir sobre el riesgo de atentado. Hace a?os, ni siquiera se conoc¨ªa el nombre de la persona que ocupaba ese cargo.
El hecho de convocar a la prensa en la sede del CNI y no en el Ministerio de Defensa, del que depende org¨¢nicamente, complic¨® la puesta en escena, pues sus instalaciones no est¨¢n preparadas para recibir a decenas de periodistas.
En todo caso, la pol¨¦mica sobre la rueda de prensa de Saiz -convertida en eje de la cr¨ªtica del PP- ha eclipsado la decisi¨®n que est¨¢ en el origen de la misma: la de poner a disposici¨®n judicial al presunto traidor.
La legislaci¨®n permite al CNI efectuar registros con autorizaci¨®n de un juez especial del Supremo. Sin embargo, lo hallado en este tipo de registros carece de validez como prueba ante los tribunales. Por eso, el CNI decidi¨® denunciar el caso a la fiscal¨ªa y llevarlo ante la justicia ordinaria; los juzgados de instrucci¨®n de Tenerife, primero, y de Madrid, despu¨¦s.
El problema es que el sumario acabar¨¢ por ser p¨²blico y se ver¨¢ que fue Rusia la potencia que compr¨® los secretos de Fl¨®rez, aunque Saiz evit¨® por todos los medios citar el pa¨ªs.
A¨²n as¨ª, expertos en inteligencia descartan que ello pueda provocar una crisis diplom¨¢tica: "?C¨®mo vamos a reprochar a un servicio secreto que compre la informaci¨®n que un traidor acude voluntariamente a ofrecerle? Nadie que se dedique a este negocio dejar¨ªa de hacerlo".
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